Ah,
el proteron hysteron. No,
mira, si tu quieres, ya hablas de entrar, ya estás fuera. No lo digo
de broma, ni para atacar, ni para golpear, ni nada. No tiene ninguna
función moral, ni está siendo para iniciar, ni para iluminar, ni
para que se mejore ni nada. Algo
que es como es, el “yo quiero” o el “yo no quiero”, no cuentan a la hora de conocer la verdad. No se trata de que yo quiera, o yo no quiera, conocer la geometría, se trata de, el tema se me impone. Pero no dice, yo quiero entrar en el mundo de la geometría. Ni siquiera hace falta esa postulación. Por eso dije, que si uno se preocupa de, yo voy a pasar la puerta, yo no puedo, en el momento en que hay esa preocupación, ya no hay puerta, ya no hay nada, estamos en otro mundo en donde no hay ni entrada ni salida, ¡no hay nada!, no hay todavía psicología. Lo del proteron, lo del primero-último, no se relaciona con el yo, ni con la curiosidad ni con la disponibilidad que uno pueda tener, lo que haya en uno o lo que no haya en uno, sino que se relaciona con un estilo lógico, en este tipo de temas, que no sigue la lógica usual, la lógica de la representación, la lógica exterior, donde lo último tiene que venir después de lo primero, lo primero es siempre antes de lo último, sino que pertenece a la lógica del reino del Alma, o a la lógica dialéctica de la que hoy vamos a hablar, donde curiosamente, no...lo voy a poner en el ejemplo de Giegerich...es imposible aprehender la dimensión del daimon si no se está, ya, en esa dimensión.
que es como es, el “yo quiero” o el “yo no quiero”, no cuentan a la hora de conocer la verdad. No se trata de que yo quiera, o yo no quiera, conocer la geometría, se trata de, el tema se me impone. Pero no dice, yo quiero entrar en el mundo de la geometría. Ni siquiera hace falta esa postulación. Por eso dije, que si uno se preocupa de, yo voy a pasar la puerta, yo no puedo, en el momento en que hay esa preocupación, ya no hay puerta, ya no hay nada, estamos en otro mundo en donde no hay ni entrada ni salida, ¡no hay nada!, no hay todavía psicología. Lo del proteron, lo del primero-último, no se relaciona con el yo, ni con la curiosidad ni con la disponibilidad que uno pueda tener, lo que haya en uno o lo que no haya en uno, sino que se relaciona con un estilo lógico, en este tipo de temas, que no sigue la lógica usual, la lógica de la representación, la lógica exterior, donde lo último tiene que venir después de lo primero, lo primero es siempre antes de lo último, sino que pertenece a la lógica del reino del Alma, o a la lógica dialéctica de la que hoy vamos a hablar, donde curiosamente, no...lo voy a poner en el ejemplo de Giegerich...es imposible aprehender la dimensión del daimon si no se está, ya, en esa dimensión.
Por
lo tanto, lo que parecería ser el objetivo del discurso psicológico,
lo último, lo que aprendo, si en mi se da una comprensión de cómo
poder acceder al reino del daimon, resulta
que esto último, ¡tiene que estar al principio! Porque si no está
al principio, no se puede llegar. ¿Se entiende lo que quiero decir?
Es
en este sentido, que lo último, es lo primero. No hay una transición
gradual del interés egóico, al plano del daimon. No
hay camino que lleve de un reino a otro. Por lo tanto se tiene que
estar ¡ya! Estoy hablando en simbolos cuando digo plano del daimon.
Se tiene que estar ¡ya! , en la
dinámica del Alma, para captar la dinámica del Alma.
-(Comentario
del público)
Pero
se va desplegando sólo para un punto de vista ¡que ya está ahí!
No hay forma de ir entrando progresivamente, estar en un plano donde
no se percibe la dinámica del Alma, y poquito a poco, se empieza a
percibir. Sino que si estás en el plano en que no la percibes, en el
plano en que todo problema psicológico es un problema, por ejemplo,
humano, y nos preocupa la gente, y lo que la gente siente, lo que la
gente piensa, y cómo la gente vivirá, y todo esto, ahí no estamos
en un terreno psicológico en el sentido de Giegerich. Ahí no hay
aproximación gradual. Mientras se esté ahí, no se puede percibir
lo otro. Para percibir lo otro ya hay que estar en el plano donde lo
otro es posible, que es, en un plano donde no aparece la gente y sus
dificultades, sino que aparece el Alma y su despliegue. ¿Entienden?
En
este sentido, lo último es lo primero. En este sentido no hay un
camino progresivo entre, el camino no es hacia un mañana, sino que
el camino es hacia un presente. ¡Ya está presente o no está
presente! No se hará presente nunca, no es la promesa de un fin, más
adelante...así empezamos a hablar de esto...sino que la finalidad de
lo psíquico no está en el tiempo, está en un presente más
completo que el presente instantáneo. ¿Si, se entiende esto? Todo
está en el artículo del primer Giegerich que empezamos a leer,
donde decía que la característica del fenómeno psíquico es que la
finalidad la tiene el fenómeno y no el sujeto. Que lo característico
del Alma es que toda expresión del Alma tiene su propio fin, su
propia meta, pero que esa meta no es temporal, no es mañana, no es
un camino evolutivo que camina por etapas para llegar a un objetivo,
sino que está libre de toda temporalidad. Esto, no me quiero
impacientar, pero no lo voy a volver a explicar, porque ha tomado las
dos primeras charlas. Eh, esto lo pueden volver a oir, eh, no puede
ser que hoy lo vean como por primera vez, porque ya está dicho, ¿no?
A
raíz de explicar eso, que pasamos a todo este discurso, de la vida
lógica del Alma, de la diferencia que hay en la perspectiva, la
perspectiva del ego, la perspectiva antropológica, el mundo de la
física cuando nos tenemos que atener a lo que perciben nuestros
sentidos, y el Alma, o el reino de la física cuando hablamos de la
física subatómica, que jamás será percibido por nuestros sentidos
sino que requiere un instrumental especial. ¿Si? Y así como se
puede hablar de partículas que no vemos, nuestros ojos no dan para
ello, pero que sin embargo constituirían hoy en dia, la verdadera
realidad material para la física, también, el fenómeno psíquico
no se puede ver desde la perspectiva del ego, que ve gente con
problemas, sino que requiere una mirada distinta, ante esa mirada se
borra la gente, pero aparece otro plano, ¿se entiende esto?
¡En
eso estábamos! Es característico de Giegerich este continuo salto
entre dos planos, un plano de sentido común, un plano inmediato, un
plano que él llama egóico, que no está mal, que es el plano del
sujeto de la vida cotidiana, de la persona concreta que cada uno de
nosotros es, de la persona concreta que, quiera o no, tiene que
preocuparse por sobrevivir, por hacer su vida, que tiene sus
intereses en la vida, pero que si no se dejan en la puerta del
conocimiento, no puede conocer, porque lo que llama conocer es cubrir
sus necesidades. ¿Se entiende esto?, es algo muy sencillo, creo que
cualquier persona que haga matemática lo entenderá, y te dirá,
bueno, si tú vienes a la clase de matemática, dejas a tu esposa, a
tus hijos, a tu sueldo y a tu pagaré en la puerta, y vienes a
escuchar el discurso de matemática. Si estás aquí pensando en tu
pagaré y en tu esposa, entonces no estás aquí, eh, no es que yo te
eche, tú mismo te has descalificado si no puedes dejar de lado eso,
y atender a la matemática. ¡No es lo mismo!, ¡Ni más ni menos!,
¿no?
Vuelvo
a insistir, no estamos hablando de un reino para iniciados, seres
espirituales, en conectar, ¡no! Estamos hablando del simple amor al
saber. El yo de cada dia está demasiado preocupado en lo suyo, para
poder interesarse en algo que va más allá. Hay otro plano en
nosotros pero ya no es ese, o hay que distinguirlo de ese, que es el
que Giegerich dice, es el sujeto del conocimiento, de cualquier
conocimiento. Pero el que nos interesa a nosotros es el conocimiento
psicológico. Que no es matemático, que no es físico, que no es
químico, pero que requiere el mismo desapego que cualquier otro
campo de conocimiento. ¿Se entiende esto?
Si
un químico va a hacer química desde su posición política, no va a
hacer química, ¿se entiende?, y va a decir, voy a ir en contra de
esta teoría porque a mi me gustaría que fuera esta otra teoría,
toma. Los gustos y disgustos no entran en el terreno de la química.
Si uno va con sus gustos y disgustos, automáticamente uno está
descalificado, ¿verdad?
Curiosamente
no pasa esto con la psicología, la gente se agarra a una psicología
que defienda sus ideas, sus expectativas, que le de sentido a su
vida, que le sirva como referencia para vivir, y eso, entonces, no es
psicología, sino que es, ideología. ¿verdad? Si se está haciendo
ideología, entonces no se está haciendo psicología. Si se quiere
hacer psicología hay que dejar a ese que se preocupa por el sentido,
por encontrar una referencia para vivir, ¡en la puerta!, para dejar
paso a otro que lo único que quiere, es la verdad. ¿Si? La verdad.
Esto te lo pedirán en matemática, te lo pedirán en química, te lo
pedirán en física, te lo pedirán en teoría musical, te lo pedirán
en corte y confección, si quieres aprender a coser, tienes que
olvidarte cómo pagarás mañana y prestar atención a cómo se hace.
Pero sorprendentemente la gente no tiene esta disponibilidad, cuando
se trata de la psicología. Esto demuestra qué rebajada está, qué
al servicio de intereses, de ventajitas, o de preocupaciones
espirituales, y qué poco amor por el saber, o qué olvido, o qué
desatención por el tema de la verdad cuando se trata, del ser
humano. Ya no digo solo la psicología, sino que a la filosofía le
va a pasar algo parecido, y a la sociología también le va a pasar
algo parecido. Todas estas disciplinas, donde lo que entra en
cuestión es la dinámica de lo que sea el hombre, siempre se ven
teñidas de propuestas ideológicas. De la teoría que conviene para
conseguir el propósito que uno quiere conseguir, el que sea, eh, y
nunca la pregunta previa, de la verdad. ¿Se entiende esto?
En
este sentido Giegerich es bastante rompedor, con lo que son las
tendencias del tiempo en que vivimos. El tiempo en que vivimos es un
tiempo cada vez más ideológico, en todos los terrenos. O más
idealista, en la convicción de que solo hay hechos empíricos, que
se muestran a si mismos en laboratorios, lo cual oculta una terrible
ideología, o el hecho de que, tenemos que promover la visión que
nos haga más feliz. Si somos de izquierdas una visión que soporte a
la izquierda, si somos de derechas una visión que soporte a la
derecha. No importa si hay verdad o no, lo importante es ganar las
elecciones. Bueno, eso es lo otro, ¿no? Los dos fenómenos muestran
una pobreza, un olvido del tema de la verdad, que impresiona.
Característica del siglo XIX y del siglo XX, eh. No importa ya la
verdad, no, lo que importa es el control de la realidad, la
imposición de una doctrina ideológica.
En
este sentido, o, en los esotéricos, en encontrar una doctrina que le
de sentido a mi vida y me permita evolucionar. ¿Se entiende esto? Y
cuando uno le pregunta al esotérico, vamos a explicitar qué quieres
decir por evolucionar, las cosas se ponen difíciles. Porque se me
habla de un saber absoluto que, o lo tengo o no lo tengo, o de un
saber que no se puede decir, porque es tan intuitivo que, o lo sabes
o no lo sabes. Lo que me están diciendo es que es un saber, que ni
siquiera es saber, porque no se somete al esfuerzo del concepto. Es
un saber tan vago, tan impreciso, tan “no saber”, que no se puede
ni siquiera, someter al esfuerzo de definir, y puesto que no puede
definir, todo es “lo mismo”. Eso no es saber, lo llaman saber
porque lo que quieren decir es lo que están diciendo, y entonces es
cuando tu les dices ¡pero di lo que quieres decir!, ¡no lo puede
decir! ¿Se entiende esto?
Esta
incapacidad de hacer el esfuerzo de hacer lo que no deseas, es la
negación de la posibilidad del intercambio, de la comunicación. Es
la negación de la inteligencia. Que es el don que no compartimos con
las demás criaturas vivientes de este planeta...porque sentir, mi
gato siente, tener hambre, mi gato tiene hambre, sentir alegría, mi
gato siente alegría, sentir miedo, mi gato siente miedo, pasárselo
bien, mi gato se lo pasa bien, pasárselo mal, mi gato se lo pasa
mal. Pero poder definir y comunicar inteligentemente, no lo puede
hacer mi gato, es lo único que tú puedes hacer.
Cada
vez que se apela a un conocimiento indecible, algo que se siente pero
no se puede expresar, se nos está reduciendo a la altura de mi gato.
Eso es violencia, ¿se entiende?, es una violencia, es una violencia
decir ¡no accedo a tu humanidad! Accedo al sentimiento que es lo más
particular que existe. Así no hay conocimiento, así hay política
en todo caso, así hay religión. Pero entonces no hay diálogo
posible, no hay forma de investigar conjuntamente. ¿Se entiende lo
que quiero decir? Por lo tanto no hay “logos”, pero la
característica de la psicología es que es psico-logía, ¿logía
qué quiere decir?, discurso inteligente. El discurso del Alma, la
palabra lo dice, es un “logos”, tiene algo que decir, y por lo
tanto se expresa ¡en palabras! No en palabras enunciadas en
castellano, en, ¡no!, en palabras de la inteligencia, se expresa en
conceptos. ¿Se entiende?
El
lenguaje es conceptos, ¡no se puede hablar sin conceptos!, no se
puede, todo lo que digas es concepto, ¡esto es una mesa!, hoy hace
calor, tengo hambre,...estás usando todo el tiempo conceptos. Ahora
se han enterado de algo más. Ya pueden salir de la sala, orgullosos
de saber que toda la vida han usado conceptos.
-(Risas
del público)
¡Eh!
Ya pueden decir que hoy han aprendido que, a diferencia de los gatos,
toda la vida han usado conceptos,...je je je je...¡eh!, ¡y no somos
gatos!...je je je je...
Bueno.
Hablando de estos dos planos, el plano interesado y el plano
desinteresado. El plano que tiene cosas que defender, y aquél que,
con esa hermosa expresión de Giegerich...sólo se puede hacer
psicología con aquello en mi que ya está muerto...¿se
acuerdan?...con aquello en mi o en ti, no con aquello que vive y
piensa en mañana, en pasado, y cómo conseguir lo que quiere, ¡ese
no puede hacer psicología!,...sólo aquél otro que en nosotros está
muerto, ¡ese es el psicólogo en nosotros!, ¿se acuerdan de aquello
que dice?, está distinguiendo continuamente los planos, está, está
claro otra cosa, ¡no hay porqué ser psicólogo! No hay ninguna
obligación, no se tiene porque ser, ¡no se tiene porque ser
matemático!, ¡no se tiene porque ser físico!, ¡ni se tiene porque
ser artista! No todos hemos nacido para ser físicos, no hay
obligación, no vas a ser mejor humano porque te interese o no la
psicología. No vas a ser ni mejor ni peor persona, ¡es que no tiene
nada que ver contigo! ¿Se entiende esto?
Luego
no es, ¡ay, yo tengo que serlo!, porque si no lo soy, ¡he fallado!,
¡no has fallado nada! Pero si alguien tiene una curiosidad por
serlo, que sepas, que el que puede hacer psicología en tí, no es el
que tiene intereses en conseguir algo, sino, el que ya está muerto
para esa vida, y que por lo tanto, pueda mirar, desapaciblemente. ¿Se
entiende esto?
¡Dos
planos, continuamente! Entonces vamos a ver un ejemplo, tomado de
este libro. De cómo él habla de estos dos planos en la forma de un
mito. O en la forma de un cuento. Analizando un cuento, cómo estos
dos planos...es muy difícil, poder precisar,...las imágenes son
necesarias, no son suficientes, pero son necesarias. En un momento, a
ver si lo encuentro, si, aquí está, cuando él dice...en un momento
trata de explicar porqué Jung, de toda la psicología profunda, la
fuente de inspiración de su pensamiento es Jung, y no Freud, por
ejemplo,...porque en Jung, de todo lo que encuentra,...Jung no es una
persona, recuerden eh, cuando dice Jung, le da exactamente igual la
persona, lo que mide, si es infiel o no, le gusta la música clásica
o no, ¡no cuenta!...Jung es el nombre de una obra, no de una
persona. Las personas aquí ¡fuera!, no interesan, lo que interesa
son los pensamientos, que no son de ninguna persona. Se piensan a sí
mismos, lo que importa es la verdad, no quién la dijo o no la dijo.
Estando con Jung, quiere decir, una obra, no una persona. ¿Porqué
ese pensamiento que encontró formulación?, y además, formulación,
según Giegerich, ¡inadecuada!, no la mejor formulación pero única
en su momento, en la obra de Jung, porque en la obra de Jung, en Jung
aparece una idea que no es de Jung, sino una idea ¡que posee a Jung!
Una idea que lo usa a Jung, para expresarse, una idea que no tiene
nombre ni propiedad, porque en el reino del pensamiento, no hay
autores. En el reino del arte, hay autores, la obra de Shakespeare no
es la obra de Goethe, pero en el reino de la verdad, la verdad no
tiene autoría. ¿Se entiende esto?
Podemos
decir, la verdad se expresó en un momento en la obra
de...Newton...pero no es la verdad de Newton. ¿Se entiende esto? Por
lo tanto, cuando estábamos hablando de la búsqueda de la verdad,
los nombres son sólo epítetos, formas abreviadas de, la expresión
que en un momento dado, encuentra esa verdad, que no le pertenece a
nadie. ¿Se entiende esto? Este es el plano en el que, todo el
tiempo, se mueve el discurso psicológico. ¿Eh? Cada vez que caemos
en la chismografía de, ay, pero Jung, ¿era fiel a su mujer o no era
fiel a su mujer?, ¿qué le gustaba a Jung?, hemos perdido la
psicología. Cuando habla de Jung, no habla de la chismografía que
le interesa al yo de todos los dias, que vive en la horizontal, que
vive la historia de ayer y anticipa el mañana, y ve un mundo de
conexiones y de informaciones exteriores, sino al otro, que está en
un plano donde todo eso ha dejado de existir. Porque lo que existe es
un decurso permanente de un logos, de un enunciado. ¿Entienden?
Entonces
Giegerich dice, ¿porqué Jung?, porque sobretodo que, en Jung hay
una “noción”...esto es del artículo que traducí el otro
dia...que encuentra expresión en Jung, y es la noción de “alma
objetiva”, de un Alma que no le pertenece al ser humano, más bien,
que todos estamos contenidos en el Alma. Esta noción, sí que no
está en Freud, de verdad, esta noción aparece realmente en Jung,
aunque muchos psicólogos jungianos y la escuala analítica
tradicional, puedan haber traicionado a esa noción. Pero la noción
está ahí, más allá de que se la traicione o no, ¿eh?
Entonces,
en el tercer capítulo de esta libro maravilloso, que dice...un
desarraigo en la noción...cuenta
lo siguiente...en la era de...la
era, es la era de los cuentos míticos de la tradición escandinava,
eh, o sea, de Suecia, Noruega y Dinamarca, la saga donde se cuentan
los mitos de sus dioses, entonces dice...en la era de...hay
un punto en el cual, el dios germánico Thor, viaja hacia Utgard, o
también en islandés,...hombre,
islandés yo no se, o sea que...Utgarord...pero
lo vamos a llamar Utgard mejor, Utgarord, que se traduciría como el
mundo o el reino afuera, o también se lo puede traducir como el más
allá,...la esfera de los demonios y los gigantes,...la
esfera de los seres míticos, ¿no?, dice...hay un cuento,
en el cual, el dios germánico Thor, viaja a Utgard y entra en el
palacio del rey Utgardaloki, es decir, el rey de Utgard. El rey y sus
hombres, todos gigantes, le recibieron desdeñosamente, debido a su
pequeño tamaño,y le pidieron que demostrara sus capacidades. Porque
Loki, el señor de Utgard, quería demostrarle que, aún siendo
famoso por su enorme fortaleza, no era competencia para sus gigantes.
Una de las tareas que se le dio, fue que levantara del suelo a la
gata del rey. Thor la captó con la mano por debajo de la panza de la
gata, e intentó con todo su poder despegarla del suelo, pero la gata
sólo arqueó la espalda, manteniendo su cabeza y su cola, firmes
sobre el suelo. En un segundo intento volvió a fallar, aunque esta
vez se las arregló para, por lo menos, sacar una pata de la gata,
del suelo. Al siguiente dia, cuando Loki lo había llevado ya, a los
límites de su reino para despedirle, le reveló a Thor la razón de
su fracaso para tratar de hacer una tarea aparentemente tan simple,
había truco de por medio. Lo que Thor había sido engañado, en ver
como un gato, en realidad era una pequeña sección de la serpiente
de Midgard, la serpiente que rodea el universo entero. Utgardaloki y
los otros gigantes, en su palacio, habían estado llenos de miedo
porque podían ver la serpiente y testimoniar cuán cerca había
estado realmente Thor, de llegar a despegarla de la Tierra, rompiendo
casi, el ciclo urobórico, lo cual hubiera tenido consecuencias
catastróficas...
...esta
es la historia, vamos a ver ahora el decurso que hace Giegerich...
El
gato que no es un gato...uno puede interpretar esa historia en
términos de lo que significa dentro de la mitología germánica,
pero en nuestro contexto quiero leerlo como una alegoría de cómo
acercarse a la obra de los pensadores, incluyendo los poetas y otros
artistas...cuando encontramos tal obra, la pregunta es, ¿la leemos
con la mentalidad del sentido común del hombre de todos dias?, ¿o
la leemos como, o mejor dicho, como el Thor de este cuento?, ¿quién
está leyendo en nosotros?, ¿el ego en mi o Thor en mi? Pero aquí
uno podría preguntarse, ¿no es acaso precisamente Thor el que
despliega la perspectiva del sentido común?, de modo que la
diferencia que acabo de hacer entre él y el ego,¿es nula y vacía?
Después de todo, él no es capaz de ver a través...esto
es una pulla a Hillman, que hablaba siempre a través de las cosas,
¿no?...después de todo Thor no es capaz de ver a través
del gato, de ver a través, hacia la realidad más típica de la
serpiente de Midgard. ¿Esto no es acaso una señal de la mentalidad
de sentido común del ego? Pensar de esta manera...dice
Giegerich...sería un error, el fracaso de Thor es
simultáneamente, su marca de distinción sobre el hombre común de
cada dia. El hecho de que Thor fallara en despegar el “gato”...pues
sabemos que no era un gato, era la serpiente que rodeaba el
mundo...el fallo de Thor en despegar el gato muestra que
Thor tuvo un verdadero y real acceso al nivel arquetípico, en
efecto, Thor estuvo en contacto, no solo mentalmente, con la
serpiente de Midgard...hay que
aclarar que el reino de Midgard es el reino de todos los dias, y el
reino de Utgard es reino trascendente del más allá, por eso Thor,
que es el dios de la fuerza de Midgard, había ido a Utgard, y en
Utgard, lo que vio como una gata, era la serpiente que mantiene unido
al reino de Mitgard. El reino de Mitgard es el reino del hombre de la
vida cotidiana. El reino de Utgard en cambio es el reino del más
allá. Thor, de Midgard, había estado en Utgard, y lo que en Utgard
le había parecido como un gato, era realmente la serpiente que
mantiene unido a Midgard, ¿se entiende? El hecho de que
Thor fallara en despegar al “gato”, muestra que había tenido un
verdadero y real acceso al nivel arquetipal, de hecho estuvo en
contacto, no sólo con la mente, con la serpiente de Midgard, había
sido capaz explícitamente, de ver lo correcto desde el comienzo, si
hubiera sido capaz de ver explícitamente a través de la serpiente
desde el comienzo, probablemente no habría intentado despegar el
gato en primer lugar, por lo tanto, se hubiera perdido la posibilidad
de un contacto genuino con el nivel arquetípico. Su acto de “ver a
través” hubiera sido tan solo un sustituto fácil, meramente
intelectual y académico, de tener una relación comprometida con la
dimensión arquetipal. Pero tal como fue, él no se dio cuenta de
antemano con qué estaba tratando, y por lo tanto tuvo que usar toda
su fortaleza. Fue precisamente, de su fallo, lo que le obligó a
darse cuenta que aquello con lo que estaba luchando, debía ser algo
más que un mero gato empírico. En cambio de un ver inmediato y
previo a la experiencia, un ver este nivel arquetipal en su aventura,
su toma de conciencia le viene indirectamente después del hecho,
como una inferencia a partir de su propio fallo.
¿Se
entiende lo que está diciendo? Lo que es lógicamente una inferencia
después del fallo, se describe en el relato de manera narrativa,
como la explicación que Loki le da a Thor a la mañana siguiente. O
sea, en el relato no se dice, que la explicación es a posteriori,
pero se cuenta que Thor lo supo al dia siguiente, cuando Loki se lo
contó. Es la manera que tiene el cuento de decir que la conciencia
vino después del hecho del intento. ¿Se entiende, no? Y es así,
evidentemente.
...en
este sentido, su fallo es el testimonio de la naturaleza arquetipal
de su experiencia...
...Y
esto se conecta con el tema del sacrificio, que vimos en aquella
clase donde tú preguntabas, acerca de la importancia de matar o no
matar para ser Alma, que yo no se si la tendrán presente pero
deberían tenerla, en la que yo insistí, que la diferencia entre
Giegerich y Hillman, que, desde la perspectiva hillmaniana, el reino
de la psique basta en ser una contemplación, mientras que para
Giegerich, lo importante del Alma es que es real, y que es real
quiere decir que opera en la realidad, no se puede ver como algo
separado de lo real, si crees que se la puede ver más allá de la
realidad, lo que está haciendo sin darte cuenta es transformar a la
realidad en algo que es un hecho, y que no tiene Alma, el Alma se ve
pero no está en la realidad, ¿se entiende?, no se dice, Hillman
jamás dijo eso, está implícito en su pensamiento, si tú dices, el
Alma se puede percibir con la mente, separada de la acción, lo que
estás diciendo es que hay un reino de la acción, puro, crudo y
duro, ¡y un Alma!, ¡y un reino anímico que se puede ver! Por lo
tanto está viviendo en un mundo escindido, que automáticamente
acepta que hay una realidad literal sin Alma, y una realidad del Alma
despegada de la experiencia literal. Esto es lo que Giegerich
denuncia todo el tiempo, ¡el Alma es real!, esta separación entre
una realidad sin Alma y un Alma sin realidad y ese intento por que se
las vea separadas, de unirlo, nunca da realidad al mundo porque se lo
des-realiza cada vez más, y el Alma parece colgada en un mundo
platónico y la realidad física, empírica, parece desanimada y
cruda, y el psicólogo lo que intenta, por lo tanto, es unir algo,
porque en su mirada, en su comprensión, sin darse cuenta, ya parte
de una separación.
Y
por lo tanto, tratando de unir algo que tu visión acepta como
separado, lo que tú llamas un acto de unión, comete todo el tiempo,
a pesar tuyo, asegurar la separación. ¿Se entiende esto? Mientras
lo que piensas, el contenido de...no tú eh, de ese pensamiento...el
contenido de ese movimiento, de esa posición psicológica, que es,
quiero unir alma y cuerpo, desde donde mira para poder ver eso, ya
produce una escisión. No es que estén separadas, es que se ven
separadas, porque la colocación del sujeto es, hay un hecho físico,
crudo, muerto, y una imagen que da vida, y el intento es hacer que la
imagen anime el hecho. Es un buen intento, es un intento elogioso, es
un buen intento traer los dioses a este mundo, pero si tú quieres
traer, tú no, la filosofía que practicas, la visión que practicas,
no tú, intenta trae dioses a este mundo, es porque parte
automáticamente, aunque no lo confiese, de una experiencia de este
mundo desdivinizado, y de una experiencia de unos dioses separados
del mundo. Sólo así se puede querer unir algo. Se puede querer unir
algo porque se lo experimenta como separado. Por tanto, es un tipo de
conciencia que concibe una realidad práctica, cadavérica, y que
tiene que animarla apelando a los dioses. Pero antes de apelar a los
dioses ya está marcada por la experiencia de que hay un mundo
muerto. ¿Verdad? Es una conciencia por lo tanto, una colocación que
parte, de un mundo muerto. Y además no le gusta ese mundo muerto,
por eso intenta reavivarlo, re-encantarlo, pero todo intento de
re-encantamiento, se hace sosteniendo la visión que tiene la
experiencia de un mundo material, muerto. ¿Se entiende? Todo lo que
se haga desde ahí, por muy bienintencionado que sea, precede con un
punto de vista que parte y reconoce que hay un mundo muerto. Que hay
un mundo sin Alma y que hay un Alma sin mundo.
Esta
mirada para Giegerich, ya es no-psicológica. ¿Cómo con una mirada
no psicológica que experimenta un Alma sin mundo y un mundo sin
Alma, vas a acceder a la psicología? Esta sería la gran pregunta.
Lo que cuestiona Giegerich, aparentemente el Giegerich más crudo, lo
que hace Giegerich es poner de manifiesto, la crudeza, en este visión
aparentemente poética, pero que consiste en tener que poetizar una
realidad primariamente experimentada como cadavérica. En cambio lo
que propone Giegerich es, ¡no hay realidad cadavérica!, ¡el Alma
es lo real!, no hay nada real que no sea Alma. ¡Y no hay Alma que no
sea real! En el momento que llamamos Alma a unos dioses que ya no son
reales, y realidad, a un mundo desanimado, es que nosotros hemos
perdido el órgano que permite reconocer el Alma en la realidad. Y
nos hemos quedado colgados de una forma de Alma que ya no está viva,
que es la de los antiguos dioses, que nos lleva a experimentar un
mundo, que está muerto. Pero el problema no es que este mundo esté
muerto y que el Alma se quedó con los dioses antiguos, el problema
es que nosotros hemos quedado anclados en una visión que no reconoce
el Alma en lo real, sino que identifica el Alma con una cáscara
dónde estuvo en un tiempo, y ya no está. Y esto nos condena a tener
que experimentar a la realidad de nuestro tiempo como una realidad
sin Alma, que no se parece a esos dioses, y lo que queremos hacer es
traer esos dioses a este mundo, en lugar de descubrir cómo está
presente el Alma, ¡no esos dioses!, el Alma, hoy, en este mundo.
¿Entienden la diferencia que hay?, ¿entienden lo urticante de
ello?, por lo menos hay, se podría decir, es cierto que hay un
intento de re-encantar el mundo, pero para re-encantarlo, hay una
experiencia de des-encantamiento, una experiencia que curiosamente no
se acepta como experiencia de Alma. No se acepta que el
des-encantamiento del mundo, que quiere decir, el momento histórico
en que el mundo ya no está habitado ni por duendes ni por dioses
griegos, es una etapa del Alma, sino que se lo vive como una pérdida
del Alma, ¿pero es una pérdida del Alma, o es una incapacidad por
parte nuestra, de aceptar que el Alma ya no tiene la forma que tenía?
Es decir, y es una obstinación por parte nuestra, de decir, que si
el mundo tiene Alma, tiene que ser el Alma que tenía entonces, la de
los dioses griegos. Que para colmo, según dirá Giegerich, ¿pero
qué tipo de visión animada es esta?, que sólo puede ser vivida por
quien tiene una titulación académica universitaria ¡y en filología
clásica! ¿Porque quienes pueden hablar de Afrodita y de Hades,
sino, los estudiosos de la mitología clásica? O sea, que ninguna
persona de los millones que habitan hoy, conocen a Afrodita ni a
Eros, si tú le dices, mira, el poder de Afrodita, y el poder
de,...bla, bla, bla, a cualquiera en la calle, ¡no saben quién es!,
porque para conocerlo te tienes que ir a estudiar historia o
mitología. Esto quiere decir, ¡que no están vivos! Si estuvieran
vivos no necesitarías ir a estudiarlos. Estarían presentes. Los
griegos, en la época mítica que, no es la de Homero eh, la de
Homero ya es la época filosófica, miles de años antes de Homero,
cuando los mitos no eran literatura, sino cuando era la experiencia
viviente diaria, ¡no tenían que estudiar mitología! Los dioses
estaban presentes, el dia que tenemos que buscarlos en un
diccionario, ya no están más presentes. ¿Se entiende?
La
pregunta es, ¿pero qué está presente hoy? Esa mirada que dice, hay
que ir a buscar a los dioses porque lo que se presenta hoy sin esos
dioses es materia muerta, pone de manifiesto que la muerte, está en
la mirada. Mirada que ve muerte por un lado y dioses por otro, que es
incapaz de ver el Alma, en la vida, tal como se presenta. Y al no ver
el Alma que espera ver, a esta vida, tal como se presenta, le llama
muerte. Le llama materia sin vida, es decir, aquí no hay Alma,
decreta adónde tiene que estar el Alma. ¿Se entiende?, dicen, aquí
no hay Alma, el Alma estaba allí.
En
lo que insiste Giegerich es en decir, ¿quienes somos nosotros para
decretar la forma que el Alma debe tener? ¿No debiéramos nosotros
aprender del Alma? ¿No debiéramos por lo tanto ser nosotros los que
aprenden de la realidad, en lugar de ser quienes decretan lo que debe
o no debe ser real? ¿Comprenden el cambio que hay? Los griegos no
decretaban que debían haber dioses, hablo de los griegos de la época
mítica, en la época en la que para el ser humano, existir era un
modo mítico, ya no lo es más, nos guste o no nos guste. Ya no es
ésta la manera en que, más allá de que querramos o no, es como es
el mundo, cada uno de nosotros se encuentra con un mundo ¡que no es
mítico!, luego la voluntad de cada uno ¡puede inventarse un mito!,
pero un mito que se inventa ya no es un mito. Porque el mito, en la
época de los mitos, no era personal ni individual, la gente no tenía
mitos individuales, la característica del mito es que es de la
historia colectiva. El hecho de que en un momento uno hable de mitos
individuales, significa que ya no se está más en la época del
mito. La esencia del mito no es que sea una historia que eligen las
personas, sino que es la historia comunitaria. ¿Entienden? No tienen
autores los mitos, en la época que el mito vive.
Ahora,
cuando una persona dice, yo estoy buscando mi mito, acorde con mi
vida, la palabra mito perdió su significado original, ¿se
entiende?, se está usando,...es como el burgués gentilhombre, que
se siente maravillosamente especial porque ha descubierto el hablar
en prosa, ¡bueno!, una impostación, ¿no?, ¡mi mito!, porque ya no
es...el tema sería, más allá del mito que tú busques para tí,
¿qué es lo que sé, se está viviendo en el tiempo que es para tí,
todo el mundo en el que tú perteneces, la ha tocado vivir. No te
pertenece querer elegir, poder decidir, desaparece de la vista,
porque el que quiere elegir y puede elegir y puede decidir, es el
juan de todos los días que decide acerca de su vida, pero más allá
de ese yo de cada dia, de cada uno de nosotros, que puede o no puede
hacer lo que puede o no puede hacer, ahí, nos toca más allá de
nuestra decisión, ¿se entiende?
¡Hay
lo que hay, me guste o no me guste! Me entere o no me entere, cada
uno de nosotros está en un momento de la historia, pero no es un
momento elegido. Puedo ignorarlo sin ninguna duda, puedo ignorarlo,
pero lo ignore yo o no lo ignore yo, me rodea y me contiene, me lleva
como el mar lleva a la espuma, es como una puede ignorar que está
en el mar, pero es llevada por el mar. Yo puedo ignorar la historia y
la sociedad a la que pertenezco, pero eso no quita que pertenezca a
esa historia y a esa sociedad. ¿Se entiende?
Ahora
los agarrará la crisis hasta a los que dicen, yo no me entero para
nada, pero no es una cuestión de que te enteres o no, ¡está ahí!,
¡y llegará! Todo depende de cuánta sensibilidad haya en tí para
registrar lo que hay o lo que no hay. ¿Se entiende lo que estoy
diciendo?
Hace
poco un astrólogo, que malinterpreta estos temas, como la mayoría
de la gente, que cree que esto es una cuestión de querer o no, de
ideología o no ideología, y que por lo tanto, Giegerich es algo que
se toma o se deja, porque su visión me gusta o no me gusta, ¿se
entiende lo que estoy diciendo? Es cuestión de que, ¿qué
psicología compramos que nos venga mejor para vender la visión que
nos viene mejor, verdad? Una especie de cosa así. Lo que yo
encuentro realmente detestable, encuentro casi pornográfico, ¿me
comprenden?, encuentro enfermizo, y por cierto, sintomático del
Nihilismo, que es lo que esas personas no quieren aceptar, y sin
embargo, de lo cual son la expresión más rampante, ¿se entiende?,
es parecido a lo de recién, la psicología arquetipal no quiere
aceptar un mundo sin Alma pero, ¡parte de eso!, y por lo tanto, cada
vez que hace algo lo hace desde un punto de partida que lleva a matar
a la realidad, involuntariamente, con buenos propósitos se consiguen
pocas cosas. No importan los buenos propósitos, lo importante es,
¿desde dónde, desde qué perspectiva, surgen esos buenos
propósitos? ¿Cuál es la visión que hace que aparezcan estos
buenos propósitos? Esa visión no se elige, esa visión se padece.
Bueno,
decía que hace dias, que un astrólogo hace poco me decía respecto
a Giegerich, que creo que no le entendía, cuestionando un poco esta
visión,...bueno, Giegerich insiste mucho en la tecnología, es
cierto, Giegerich insiste mucho que vivimos en un mundo determinado
por la tecnología, nos guste o no nos guste, que por lo tanto,
cerrar los ojos ante esto es cerrar los ojos ante lo que forma
nuestra cotidianeidad, nos guste o no nos guste. ¡Estamos rodeados
de aparatejos todo el tiempo! Cada vez somos más esclavos de los
aparatejos y no nos damos cuenta, además creemos que nosotros usamos
los aparatejos, sin descubrir que entregamos energía de manera
compulsiva a los aparatejos. ¡Impresionante, es un rito!, es casi la
religión de hoy, hoy en día la palabra religión no tiene el
significado de antaño de creencias subjetivas, no, tiene el mismo
significado de antaño que es, ¡la devoción que ocupa más tiempo!,
y si durante el Renacimiento todas las familias de Occidente
dedicaban siete horas al día a leer la Biblia, hoy todas las
familias de Occidente dedican siete horas o más ¡a mirar la tele!
No importa que no lo vivan como religioso, eso es cuestión del ego,
lo importante es que el tiempo consagrado más allá de toda decisión
habla de una devoción ¡que el Alma tiene en ellos!, a pesar de que
no sea lo que ellos digan. ¿Ven la diferencia que hay entre lo que
está pasando más allá de lo que uno se da cuenta?
Pues
esta astrólogo me decía, bueno, la tecnología, hay lugares en ese
planeta que parece que Giegerich no lo tome en cuenta, donde Internet
no existe. Y yo le dije, oye, es como si me dijeras que hay lugares
en ese planeta donde no hay industria muy desarrollada, por supuesto
que hay lugares donde no hay industria, pero no hay lugar en ese
planeta que no esté contaminado por la actividad industrial. Y que
poco importa que una población en Amazonas ignore o no, que hay
actividad industrial en este mundo, ¡se encuentran afectados por
ello! Porque el tema no es que el ego de las personas reconozca que
está afectado, el tema es que está afectado lo sepan o no. Y sus
aguas están contaminadas lo sepan o no. Y la lluvia que cae está
contaminada lo sepan o no. No importa que esa gente practique o no
Internet, es una cuestión de ego. Que ellos piensen en verdad no
cuenta, lo que cuenta es que el mundo está tecnificado y que son
victimas de este mundo, lo sepan o no. ¿Se entiende lo que quiero
decir?
Aunque
me diga, hay gente que no sabe, hay gente que vive como si, ¡no
importa el cómo se vive!, no importa la pretensión que uno tenga,
no importa lo que uno sepa o lo que uno ignore, ¡importa la verdad
de lo que pasa, se la sepa o se la ignore! ¿Se entiende? Ahí tenía
un caso claro de falacia antropológica, si la gente no lo sabe
entonces no existe, y si hay un grupo de indígenas que viven en el
Amazonas como si el mundo no estuviera contaminado, ¡el mundo no
está contaminado!, pues no, el mundo está contaminado, además ya
no hay tribus que no sepan, porque está viviendo las consecuencias
de manera terrible, el agua contaminada, las enfermedades, la
desaparición de las especies. Esto, creernos que ellos están en el
Paraíso es propio de, justamente, las poblaciones altamente
industrializadas, que tienen la fantasía del Paraíso del Amazonas.
El que vive en el Paraíso del Amazonas no vive en un Paraíso, esto
te lo puedo asegurar. Esta también es la fantasía de una estructura
lógica post-industrial, que se llena con contenidos no industriales,
piensa en temas no industriales, como el Amazonas, las selvas
vírgenes, pero con una estructura lógica totalmente
post-industrial. ¿Se entiende esto?, esto es un acto de, no, no
egóico, el ego aquí no interviene, eh, pero es una incoherencia, es
una incoherencia, es como una neurosis, es, una mentira. No una
mentira del ego, es un desacuerdo de el mundo en el que uno se mueve
con el mundo en el que el Alma, incluído el Alma en uno, habita. ¿Se
entiende esto?
Entonces
uno ve lo que ve y se cuenta lo que se cuenta, pero uno habita en un
estilo de vida que no coincide con lo que uno ve y lo que uno se
cuenta, y para colmo, el estilo de vida en que se vive, no depende de
las elecciones de uno. Esto es lo que cuesta aceptar sobretodo a la
posición nihilista dónde no hay nada, no hay nada, y todo lo
hacemos nosotros y somos libres de crear, no hay verdad ni mentira,
todo es posible. Es la posición nihilista, no hay nada, todo es
creación, todo, porque todo depende que uno se lo crea o no. Claro,
para esa posición, el aceptar de que hay, más allá de que te guste
o no te guste, lo que hay, y estás condicionado y ese
condicionamiento no se puede cambiar, ¡es como un bajón!, porque
implica aceptar un criterio superior a tu voluntad.
Como
ven, las posiciones aparentemente más liberales, llamémoslas, medio
hippies, o esotéricas, o new age, o junguianas tradicionales, son
las que han hecho un culto de la libertad del ser humano, para crear
incondicionadamente, porque no reconocen ¡nada! más allá del
sujeto, y por lo tanto no creen en una realidad más allá del
sujeto. ¿Se entiende? Curiosamente porque, pareciera ser que es por
un lado, una rebelión contra la excesiva subjetividad, pero en el
fondo es la caída en la más absoluta subjetividad, ¡no hay
parámetros! Esto es lo que anunció Nietzsche, no hay Dios, porque
Dios murió, no es porque no exista, todo está permitido, ahora todo
vale, ¿pero vale todo? Es curioso que lo que la gente más detesta,
como contenido, a Nietzsche, son los que más lo practican.
Volvemos
a lo mismo, lo que se predica no coincide con la estructura de
pensamiento en la que se habita. Se habita en una estructura que
dice, todo vale, y a todo se le puede dar el significado que se le
quiera dar, ¡pero no se acepta como tema! Como tema se acepta la
devoción a lo importante, a lo verdadero, pero de una lógica que
dice, será verdadero lo que yo quiera que sea verdad, será bello lo
que yo decrete, yo, mi estilo de pensamiento, no yo como individuo.
Mi escuela, mi secta, mi grupo, mi línea de acción, mi filosofía,
mis...correligionarios, eh. Cuando digo yo, me refiero a ese, eh, a
una posición ante la vida, que crea la verdad. Es curioso pero los
que más aparentemente más quieren respetar algo, son los que se
mueven en una lógica de que, el sentido se produce, la belleza se
crea, y la verdad se propone, ¿se entiende?, no es que, la verdad se
impone, que la verdad no depende si tú quieres o no, sino que
depende de lo que hay. Parece que esto, parece que costara mucho,
¿no?, dice, ¡yo hago verdad!, ¡la verdad será lo que yo quiera!
¡Pues
no!, ¡No será lo que tú quieras! No lo es. Parece que desde esa
filosofía aparentemente más espiritual, dual, porque se aceptan
cosas, se esconde una verdad terriblemente egóica, terriblemente
egóica, el vacío de la modernidad. Se habla de dioses desde una
posición en la que no hay Dios, ante el cual dar cuenta, sólo está
lo que yo pueda creer. Lo que yo quiere decir, mi línea de
pensamiento, eh. Cuando digo yo no piensen en mi persona en concreto,
no hablo de eso. ¿Se entiende esto?
¡Increible!
Ante esto Giegerich ya lo ha puesto, es el retorno, es como un
despertar, ¿no?, es como la salida del pozo dice, es como un
despertar. Aún en la ilusión de que la verdad se crea, te ves,
colectivamente, atrapado en la verdad del Alma, ¡que no depende de
ti!
Y
la verdad del Alma y la verdad de la historia se parecen mucho. La
historia existe no solo como suma de hechos externos, no en ese
sentido. La historia existe como proceso viviente de despliegue de la
lógica del Alma, dentro de la cual estás instalado, lo sepas o no
lo sepas. ¿Se entiende esto? Bueno, voy a leer un poquito más...he
dado una buena vuelta...háganme preguntas cuando esto no suene,
¿no?,...no voy a volver, no lo voy a repetir, no, es el momento de
afrontarlo, dice...
...dentro
de la estructura del sentido común un gato no puede ser otra cosa
que un gato...así es, ¿verdad?,
¡un gato es un gato, y no me vengas con cuentos!, esto es lo que se
llama una persona realista, ¡un gato es un gato!, ¡y lo demás son
pollas en vinagre!, ese es el mundo de Midgard, en el mundo de
Midgard los gatos son gatos y no otra cosa, no podría de ninguna
manera haber un fallo en levantar un gato, y mucho menos en Thor, el
dios de la fuerza, en el mundo de Midgard sería absurdo que Thor no
pudiera levantar una gato, porque un gato es un gato y nada más que
un gato,...la cosa crucial acerca de la visión que el ego
tiene de la vida, es que el problema de no ser capaz de ver a través,
ni siquiera puede surgir para él, el ego nunca se ve engañado por
tomar un gato por lo que realmente es la serpiente de Midgard, porque
para el ego el gato es de verdad y
en verdad, un gato, no es nada sino un gato, porque tal cosa como una
serpiente de Midgard es un absurdo, para empezar,...¿se
entiende esto?...bajo
tales circunstancias uno ni siquiera tiene que ser Thor, y ni
siquiera tiene que ser tan fuerte como Thor, a fin de ser capaz de
levantar un gato del suelo, cualquiera en Midgard puede hacer
esto...para la mentalidad del hombre de todos los dias, esto es asi,
porque él, por defecto, habita en Midgard, en el mundo ordinario,
cotidiano, diario, el lugar de morada de los humanos, y no importa
cuán lejos puede viajar, por muy lejos que viaje sigue habitando
Midgard. ¿Se
entiende esto?, si.
Y
se puede ir a la Luna, pero es la Luna vivida desde Midgard. Puede
descubrir otros mundos, otros planetas, pero son siempre, extensión
de la perspectiva de Midgard. El espacio físico se puede recorrer,
no importa, Midgard no cambia en el espacio físico. ¿Se entiende lo
que está diciendo? En Midgard las cosas se ven limitadas a su
positividad, es decir, a lo que son positiva o literalmente.
Vamos
a hacer una aclaración, la palabra positivo, que nos lleva al tema
del negativo,...abrevio mucho eh, tiene tela,...¿Uds han oído
hablar de positivismo? ¿Qué creen que es el positivismo?...no, no
es un examen eh, no tienen que acertar porque no hay premio, je je
je,...sólo tienen que ser honestos y decir lo que piensan, no hay
error, no hay acierto, no hay nada.
-(Comentario
del público)
¿De
qué? No. El positivismo es un movimiento filosófico muy importante
del siglo XIX, que por cierto hoy en dia se ha transformado en la
visión vigente en Midgard, y en Midgard ya la filosofía no se ve
como filosofía, ya no hay filosofía en Midgard, sólo hay hechos.
Esta es la característica de Midgard, porque la filosofía ya no se
reconoce, ya no se ve filosofía, se ven hechos, hechos, sin darse
cuenta de que esos hechos son una filosofía. Pero para poder ver la
filosofía que hace que los hechos aparezcan, hay que estar en otro
lugar, je je je, porque en Midgard sólo se ve esto. El tema es este.
En
el siglo XVIII, XIX, en el siglo XIX. En el siglo XIX, que es 1.800,
viene el iluminismo, la revolución francesa, la confianza en la
capacidad del hombre de razonar, el derribar antiguos mitos, la caída
de aquél mundo natural habitado por dioses, por demonios, también
la caída en la creencia en las brujas, las quemas de personas porque
no practicaban una religión, la caída de la inquisición, todo
esto, corresponde al llamado “dominio de la diosa razón”, que no
es algo sólo negativo, eh, ni mucho menos, ni mucho menos. Pero que
es un proceso que nadie elige, nadie decide, ha llegado la hora de la
diosa razón, sino que nos vemos metidos en un tiempo donde esto se
impone como la verdad del momento, y es la verdad de un momento que
acaba con un tiempo histórico, y origina otro tiempo histórico,
del cual en parte vivimos una consecuencia.
En
el siglo XVIII, XIX, posiblemente se ha dado el pensamiento
filosófico de más alto vuelo en la historia de Occidente, el
pensamiento filosófico más riguroso que ha existido, posiblemente
en el siglo XIX. Tuvo su expresión en un gran filósofo que ya lo he
mencionado, que contiene toda la filosofía anterior, en su propio
pensamiento, caso único en la historia, y contiene toda la filosofía
ulterior. Por lo tanto, un filósofo imposible de refutar, porque ya
contiene en su propio desarrollo, su propia refutación. Imposible de
negar, porque su negación ya está contenida como un momento de su
propio pensamiento. Lo contiene todo, contiene el realismo, contiene
el idealismo, contiene el escepticismo, lo contiene todo junto. Su
gran pensamiento es algo viviente que se despliega por momentos que
contienen toda la historia. Un pensamiento...si, Hegel, gran
pensador.
Después
de Hegel, junto con los, mmm, el imperio napoleónico, no de Napoleón
I, sino del segundo y tercer Napoleón, los primeros movimientos
idealistas, y más tarde, la experiencia terrible a comienzos del
siglo XX, finales del XIX, de las guerras, llevaron a una decepción
y un desencanto con todo el mundo de la razón, se llamó la razón
especulativa.
Y
surgió como una reacción, una línea de pensamiento que dijo, basta
de especulación, queremos ir a los hechos mismos. Y surge un
movimiento filosófico cuyo lema es, la verdad está en los hechos
mismos. Y a la pregunta de ¿qué sea un hecho?, responderá, un
hecho es lo que determina la ciencia empírica. Este movimiento
filosófico dice, los hechos reales son los hechos positivos. ¿Y qué
es un hecho positivo?, un hecho positivo es un hecho que se pueda
demostrar en un laboratorio, un hecho que se pueda probar con un
experimento científico. Por lo tanto, la realidad está formada por
hechos científicos. Augusto Compte, si señor, Augusto Compte es el
fundador del positivismo. Una doctrina filosófica que atribuye por
lo tanto, que la filosofía ha muerto, porque el único modo de
conocimiento es el científico. El siglo XIX.
-(Comentario
del público)
Pero
no solo por los sentidos, tus sentidos pueden ser una alucinación, y
eso no se puede reproducir en un laboratorio. O sea, no son los
sentidos empíricos de una persona,...ni siquiera los sentidos,
porque los aparatos científicos pueden llegar a detectar lo que los
sentidos limitados de un individuo, no pueden percibir. En realidad
se trata de la experiencia repetible inter-subjetivamente. Si una
experiencia por los sentidos la tiene un sujeto pero no la tiene
ningún otro sujeto posible, no tiene ningún valor, y vale como una
alucinación. No es un hecho positivo, un hecho positivo es aquello
que se pueda reproducir en un laboratorio, por cualquier sujeto,
válido para todos, no sólo para Pepe, si vale sólo para Pepe, pero
José no lo puede reproducir, ni María, ni Luis, ni nadie, no vale.
Un hecho es científico si cualquier sujeto, usando el método, llega
al mismo resultado. Y es un avance, vamos a decir que la revolución
científica representa un avance, con el positivismo, que considera a
los hechos reales como positivos. Y positivos quiere decir,
empíricamente demostrables por las ciencias de la naturaleza. ¿Se
entiende esto?
El
positivismo es muy limitado, ya está caduco, pero, el sentido común
de nuestro tiempo es, positivista, tan positivista que agregan la
palabra científico como si fuera un valor, ¿no?, incluso sin saber
lo que es la ciencia, pero la gente dice, esto está ¡científicamente
probado! Es como si en la Edad Media dijéramos, esto está
garantizado porque está en las Escrituras. Bueno, es otorgarle
valor, la gente no sabe lo que quiere decir científico, la gente
dice, ¡debe ser verdad porque es científico! ¡Y entran en trance!,
no tienen ni puta idea, ni siquiera han estudiado ciencia, nada saben
de la ciencia, pero, palabra ciencia, ¡palabra de Dios!
La
superstición y la vulgaridad es la misma, solo que el sello, hoy en
dia, no viene dado por la teología, porque murió la teología,
queda como actividad académica, pero ya no mueve pasiones en el
mundo, como las movió. Durante la Edad Media la teología no era una
ocupación especial, era lo que presidia los temas de vida o muerte
de la mayoría de la humanidad. Entonces vivía la teología, pero se
murió.
Pero
aparece otro tema, que marca el s.XX, que es la tecnología y la
ciencia. Y nos guste o no nos guste, eso es lo que va a misa, y no lo
que yo diga o no diga. Incluso en mi casa yo puedo decir lo que yo
digo, pero en la casa en la que yo habito, en la casa psíquica en la
que yo habito, aunque yo decrete que no me gusta la ciencia, en esa
casa va a misa la ciencia. Y te puedo asegurar, en cuánto me sale un
síntoma raro, yo puedo decir lo que quiera, pero, algo que hay en
mi, me lleva a la última tecnología. ¡A la última tecnología, te
lo aseguro!...Je je je...y no me voy a cruzar el océano en una
carabela como la de Colón, sino en el último barco de diseño
aerodinámico. No me tomo, no me voy a Madrid, en una, de caballos,
me voy en lo más moderno, el AVE, claro, el AVE. Yo puedo decir, eso
no me gusta, encantemos el mundo, si, pero lo que hay en mi, ¡coge
el AVE!
Y
luego yo en casa puedo tener un altarcito con budas, y puedo ser
ecológico, y como, de hecho, pago a Greenpeace, y todo eso, salvar
las especies de la naturaleza, ¡pero cojo el AVE! Con todo lo que
implica el AVE, el AVE no es solo un aparato, el AVE no es solo un
objeto, el AVE es la manifestación de una línea de pensamiento y de
acción. Yo puedo ignorarlo, y digo ¡ah, un objeto!, pero en el
momento que me subo al AVE, no me subo a un objeto, estoy poniendo en
práctica la historia de un pensamiento, y de una instalación en la
realidad, ¡lo sepa o no lo sepa! El que no lo sepa y tenga altares
en mi casita y le rece al dios de la naturaleza, ¡no quita el hecho
de lo que se practica en mi vida! Solo que puedo vivir
esquizofrénicamente, teniendo un altar para un dios, en mi casa, y
una práctica fuera de casa, que no quiero ver. Es decir, me
encuentro con un mundo de almas, en los altares, y una realidad
cruda, sin alma, cuando subo al AVE.
Y
tengo que vivir partido en dos. O dicho de otra manera, un mundo de
fines de semana, donde creo en la naturaleza y comulgo con la belleza
del cosmos, y un mundo de cinco dias a la semana, en el que tomo el
metro, pago mis deudas, cobro mis cheques, hago tratos, que son la
otra parte, ¿no? Tengo que vivir esta, esta doblez. ¿Se entiende?
La misma doblez que la psicología arquetipal da por supuesto, entre
un mundo sin alma por un lado, crudo, duro, seco, ¡que hay que
combatir!, y un mundo con alma, hermoso, que hay que tratar de juntar
con el otro para lograr algo, ¿no? ¿Se entiende esto, verdad?
Todo
esto es lo que Giegerich está poniendo en cuestión, está diciendo,
la mentalidad de Nitgard, vaya adónde vaya, lleva siempre, mi
planeta, y se puede ir a otros planetas, no va a entrar nunca en
Utgard, los otros planetas van a ser otros planetas vistos
desde Nitgard, ¿vamos bien, no? Dice...el hombre de todos
los días, por defecto, permanece en Nitgard, el mundo común,
cotidiano, el lugar de morada de los humanos, y no importa adónde
pueda viajar, en Nitgard, las cosas están limitadas a su
positividad...por lo tanto, decir que algo es positivo, es decir
que es un hecho que puede ser comprobado, contrastado, porque existe
ahí “afuera” ¿Si? Lo opuesto de esto, cuando se hablará de
negatividad, se hablará de un tipo de realidad que no es un hecho,
que pueda existir en un plano verificable inter-subjetivamente. O sea
que, negatividad será relativo a positividad, hablar de un mundo
negativo quiere decir que hay un tipo de realidad que es real, pero
no apresable por los criterios del positivismo. ¿Se entiende?
Dice
asi, esto,...en Nitgard las cosas se ven limitadas a su
positividad, es decir, a lo que son, positiva o literalmente. Y esto
se aplica también a las obras de los grandes pensamientos. Empero,
el lector que es capaz de apreciar un pensamiento o un pensador, como
un pensador, es decir, el que es capaz de apresar al pensamiento que
habita en la obra de un pensador, el lector que es capaz de apreciar
un pensador en tanto que pensador,...y no en tanto que Juan
Pérez, el amante de tal, el hijo de tal, el discípulo de tal, el
padre de tal, el fundador de tal, todo eso, no, sino el pensador en
tanto que pensador, y por lo tanto en su relación con el
pensamiento, nada más, no,...el lector que es capaz de apreciar
al pensador en tanto que pensador, ya no tiene su sitio en Nitgard,
ha cruzado la frontera, y por lo tanto, se encuentra ahí “afuera”,
en Utgard..recuerden que una de las traducciones de Utgard era
“el país de afuera”, ¿fuera de dónde?, fuera de la visión de
Mitgard...ha cruzado el límite y por lo tanto se encuentra
allá afuera, por así decirlo, y en ese punto probablemente se
encuentra también con sus ropas de boda, ya saben lo que quiero
decir, con sus ropas de boda para volver a la parábola bíblica que
ya hemos discutido, en Utgard un gato es más que un gato, en
Utgard un gato abarca también lo que el gato no es, es decir,
abarca su negatividad lógica. O sea que en Utgard algo es, no
solo lo que es, sino también, su opuesto. Solo en Utgard. En
Udgard rige un pensamiento donde una afirmación, sea la que
sea, lleva consigo, su negación. ¡Pero solo en Utgard!
Porque
en Mitgard una negación es una negación. En Mitgard
decir ¡no hay Jung! ¡ni nada de Jung! ¡y Jung por la borda! ¡y
Jung lo tiro en el water! ¡y todo lo que dice Jung es una
mierda!...eh...en Mitgard decir, no hay Jung, no a la
psicología profunda, es decir, sí al positivismo.
En
Utgard decir, no a Jung, no a la posicología analítica, no
es decirle, sí al positivismo, es decirle, sí a una psicología aún
más profunda, que contiene destilado y transformado, a todo Jung. Lo
contiene, lo niega, lo ve sus límites, los desarrolla, los supera y
los trasciende. En Utgard un no, no es solo un no, es un no y
un si. Un si, no es solo un si, es un si y un no. En Utgard un
pensamiento no está estático, sino que se desarrolla. ¿Y cómo se
desarrolla? Negándose y abarcando esa negación. En Utgard un
pensamiento es como Thor, intenta con el gato, fracasa con el
gato, y de ese fracaso, aprende que ahí hay más que un gato.
En
Mitgard, primero, hay solo gatos, no hay nada que intentar,
qué voy a intentar, por lo tanto ya se sabe, los gatos son gatos. Y
si no es un gato no lo intento, porque, o es un gato o no es un gato.
Y ya está. En Utgard , un gato, si intento, no es un gato,
pero el que no es, es que fuera sencillamente un gato, ni que no
fuera sencillamente un gato, sino que ahí hay algo más que un gato,
y el pensamiento tiene que avanzar, ¿entienden la diferencia? Es
decir, son estilos totalmente distintos de pensamiento.
Dice...en
Utgard un gato es más que un gato, y comprende también lo que el
gato no es...es decir, un gato comprende también, en Utgard,
su propia negación lógica...el gato está arraigado en
Utgard, en lo que está por debajo del suelo, su cabeza y su cola,
continuan mucho más allá de la pequeña línea que es visible por
encima del suelo. Es también, el gato, aquello que circunda el mundo
entero, así como en los antiguos mitos, el gran padre Océano,
circundaba todo lo existente. Al gran padre Océano lo llamaban los
griegos antiguos, el origen de los dioses y el origen de todo. Así,
no es solo una cosa más en el mundo, no solo una cosa más grande
que las otras cosas, sino que es lo absoluto, el
Ouroboros...recuerden que el Ouroboros es el que se muerde su
propia cola, el Ouroboros es aquello en el que el fin está al
comienzo, y en el comienzo está el fin, en el Ouroboros, lo último
es lo primero, y lo primero es lo último. Es tan redondo, que no es
una línea recta donde hay un principio, y un final fuera, sino que
en un redondo, el final es el principio. Por eso, es una imagen, el
Ouroboros, que se muerde la cola, no tiene salida fuera de sí mismo.
No hay salida fuera del Alma, no para la psicología, en todo caso.
Entonces
qué dice, dice que el gato está arraigado en lo que está más allá
del suelo, su cabeza y su cola continuan más allá de la línea
pequeña que es visible. Y es también, por lo tanto, aquello que
contiene el universo entero. No es solo una cosa más en el mundo, lo
que contiene el mundo, no es solo una cosa más entre las cosas del
mundo, solo que una cosa más grande, que las demás, sino que es, lo
absoluto, el Uroboros, lo hondo lógico, y por lo tanto, el horizonte
lógico, de toda cosa que haya en el mundo, el horizonte lógico del
mundo como tal.
Y
volvemos a la distinción, heideggeriana, la distinción entre ente y
ser, o entre lo óntico y lo ontológico. La serpiente de Mitgard,
no es un ente más en Utgard, entre los entes, sino la
capacidad de percibir la totalidad de los entes. La totalidad de los
entes no es un ente nuevo, para percibir la totalidad de los entes,
se necesita un horizonte distinto que cuando se ve un ente y otro
ente. Pero hay que recordar que la totalidad, por ejemplo, la
totalidad de lo que está pasando en esta clase no es un alumno más,
porque entonces en esta clase seríamos todos los que habemos, doce,
mas uno más, no. La totalidad no es uno más, la totalidad es una
forma de aprender, que abarca en su conjunto, lo que de otra manera
se abarcaría separadamente. ¿Se entiende esto?
Son
intentos de mostrar en imágenes algo que no es imaginable, solo es
pensable, claro, pero bueno, esto se...la serpiente, por lo tanto, no
es una cosa más, como un gato, sino, es aquello con lo cual, toda
cosa, tiene relación, las abarca todas, las contiene todas, pero no
es una más. ¿Si? Tienen que hacer este esfuerzo para poder entrar
ahí, tienen que salir del pensamiento vulgar, cotidiano, donde un
gato es solo un gato, y solo hay gatos, y hay sillas, y hay cosas
contables pero no hay totalidades. Tienen que poder percibir
horizonte, no solo cosas, sino horizonte. El horizonte no es una cosa
más entre las cosas, sino es el punto de vista, que ordena todas las
cosas. ¿Se entiende?
De
tal manera que, como suben en una montaña, ven siempre el mismo
paisaje, no es que a cada paso vean una cosa más que no hubieran
visto, no, ven todas las que habían visto antes pero desde un
horizonte distinto. El ascenso en la montaña no descubre, en este
ejemplo, más cosas que las que había, sino, descubre otras
perspectivas. Que contienen las mismas cosas, pero las revelan en una
línea de horizonte nueva. ¿Si? Cambiar el horizonte no es ver las
cosas más, es ver las mismas de antes, pero con otro filo. ¿Se
entiende lo que quiero decir, ¿no?
El
cambio, por lo tanto, de Mitgard a Utgard, no es que
Utgard sea un reino al lado de Mitgard, por lo tanto,
me voy de Mitgard, cruzo la frontera, y entro en Utgard,
sino que Utgard es una perspectiva tan diferente, que no
está al lado de Mitgard, la niega, cuando se está en Mitgard
no se ve Utgard, y cuando se está en Utgard no se
ve Mitgard. No es como este cuarto y aquella sala, que está
al lado, y si yo camino, en un momento salgo de este cuarto y entro
en esta sala. No puedo caminar desde Mitgard y entrar en
Utgard, porque Utgard no está al lado de Mitgard,
está en otro plano, y hay que despegar. Y cuando se ha despegado
ya no se está ahí. ¿Se entiende?
Este
esfuerzo lo tienen que hacer, poder despegar. Lo que en nosotros no
despega, es el hombre cotidiano de Mitgard, que piensa que un
gato es un gato. Y luego para compensar esa crudeza, eso que siente
como tan vacío, los fines de semana va, y trata de convencerse de
que un gato es más que un gato, es Buda, es un jarrón, es un
florero, y el mundo es maravilloso. Pero es solo la compensación de
la misma perspectiva por la cual está convencido de que un gato es
un gato. Lo que se hace es, buscarse un cuarto de al lado, donde
practicar lo opuesto, pero no haber cambiado de plano. ¿Se entiende
esto?
Por
eso, a veces lo que crees, manifiesta lo que inadvertidamente crees,
que es lo opuesto de lo que dices, una afirmación contiene su
negación. Y a veces, el “yo creo en un mundo especial”, lo que
manifiesta es, “vivo en un mundo terriblemente sórdido”, por lo
cual tengo que creer en un mundo especial que me haga soportable,
vivir en el mismo mundo sórdido en el que vivo. Ese mundo especial
no está en otro plano del mundo sórdido, sino que es, el mundo
sórdido, los fines de semana. La casita de las afueras. Y tengo la
casita de la ciudad, ¡horrible!, pero me voy los fines de semana a
la casita de las afueras. No ha habido ningún cambio de horizonte.
¿Se entiende esto? Por eso el uno es la negación del otro, pero
están en el mismo plano. Bueno, sigo, un poquito más.
Dice...es
todo el estadio de la conciencia, todo el modo de ser en el mundo, la
entera lógica u ontología, dentro de la cual, no sólo el gato
empírico, el gato de hecho, sino toda la realidad empírica, se
ve...vamos a ver...la serpiente urobórica, la serpiente de
Mitgard, aquello que no se ve como una cosa más, sino que es, en lo
que todas las cosas confluyen, y que rodea al universo de Mitgard,
es, el estadio completo de conciencia, el modo íntegro de “ser en
el mundo”, la lógica, o sea la estructura del pensamiento, o la
ontología entera, dentro de lo cual, no solo el gato empírico, no
solo el gato literal, sino, todo lo empírico es percibido, y que
constituye por lo tanto, su significación...
Difícil
de decir, yo no lo sé decir de otra manera, ¿alguien lo entiende?
No se lo voy a pedir que lo explique, pero ¿alguien lo entiende
lo que quiere decir esta frase?
Si.
Tú crees que si. ¿Tú qué crees? ¿Y tú qué crees? ¿Y tú qué
crees? ¿Tú crees que no? ¡Pues yo creo que no! Je
je je je...si se transforma en cuestión de “yo creo o no
creo”...vamos a ver, voy a leer un poquito más a ver si lo
aclaran...dice así... la tarea de todo lector es ser Thor, y
tratar con todo su poder, de levantar, lo que al principio parece ser
un gato ordinario o común, y experimentar el increíble peso, cuando
se lo trata de despegar, hasta que finalmente se da cuenta que en
realidad, está tratando con una sección de la serpiente cósmica,
con una forma visible, en la cual se vuelve accesible el horizonte de
todo lo visible...
...wow
qué bonito, qué bonito...eso es lo que les está pidiendo a cada
uno de uds, porque se supone que el lector soy yo, pero estoy
traduciendo para cada uno de uds, cada uno de uds es el
lector...vuelvo a insistir, dice asi...la tarea de cada lector, de
cada uno de uds, de cada oyente en estos momentos, es ser Thor, y
tratar con todo su poder, de levantar lo que al principio parece un
gato común, y experimentar el peso increíble que lo sujeta a
tierra, hasta que finalmente se dé cuenta del hecho, de que en
realidad está tratando con un trozo de la serpiente cósmica, con
una forma visible, en la cual se hace accesible el horizonte
invisible que lo contiene todo...o sea que es un gato, pero en
ese gato se hace experimentable el horizonte que contiene todo lo que
existe, no solo este gato, sino cualquier otra cosa. Y que todo lo
que existe, existe en ese horizonte, invisible, pero sin embargo,
experimentable en el gato, experimentable, no visible. No lo puedes
ver el horizonte, pero desde lo cual se puede ver el gato, se puede
ver todo. Y sin embargo no es una cosa más, sino el horizonte que
hace visibles todas las cosas de esa dimensión. Pero solo la puedes
experimentar cuando tratas con una cosa con toda tu fuerza.
No
lo puedes experimentar cuando te encierras en tu cuarto y te imaginas
que en cada cosa hay un horizonte que lo contiene todo, no. Solamente
tratando con cada cosa con toda tu fuerza, llegas a la experiencia de
ese horizonte invisible que contiene todas las cosas. No se trata de
un considerar teórico, se trata de entrar en la cosa misma, en el
gato, en el síntoma, en el problema, en la circunstancia, en el qué
es esto que aparece en tu vida que está requiriendo tu atención. No
en lo que me gustaría, no, sino en lo que a cada momento la vida te
trae, que no siempre es lo mismo, ni para ti, y por cierto, no es lo
común para todos.
Ahora,
¿lo hacemos?, esa es la siguiente pregunta, ¿no?, ¿lo hacemos? O
simplemente decimos, un gato es un gato, ¿qué voy a tratar de
levantar en un gato si los gatos ya sabemos lo que son? Y yo me
dedico a ir al cine, a tomar un curso de esos, a mirar otras cosas,
total, cómo me voy a hacer cargo de un gato si ya se sabe que un
gato es un gato. Porque hasta que uno no intente levantar el gato con
todas sus fuerzas, no va a tener la experiencia de ese horizonte
invisible que lo contiene todo.
Claro
que podemos, y de hecho lo hacemos, hombre, un gato es un gato, pero
es que hay tantas cosas por vivir, cambio el programa de la tele,
llamo a un amigo, me voy de viaje, sueño con un proyecto creativo,
me pongo a leer, y dejo al gato, porque ya se sabe que el gato es un
gato. Eso se puede hacer, eh, eso no es negar al gato, ni ver la
negación que el gato contiene, sino dejar al gato al lado, entre
otras cosas, viviendo atrapado en un horizonte que nunca descubro.
Y
otra cosa es, entrarle al trapo al gato, pero tan a trapo, tan a
trapo, que no hay escapatoria posible, de tal manera, que a través
del gato, y en el gato mismo, se hace aparente el horizonte que lo
contiene todo, y que me había contenido a mi. Pero curiosamente,
cuando aparece ese horizonte, aparece también, el otro plano.
Es
la única puerta. El otro plano no está en salirse del gato, sino en
entrarle a trapo hasta el fondo.
No,
te está pìdiendo un hacerte cargo, de hacerte cargo. Entrar, pero
entrar, no como ego, no como ego, cuidado, sino como, pensarlo a
fondo. Que no entre en el yo, sino que entre en la estructura de
entendimiento. No se trata de yo, yo me hago cargo, no, se trata de
que el tema que a mi me afronta, lo que en mi hay, que lo pueda
comprender, que lo comprenda a fondo, no yo. Otra vez, si entramos en
yo y en tú, no salimos de Mitgard, no salimos de Mitgard,
y el tema es ¿cómo Mitgard puede ser la puerta a Utgard
? ¿Se entiende esto? Leo un poquito más...Escribe muy bien,
pero es difícil de traducir de él, dice así...
...hasta
que finalmente se dé cuenta el lector, del hecho de que en realidad
está tratando con una sección de la serpiente del mundo, y no solo
con un gato, con una forma visible en la cual se hace accesible el
horizonte invisible de todas las cosas, si lee de esta manera, es
capaz de ver lo que es verdaderamente grande, en lo aparentemente
insignificante, es capaz de sentir el “milagro” en lo común, el
secreto en lo manifiesto, lo “inconsciente” en lo consciente, o
hablando más lógicamente, lo universal en lo singular...
A
diferencia de la visión ordinaria, común, donde un gato es sólo un
gato, y cuando uno quiere algo mágico, deja el gato y se va a buscar
lo mágico en otra cosa dentro de ese horizonte, porque está
atrapado en ese horizonte, por lo tanto el gato es muy vulgar, ¡yo
quiero magia en mi vida!, voy al cuarto de al lado a buscar magia, me
voy de Barcelona a la casita de las afueras, eh, la magia está los
fines de semana en la casita de las afueras.
Lo
que está proponiendo Giegerich es, es hundir, la magia en lo
ordinario. No se trata por tanto de apartar, lo crudo, lo muerto, lo
técnico, lo político, para ir a buscar el alma, que es bonito, que
templos, y que está en la mitología, sino en descubrir en esto
aparentemente tan crudo, la presencia del alma. Esto está pidiendo,
intelectualmente, no personalmente, acogerlo todo. Pero no, acogerlo
todo de tal manera que la cosa no cuenta, porque cuenta el todo, sino
porque se acoge integramente cada cosa, no todas, no te pide acoger
toda la humanidad de tal manera que en cinco minutos con Juan, cinco
minutos con Pedro, cinco minutos con Pepita, cinco minutos con Luis,
y así puedo estar con todos un ratito, sino acoger íntegramente a
quien está, y en él, y a través de él, toda la humanidad. ¡Qué
diferente es el universal en el singular!
Hay
gente que busca la humanidad, estando un ratito con cada ser humano,
pero con ninguno del todo. Es tan fácil amar así a la humanidad, es
un amar a la humanidad que no me compromete con ninguno, estaría
dispuesto a morir por la humanidad pero no sería capaz de morir por
nadie, estaría dispuesto a matar por la humanidad pero no sería
capaz de matar por nadie.
Y
Giegerich sugiere otra cosa, que es, que la única humanidad real, y
es humanidad, es la que surge de abarcar hasta el fondo, al singular.
¿Se entiende esto? Hasta el fondo, no literalmente, literalmente el
singular es un singular, es, no, si abre el pensamiento en ti, y
entra en la lógica del otro, ese sí, ese singular contenía lo
universal. De la misma forma que el gato, era un trozo de la
serpiente que contiene el mundo. No es que el gato sea una cosa y la
serpiente sea otra, ni que el gato sea la serpiente, pero en el gato
hay un trozo de la serpiente. Y sólo puedo tocar la serpiente, no
cuando trato de abarcarla en la totalidad, sino cuando, en cada cosa
particular, llego al trozo de serpiente que hay en ella. Y decimos,
no, yo no quiero una cosa, quiero toda la serpiente, no hay toda la
serpiente, porque está en cada cosa. ¿Entienden esto?
Por
lo pronto no hace falta todavía llegar a elaborarlo del todo, pero
sí, intuir, que si estamos hablando de la realidad del alma, es
probable que haya más aceptación del alma, en esta mirada, que en
las otras miradas que decretan, qué es digno de tener alma y qué no
es digno de tener alma. Porque en esta mirada, todo lo que es real,
tiene alma. No hay otra realidad que no sea la realidad del alma, de
forma que nada puede ser real si no está en el alma. El desafío es,
ver el alma en lo real. Porque es tan fácil decretarlo, no me gusta,
por lo tanto el alma debe de estar en otra parte. Es tan fácil decir
¡es sólo un gato!, el alma ha de ser algo sublime, no puede ser un
gato, la serpiente que contiene el universo tiene que ser algo
místico, no puede ser un gato. Lo que está diciendo este hombre,
es, está en ésto en particular, y si no está en ésto, no está en
ninguna parte. Por lo tanto, no es que haya un gato y una serpiente,
sino que hay una mirada, que ve, o sólo un gato, o sólo una
serpiente, y hay otra mirada, que ve la serpiente en el gato. El tema
no es sólo por lo tanto, ¿qué hay?, sino ¿quién mira? ¿Se
entiende esto?
Para
Giegerich, finalmente, la clave es el retorno a Hegel, es descubrir
que todo lo que aparece como tema, y ha ser vivido como tema,
finalmente se transforma en mirada. De tal manera que ese gato, es un
gato. Entrándole al trapo al gato, el gato se revela como serpiente,
y entonces ya aparece una mirada que reconoce el gato que es
serpiente y la serpiente que es gato. Antes no, antes veía sólo
gato, y al pelear con el gato se ha abierto la percepción, y ahora
ya no hablas de que hay un gato o una serpiente, sino un modo de ver,
que ve el gato en la serpiente y la serpiente en el gato.
Lo
que era simplemente cosa, se ha vuelto conciencia. Bueno, esta es la
gran frase de Hegel, Hegel llegó a decir, que el despliegue de la
conciencia absoluta, que no es personal, el despliegue del espíritu
cósmico, que se manifiesta en la historia, progresivamente, consiste
en que la sustancia se vuelve sujeto. Y esto, lo que aparece como un
tema, si uno le entra a fondo, deja de ser un tema para llegar a una
transformación de la conciencia. Pero la transformación de la
conciencia sólo opera mordiendo hasta el final el tema en cuestión.
No es tal que diga, ah, es sólo un tema, voy a otro tema, es un
tema entre otros temas, yo quiero el tema absoluto, no un tema
relativo. No se trata de minimizar el tema, de desplazarlo para otro
tema, de mirar para otro lado, tocando más temas, sino de ver el
todo en este tema en concreto.
De
ahí el porque de la crítica tan fuerte de Giegerich a la movilidad
de Hillman, cuando decide salir de la consulta para ir al alma del
mundo, el gran cambio en los 80, Hillman cierra su consulta y dice, a
partir de ahora no hago más terapia del individuo y hago terapia del
mundo, y diagnostico los edificios, diagnostico. Pero si tú tienes
que ir a buscar un mundo que está afuera, quiere decir que no has
descubierto que en la pequeña cosa, si entras a fondo, está el
mundo, sino que vives atrapado en tre dos literalidades, un mundo
pequeño en la consulta, y un mundo grande fuera de la consulta. Lo
cual pone de manifiesto que no se ha sido capaz de ver lo grande en
lo pequeño. El tener que ir a otro sitio para encontrar el mundo,
implica que no has sido capaz de encontrar el mundo en lo que tenias
delante tuyo. Esta es una de las grandes críticas de Giegerich, no
porque no quiera a Hillman, sino porque lo quiere demasiado, no
porque lo tire por la borda sino porque lo sigue hasta el final, que
el propio Hillman no fue capaz de seguir, en Hillman se abrió un
pensamiento que no pudo seguir hasta el final. Y que lo que hace
Giegerich es, coger dicho pensamiento y pensarlo hasta el final.
¿Cómo que tienes que ir a buscar un mundo afuera y no seas capaz de
percibir, en este pequeño lugar, el mundo entero? ¿Se entiende
esto?
Por
lo tanto, uno busca objetos distintos porque uno, como sujeto, no es
transformado por el objeto en cuestión. Uno, no digo como ego ni
como persona concreta, sino aquél que en mí quiere la verdad, no
yo, salta de un tema a otro, en lugar de ser capaz de que, el tema le
entre, hasta tal punto que, éste que en mí, ve, se transforma en
uno que ve más. Y en realidad, éste que en mí ve, dice, este tema
ya no, listo para otro tema. No confía en el tema. Otra cosa muy
hegeliana es, la verdad se despliega sola, si el tema entra en tí a
fondo, el mismo tema te lleva, no eres tú que tengas que elegir.
Ahora lo cojo por aquí, ahora desde este otro ángulo, no, no hace
falta, el mismo tema se irá desplegando, te llevará a tí por él,
te enseñará. Por eso no hace falta retórica, no hace falta
adornos, lo que hace falta es atender con pasión a la materia en
cuestión, y dejar que la materia se transforme en tí. ¿Se entiende
esto? ¿Qué hora es?...Los voy a aprovechar, si me dejan, porque
luego tenemos dos semanas que no nos vemos, ¿no? Dice:
Si
el lector lee de esta manera, será capaz de ver lo que
verdaderamente hay de grande, en lo aparentemente insignificante, de
sentir el milagro en lo vulgar, el secreto en lo manifiesto, lo
inconsciente en lo consciente, o, más lógicamente, lo universal en
el singular. Podríamos describir estos dos tipos de lectura en otros
términos. Para el lector que es Thor en Utgard, toda la orientación
es vertical, está intentando de elevar el gato y aunque falle, se da
cuenta de que está arraigado en una profundidad invisible e
inconmovible. El lector que permanece en Mitgard, en cambio, y en
cuya visión el trabajo que ha de leer pertenece a Mitgard, tiene en
cambio una mirada horizontal, puesto que es capaz de elevar el gato
de antemano sin demasiado problema, su atención probablemente se
alejará del gato, hacia otras cosas y otras tareas.
Es
horizontal. Un gato, ¿qué se puede hacer con un gato?, sólo es un
gato. Este es el de Mitgard. El de Utgard, coge el gato y todo lo que
hay detrás, y ahí va a descubrir, ¡joder!, todo lo que hay en un
gato, jejeje, esto me lo sé yo bien. Toda la cola que trae un gato,
¡si un gato no es más que un gato!, ¡joder!, no veas un gato lo
que tiene encima. Siempre y cuando no digas, bah, un gato es un gato,
y a otra cosa. Porque entonces, si, a otra cosa, y de la otra cosa, a
otra cosa. Pero hombre, éntrale al gato, y verás que el gato no es
un gato. El gato es, un mundo. Y es un ejemplo de él, ¿no? Dice:
Si
es capaz, el que habita en mí, como es capaz de levantar el gato con
la mano, sin demasiado problema, su atención se aleja a otras cosas
o tareas. Podría comparar al gato con otros gatos, por ejemplo, que
hay en la superficie de la Tierra, o podría pensar sobre lo que uno
es capaz de hacer con un gato...
...se
está burlando de todos los psicólogos, eh, psicólogos que, en
lugar de entrar en el gato, dicen, un gato algo tiene en común con
todos los gatos, por lo tanto, me ocuparé del arquetipo del gato, ñe
ñe ñe, de este gato se puede ir a la gran generalidad, lo que todos
los gatos tienen en común, el gato primordial, el gato esencial, y
el gato que allí había, ¡se borró! La incapacidad de atender al
fenómeno para saltar a otros conceptos abstractos. O, como dice él,
podría pensar acerca de lo que uno puede hacer con este gato, decir,
hombre, ¿qué sentido tiene el gato para mi vida?, ¿en qué me voy
a ocupar del gato?, ¿en qué me puede enriquecer el gato?, a ver, si
me ocupo del gato, ¿qué sentido me dará?, ¿qué aprenderé yo del
gato?, ¿cómo conseguiré yo ser mejor gracias al gato? Otras veces
no es el gato lo que importa, no se coge al gato, o se lo vincula con
otros, o con lo abstracto, o busco un provecho para mi, en el gato.
Todo esto son actividades de Mitgard, no de Utgard.
O
para él, lo que podría ser la obra del pensador o del poeta, no es
más que un “texto”. Si las obras se han estrechado
hasta volverse solo textos, como lo han sido en un amplio rango de la
crítica literaria, y especialmente en el desconstruccionismo, como
característica de finales del siglo XX, uno se enfoca tan solo a
aquellos aspectos de las obras que pueden ser, positivizados, y
vueltos operacionales. Uno limita su visión al nivel superficial de
los signos y sus significados, y por lo tanto, a lo que no es más
que un gato y solo un gato, en la obra. La serpiente que contiene al
mundo, no tiene ninguna oportunidad, en esta mirada, de emerger. Uno
piensa solo en términos de decisión horizontal, entre
significadores y significados. La dimensión de la verdad, del rango
del valor de la obra y de su absoluta singularidad, se han eliminado
completamente.
Bueno,
esto es una crítica que yo no lo voy a explicar, porque depende del
nivel cultural de cada uno de Uds, ya son lo bastante grandecitos
para averiguar lo que sea el deconstruccionismo, búsquenlo un
poquito en internet y se enterarán, y quién es Jacques Derrida, y
qué ha significado en la crítica literaria, claro, aquí no viene a
cuento, pero lo que está haciendo Giegerich, es, como gran
psicólogo, meterse con toda la cultura del tiempo, y está objetando
esta visión tan común que dice, que una obra es un texto, y que un
texto tiene infinitos significados, y que un texto finalmente
significa lo que tú seas capaz de hacerle significar. Y esto ha
regido la segunda mitad del siglo XX, y todavía hoy, ¿no? Lo
simplifico, es más complicado, Giegerich se rebela contra esto,
cuando se hace eso, la obra se ha reducido a texto, y el texto se ha
reducido a manipulación por parte del intérprete, y se ha perdido
la dimensión de Utgard, de la verdad del texto. Es decir, el texto
significa, tiene tantos significados como lectores posibles, diría
alguien que habita en Mitgard. Lo que dice Giegerich es, más allá
de las interpretaciones que extraigan los posibles lectores, está la
verdad del texto mismo. ¿Se entiende?
Esto,
por supuesto, va contra todo el relativismo, postmodernismo,
nihilismo, característico de finales del XX, principios del XXI, y
que impregna también a todas las corrientes, esotéricas, new age,
místicas, que pretendidamente hablan del absoluto pero desde una
lógica absolutamente relativista. O sea que aquí Giegerich se está
poniendo curiosamente en contra de toda la tradición cultural
vigente en Occidente. Dice:
Alguien
que hace de una obra, solo un texto, y el valor del texto se limita a
la capacidad del intérprete, ha olvidado que la obra es, ella misma,
un pensamiento que está ahí, que está en la obra, que no está en
el intérprete, que está en la obra, que la obra “el gato”, no
es sino la parte visible de una serpiente cósmica.
El
libro, por lo tanto, no es solo un texto para que tú analices, sino
que es la parte visible de una verdad invisible que está ahí.
-(Comentarios
del público)
Bueno,
pero, desde ya Nietzsche, hasta hoy, se cree que el creador, es como
un niño, pero bueno, es mentira, el creador es como alguien que
tiene el don de producir cosas como auto expresión creativa. Y que
por lo tanto, la obra es la expresión de un sujeto creador. Y lo que
se hace, a mi me parece asqueroso verlo así, pero sí que se hace,
es que quieres entender la obra conociendo la vida del poeta. Y
decir, la infancia del poeta, las relaciones que el poeta tenía, la
mujer, la amante, para poder descifrar cada trozo del poema como una
alusión a su experiencia subjetiva. Yo creo que esto es criminal, yo
creo que el poema, habita, si es un gran poema, en su propio espacio,
independiente de la vida del poeta. La vida del poeta es un
accesorio, no es necesario, el valor está en la vida del poema. Pero
no es lo que se hace, hoy en día en las escuelas de literatura y de
arte, y en los colegios secundarios, y en las universidades, lo que
se les enseña a la gente es deconstruir el texto, reducir el texto
al comentario biográfico de su autor, a compararlo con otros textos
del mismo estilo, donde el texto en si, no importa, es un pretexto,
¿se entiende? Lo que se hace en las óperas, que yo he protestado,
ya sé que en esto parezco un carca, no importa, como dice Giegerich,
iré hasta el final, ¿de qué? La obra de un autor tiene que ser
respetada, y que a mi no me venga a decir un productor, que la obra
de Wagner quiere decir mucho más que lo que Wagner pretendía, y
cambiarle el tema, y cambiarle la época, y pasármelo por el culo,
para mi eso es nihilismo y una falta de respeto, es no creer en la
obra misma. Es creer que a la obra hay que darle significados, hay
que ponerle cosas, no, hay que hacer justicia a la obra misma. La
misión de un productor, de un cantante, es servir a la obra misma.
La obra es lo que importa, y cada uno de ellos es un gran artista en
la medida que se retire para que la obra surja, pero cuando cada uno
de ellos quiere imponerle algo a la obra, añadirle un significado,
hacerle decir cosas, actualizarla, modernizarla, genializarla, es una
falta de respeto, porque entonces la obra se ha convertido en un
texto cuyo significado está en lo que uno le quiera hacer decir.
Lo
que dice Giegerich es al revés, la obra ¡vale! No lo que los
productores, los cantantes, quieran hacer con ella, y un verdadero
artista en este caso, el cantante, el productor, no son creadores,
son de él, su función en este caso es hacer que la obra se haga
presente. Pero cuando el actor decide cambiarle la época porque me
gusta más esta época, y el productor decide cambiarle el
significado, y esta Aida ya no va a ser en los egipcios, va a ser en
un cohete inter espacial, y esta Tanhaus ya no es un trovador, es un
pintor moderno que se presenta a un concurso, y estos peregrinos no
son peregrinos, son pintores con los cuales,...ese señor desprecia
la obra, ese señor cree que la obra no tiene nada que decir, ese
señor cree que la obra es un texto cuyo significado está en el que
el lector le ponga. Bueno, esto es nihilismo, esto es muy común, muy
moderno, es en lo que vivimos, que ya nadie se pregunta por la verdad
de la obra.
Creemos
que el arte y la verdad no tienen nada que ver. En esto insiste mucho
Giegerich. El arte es la expresión del genio creador. El arte es lo
que intensifica la vida del creador. Ya está. La función del arte
es aumentar la experiencia de la vida misma, por lo tanto el arte
deja de ser revelación de una verdad para ser expresión de la
creatividad. Y pues, ¿qué es la creatividad?, intensificación de
vida. Es verdadero lo que dé más vida, no es verdadero lo que
cuente algo, sino lo que aumente la intensidad de la experiencia del
sujeto. ¿Se entiende esto?
Bueno,
Uds pueden creer lo que quieran y pueden pensar lo que quieran, no
tienen obligación de predicar ni practicar absolutamente nada. Yo
expongo lo que está diciendo Giegerich , que a mi me parece muy
sensato.
En
la mirada de Utgard, una obra no es solo un texto, sino que es la
expresión de una verdad. En la versión de Mitgard, un libro es un
conjunto de palabras.
Una
sinfonía es un conjunto de sonidos. Son cosas de Mitgard. Y como
cosas de Mitgard se pueden vincular con otras cosas de Mitgard. Se
puede jugar con ellas. Para Utgard, las palabras, son solo modos,
como el gato, en las que se manifiesta algo que no es palabra. Que es
una verdad. Como en el gato visto en Utgard, es un modo de aparecerse
una sección de la serpiente. Claro que en Mitgard, un gato no puede
ser una serpiente.
-(Comentarios
del público)
Pregúntale
a Benedito qué piensa de ello. Es un productor español que tiene
mucho éxito. Se caracteriza por hacer Calisto y Melibea, donde
Calisto se masturba públicamente, y esto es genial, ¿no? Y entonces
donde Shakespeare no es más que, el texto donde yo puedo meter
violaciones, desnudos, lesbianas, baños múltiples de gente,
cagaderos, porque es el medio por el cual yo voy a epatar al público,
eh. Esto es lo que hay hoy, en el teatro, en el cine, en la ópera,
porque el arte, hoy en dia, desgraciadamente, ha perdido toda
relación con la verdad. Se pasó la época del arte. Cierto, qué se
va a hacer. Esto no quiere decir que ya no vaya a haber arte, si que
hay arte, pero ya no es ¡colectivamente! un modo de revelación. El
arte es un modo de consumo, o un entretenimiento personal. Hubo un
tiempo en que el Alma se expresaba en el arte. Y los griegos
construian grandes templos, los grandes templos, no tenían firma, la
obra era una obra para la expresión de un pueblo que la vivía. Pero
eso ya pasó. Así como hubo un tiempo en que fue la religión, hubo
un tiempo en que fue la teología, hubo un tiempo en que fueron los
mitos, también hubo un tiempo en que fue el arte, hubo un tiempo en
que fue la filosofía. Hoy, ya no lo es. Así que hoy no será
filosofía, hoy no será arte. Pero todo esto, ha pasado del reino de
Utgard al reino de Mitgard. Yo soy filósofo, a ratos libres, yo
compro arte para mi satisfación personal, yo oigo música en mi casa
y me deleito, o con otros compinches. Pero esto ya no importa, ya no
mueve colectivamente. Yo leo filosofía en mis ratos libres, yo puedo
ser mormón y tú puedes ser mahometano, y todos nos entendemos,
porque ahora la elección es una cuestión personal. Pero hubo un
tiempo que no lo era. Hubo un tiempo en que era, la verdad de la
época, para bien o para mal. Hoy ya no, hoy es un objeto de consumo
para el ego. Para Mitgard, es un decorado de Mitgard. Las
revelaciones de Utgard, ya no vienen a través de estas formas. Esto
no quiere decir que estas formas no sirven, son testimonio de lo que
pasó. Lo que está pasando hoy, ¡no dice que esté mal! Está
pasando bajo otra forma. Estoy exponiendo lo que él dice. Y colorin
colorado, hasta aquí hemos llegado.
Transcrito del audio de 1h 56m 37s por Ferran Ausiró
Transcrito del audio de 1h 56m 37s por Ferran Ausiró
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