sábado, 31 de octubre de 2020

LA VIDA LÓGICA DEL ALMA 7


Ah, el proteron hysteron. No, mira, si tu quieres, ya hablas de entrar, ya estás fuera. No lo digo de broma, ni para atacar, ni para golpear, ni nada. No tiene ninguna función moral, ni está siendo para iniciar, ni para iluminar, ni para que se mejore ni nada. Algo
que es como es, el “yo quiero” o el “yo no quiero”, no cuentan a la hora de conocer la verdad. No se trata de que yo quiera, o yo no quiera, conocer la geometría, se trata de, el tema se me impone. Pero no dice, yo quiero entrar en el mundo de la geometría. Ni siquiera hace falta esa postulación. Por eso dije, que si uno se preocupa de, yo voy a pasar la puerta, yo no puedo, en el momento en que hay esa preocupación, ya no hay puerta, ya no hay nada, estamos en otro mundo en donde no hay ni entrada ni salida, ¡no hay nada!, no hay todavía psicología. Lo del proteron, lo del primero-último, no se relaciona con el yo, ni con la curiosidad ni con la disponibilidad que uno pueda tener, lo que haya en uno o lo que no haya en uno, sino que se relaciona con un estilo lógico, en este tipo de temas, que no sigue la lógica usual, la lógica de la representación, la lógica exterior, donde lo último tiene que venir después de lo primero, lo primero es siempre antes de lo último, sino que pertenece a la lógica del reino del Alma, o a la lógica dialéctica de la que hoy vamos a hablar, donde curiosamente, no...lo voy a poner en el ejemplo de Giegerich...es imposible aprehender la dimensión del daimon si no se está, ya, en esa dimensión.



Por lo tanto, lo que parecería ser el objetivo del discurso psicológico, lo último, lo que aprendo, si en mi se da una comprensión de cómo poder acceder al reino del daimon, resulta que esto último, ¡tiene que estar al principio! Porque si no está al principio, no se puede llegar. ¿Se entiende lo que quiero decir?



Es en este sentido, que lo último, es lo primero. No hay una transición gradual del interés egóico, al plano del daimon. No hay camino que lleve de un reino a otro. Por lo tanto se tiene que estar ¡ya! Estoy hablando en simbolos cuando digo plano del daimon. Se tiene que estar ¡ya! , en la dinámica del Alma, para captar la dinámica del Alma.



-(Comentario del público)



Pero se va desplegando sólo para un punto de vista ¡que ya está ahí! No hay forma de ir entrando progresivamente, estar en un plano donde no se percibe la dinámica del Alma, y poquito a poco, se empieza a percibir. Sino que si estás en el plano en que no la percibes, en el plano en que todo problema psicológico es un problema, por ejemplo, humano, y nos preocupa la gente, y lo que la gente siente, lo que la gente piensa, y cómo la gente vivirá, y todo esto, ahí no estamos en un terreno psicológico en el sentido de Giegerich. Ahí no hay aproximación gradual. Mientras se esté ahí, no se puede percibir lo otro. Para percibir lo otro ya hay que estar en el plano donde lo otro es posible, que es, en un plano donde no aparece la gente y sus dificultades, sino que aparece el Alma y su despliegue. ¿Entienden?



En este sentido, lo último es lo primero. En este sentido no hay un camino progresivo entre, el camino no es hacia un mañana, sino que el camino es hacia un presente. ¡Ya está presente o no está presente! No se hará presente nunca, no es la promesa de un fin, más adelante...así empezamos a hablar de esto...sino que la finalidad de lo psíquico no está en el tiempo, está en un presente más completo que el presente instantáneo. ¿Si, se entiende esto? Todo está en el artículo del primer Giegerich que empezamos a leer, donde decía que la característica del fenómeno psíquico es que la finalidad la tiene el fenómeno y no el sujeto. Que lo característico del Alma es que toda expresión del Alma tiene su propio fin, su propia meta, pero que esa meta no es temporal, no es mañana, no es un camino evolutivo que camina por etapas para llegar a un objetivo, sino que está libre de toda temporalidad. Esto, no me quiero impacientar, pero no lo voy a volver a explicar, porque ha tomado las dos primeras charlas. Eh, esto lo pueden volver a oir, eh, no puede ser que hoy lo vean como por primera vez, porque ya está dicho, ¿no?



A raíz de explicar eso, que pasamos a todo este discurso, de la vida lógica del Alma, de la diferencia que hay en la perspectiva, la perspectiva del ego, la perspectiva antropológica, el mundo de la física cuando nos tenemos que atener a lo que perciben nuestros sentidos, y el Alma, o el reino de la física cuando hablamos de la física subatómica, que jamás será percibido por nuestros sentidos sino que requiere un instrumental especial. ¿Si? Y así como se puede hablar de partículas que no vemos, nuestros ojos no dan para ello, pero que sin embargo constituirían hoy en dia, la verdadera realidad material para la física, también, el fenómeno psíquico no se puede ver desde la perspectiva del ego, que ve gente con problemas, sino que requiere una mirada distinta, ante esa mirada se borra la gente, pero aparece otro plano, ¿se entiende esto?



¡En eso estábamos! Es característico de Giegerich este continuo salto entre dos planos, un plano de sentido común, un plano inmediato, un plano que él llama egóico, que no está mal, que es el plano del sujeto de la vida cotidiana, de la persona concreta que cada uno de nosotros es, de la persona concreta que, quiera o no, tiene que preocuparse por sobrevivir, por hacer su vida, que tiene sus intereses en la vida, pero que si no se dejan en la puerta del conocimiento, no puede conocer, porque lo que llama conocer es cubrir sus necesidades. ¿Se entiende esto?, es algo muy sencillo, creo que cualquier persona que haga matemática lo entenderá, y te dirá, bueno, si tú vienes a la clase de matemática, dejas a tu esposa, a tus hijos, a tu sueldo y a tu pagaré en la puerta, y vienes a escuchar el discurso de matemática. Si estás aquí pensando en tu pagaré y en tu esposa, entonces no estás aquí, eh, no es que yo te eche, tú mismo te has descalificado si no puedes dejar de lado eso, y atender a la matemática. ¡No es lo mismo!, ¡Ni más ni menos!, ¿no?



Vuelvo a insistir, no estamos hablando de un reino para iniciados, seres espirituales, en conectar, ¡no! Estamos hablando del simple amor al saber. El yo de cada dia está demasiado preocupado en lo suyo, para poder interesarse en algo que va más allá. Hay otro plano en nosotros pero ya no es ese, o hay que distinguirlo de ese, que es el que Giegerich dice, es el sujeto del conocimiento, de cualquier conocimiento. Pero el que nos interesa a nosotros es el conocimiento psicológico. Que no es matemático, que no es físico, que no es químico, pero que requiere el mismo desapego que cualquier otro campo de conocimiento. ¿Se entiende esto?



Si un químico va a hacer química desde su posición política, no va a hacer química, ¿se entiende?, y va a decir, voy a ir en contra de esta teoría porque a mi me gustaría que fuera esta otra teoría, toma. Los gustos y disgustos no entran en el terreno de la química. Si uno va con sus gustos y disgustos, automáticamente uno está descalificado, ¿verdad?



Curiosamente no pasa esto con la psicología, la gente se agarra a una psicología que defienda sus ideas, sus expectativas, que le de sentido a su vida, que le sirva como referencia para vivir, y eso, entonces, no es psicología, sino que es, ideología. ¿verdad? Si se está haciendo ideología, entonces no se está haciendo psicología. Si se quiere hacer psicología hay que dejar a ese que se preocupa por el sentido, por encontrar una referencia para vivir, ¡en la puerta!, para dejar paso a otro que lo único que quiere, es la verdad. ¿Si? La verdad. Esto te lo pedirán en matemática, te lo pedirán en química, te lo pedirán en física, te lo pedirán en teoría musical, te lo pedirán en corte y confección, si quieres aprender a coser, tienes que olvidarte cómo pagarás mañana y prestar atención a cómo se hace. Pero sorprendentemente la gente no tiene esta disponibilidad, cuando se trata de la psicología. Esto demuestra qué rebajada está, qué al servicio de intereses, de ventajitas, o de preocupaciones espirituales, y qué poco amor por el saber, o qué olvido, o qué desatención por el tema de la verdad cuando se trata, del ser humano. Ya no digo solo la psicología, sino que a la filosofía le va a pasar algo parecido, y a la sociología también le va a pasar algo parecido. Todas estas disciplinas, donde lo que entra en cuestión es la dinámica de lo que sea el hombre, siempre se ven teñidas de propuestas ideológicas. De la teoría que conviene para conseguir el propósito que uno quiere conseguir, el que sea, eh, y nunca la pregunta previa, de la verdad. ¿Se entiende esto?



En este sentido Giegerich es bastante rompedor, con lo que son las tendencias del tiempo en que vivimos. El tiempo en que vivimos es un tiempo cada vez más ideológico, en todos los terrenos. O más idealista, en la convicción de que solo hay hechos empíricos, que se muestran a si mismos en laboratorios, lo cual oculta una terrible ideología, o el hecho de que, tenemos que promover la visión que nos haga más feliz. Si somos de izquierdas una visión que soporte a la izquierda, si somos de derechas una visión que soporte a la derecha. No importa si hay verdad o no, lo importante es ganar las elecciones. Bueno, eso es lo otro, ¿no? Los dos fenómenos muestran una pobreza, un olvido del tema de la verdad, que impresiona. Característica del siglo XIX y del siglo XX, eh. No importa ya la verdad, no, lo que importa es el control de la realidad, la imposición de una doctrina ideológica.



En este sentido, o, en los esotéricos, en encontrar una doctrina que le de sentido a mi vida y me permita evolucionar. ¿Se entiende esto? Y cuando uno le pregunta al esotérico, vamos a explicitar qué quieres decir por evolucionar, las cosas se ponen difíciles. Porque se me habla de un saber absoluto que, o lo tengo o no lo tengo, o de un saber que no se puede decir, porque es tan intuitivo que, o lo sabes o no lo sabes. Lo que me están diciendo es que es un saber, que ni siquiera es saber, porque no se somete al esfuerzo del concepto. Es un saber tan vago, tan impreciso, tan “no saber”, que no se puede ni siquiera, someter al esfuerzo de definir, y puesto que no puede definir, todo es “lo mismo”. Eso no es saber, lo llaman saber porque lo que quieren decir es lo que están diciendo, y entonces es cuando tu les dices ¡pero di lo que quieres decir!, ¡no lo puede decir! ¿Se entiende esto?



Esta incapacidad de hacer el esfuerzo de hacer lo que no deseas, es la negación de la posibilidad del intercambio, de la comunicación. Es la negación de la inteligencia. Que es el don que no compartimos con las demás criaturas vivientes de este planeta...porque sentir, mi gato siente, tener hambre, mi gato tiene hambre, sentir alegría, mi gato siente alegría, sentir miedo, mi gato siente miedo, pasárselo bien, mi gato se lo pasa bien, pasárselo mal, mi gato se lo pasa mal. Pero poder definir y comunicar inteligentemente, no lo puede hacer mi gato, es lo único que tú puedes hacer.



Cada vez que se apela a un conocimiento indecible, algo que se siente pero no se puede expresar, se nos está reduciendo a la altura de mi gato. Eso es violencia, ¿se entiende?, es una violencia, es una violencia decir ¡no accedo a tu humanidad! Accedo al sentimiento que es lo más particular que existe. Así no hay conocimiento, así hay política en todo caso, así hay religión. Pero entonces no hay diálogo posible, no hay forma de investigar conjuntamente. ¿Se entiende lo que quiero decir? Por lo tanto no hay “logos”, pero la característica de la psicología es que es psico-logía, ¿logía qué quiere decir?, discurso inteligente. El discurso del Alma, la palabra lo dice, es un “logos”, tiene algo que decir, y por lo tanto se expresa ¡en palabras! No en palabras enunciadas en castellano, en, ¡no!, en palabras de la inteligencia, se expresa en conceptos. ¿Se entiende?



El lenguaje es conceptos, ¡no se puede hablar sin conceptos!, no se puede, todo lo que digas es concepto, ¡esto es una mesa!, hoy hace calor, tengo hambre,...estás usando todo el tiempo conceptos. Ahora se han enterado de algo más. Ya pueden salir de la sala, orgullosos de saber que toda la vida han usado conceptos.



-(Risas del público)



¡Eh! Ya pueden decir que hoy han aprendido que, a diferencia de los gatos, toda la vida han usado conceptos,...je je je je...¡eh!, ¡y no somos gatos!...je je je je...



Bueno. Hablando de estos dos planos, el plano interesado y el plano desinteresado. El plano que tiene cosas que defender, y aquél que, con esa hermosa expresión de Giegerich...sólo se puede hacer psicología con aquello en mi que ya está muerto...¿se acuerdan?...con aquello en mi o en ti, no con aquello que vive y piensa en mañana, en pasado, y cómo conseguir lo que quiere, ¡ese no puede hacer psicología!,...sólo aquél otro que en nosotros está muerto, ¡ese es el psicólogo en nosotros!, ¿se acuerdan de aquello que dice?, está distinguiendo continuamente los planos, está, está claro otra cosa, ¡no hay porqué ser psicólogo! No hay ninguna obligación, no se tiene porque ser, ¡no se tiene porque ser matemático!, ¡no se tiene porque ser físico!, ¡ni se tiene porque ser artista! No todos hemos nacido para ser físicos, no hay obligación, no vas a ser mejor humano porque te interese o no la psicología. No vas a ser ni mejor ni peor persona, ¡es que no tiene nada que ver contigo! ¿Se entiende esto?



Luego no es, ¡ay, yo tengo que serlo!, porque si no lo soy, ¡he fallado!, ¡no has fallado nada! Pero si alguien tiene una curiosidad por serlo, que sepas, que el que puede hacer psicología en tí, no es el que tiene intereses en conseguir algo, sino, el que ya está muerto para esa vida, y que por lo tanto, pueda mirar, desapaciblemente. ¿Se entiende esto?



¡Dos planos, continuamente! Entonces vamos a ver un ejemplo, tomado de este libro. De cómo él habla de estos dos planos en la forma de un mito. O en la forma de un cuento. Analizando un cuento, cómo estos dos planos...es muy difícil, poder precisar,...las imágenes son necesarias, no son suficientes, pero son necesarias. En un momento, a ver si lo encuentro, si, aquí está, cuando él dice...en un momento trata de explicar porqué Jung, de toda la psicología profunda, la fuente de inspiración de su pensamiento es Jung, y no Freud, por ejemplo,...porque en Jung, de todo lo que encuentra,...Jung no es una persona, recuerden eh, cuando dice Jung, le da exactamente igual la persona, lo que mide, si es infiel o no, le gusta la música clásica o no, ¡no cuenta!...Jung es el nombre de una obra, no de una persona. Las personas aquí ¡fuera!, no interesan, lo que interesa son los pensamientos, que no son de ninguna persona. Se piensan a sí mismos, lo que importa es la verdad, no quién la dijo o no la dijo. Estando con Jung, quiere decir, una obra, no una persona. ¿Porqué ese pensamiento que encontró formulación?, y además, formulación, según Giegerich, ¡inadecuada!, no la mejor formulación pero única en su momento, en la obra de Jung, porque en la obra de Jung, en Jung aparece una idea que no es de Jung, sino una idea ¡que posee a Jung! Una idea que lo usa a Jung, para expresarse, una idea que no tiene nombre ni propiedad, porque en el reino del pensamiento, no hay autores. En el reino del arte, hay autores, la obra de Shakespeare no es la obra de Goethe, pero en el reino de la verdad, la verdad no tiene autoría. ¿Se entiende esto?



Podemos decir, la verdad se expresó en un momento en la obra de...Newton...pero no es la verdad de Newton. ¿Se entiende esto? Por lo tanto, cuando estábamos hablando de la búsqueda de la verdad, los nombres son sólo epítetos, formas abreviadas de, la expresión que en un momento dado, encuentra esa verdad, que no le pertenece a nadie. ¿Se entiende esto? Este es el plano en el que, todo el tiempo, se mueve el discurso psicológico. ¿Eh? Cada vez que caemos en la chismografía de, ay, pero Jung, ¿era fiel a su mujer o no era fiel a su mujer?, ¿qué le gustaba a Jung?, hemos perdido la psicología. Cuando habla de Jung, no habla de la chismografía que le interesa al yo de todos los dias, que vive en la horizontal, que vive la historia de ayer y anticipa el mañana, y ve un mundo de conexiones y de informaciones exteriores, sino al otro, que está en un plano donde todo eso ha dejado de existir. Porque lo que existe es un decurso permanente de un logos, de un enunciado. ¿Entienden?



Entonces Giegerich dice, ¿porqué Jung?, porque sobretodo que, en Jung hay una “noción”...esto es del artículo que traducí el otro dia...que encuentra expresión en Jung, y es la noción de “alma objetiva”, de un Alma que no le pertenece al ser humano, más bien, que todos estamos contenidos en el Alma. Esta noción, sí que no está en Freud, de verdad, esta noción aparece realmente en Jung, aunque muchos psicólogos jungianos y la escuala analítica tradicional, puedan haber traicionado a esa noción. Pero la noción está ahí, más allá de que se la traicione o no, ¿eh?



Entonces, en el tercer capítulo de esta libro maravilloso, que dice...un desarraigo en la noción...cuenta lo siguiente...en la era de...la era, es la era de los cuentos míticos de la tradición escandinava, eh, o sea, de Suecia, Noruega y Dinamarca, la saga donde se cuentan los mitos de sus dioses, entonces dice...en la era de...hay un punto en el cual, el dios germánico Thor, viaja hacia Utgard, o también en islandés,...hombre, islandés yo no se, o sea que...Utgarord...pero lo vamos a llamar Utgard mejor, Utgarord, que se traduciría como el mundo o el reino afuera, o también se lo puede traducir como el más allá,...la esfera de los demonios y los gigantes,...la esfera de los seres míticos, ¿no?, dice...hay un cuento, en el cual, el dios germánico Thor, viaja a Utgard y entra en el palacio del rey Utgardaloki, es decir, el rey de Utgard. El rey y sus hombres, todos gigantes, le recibieron desdeñosamente, debido a su pequeño tamaño,y le pidieron que demostrara sus capacidades. Porque Loki, el señor de Utgard, quería demostrarle que, aún siendo famoso por su enorme fortaleza, no era competencia para sus gigantes. Una de las tareas que se le dio, fue que levantara del suelo a la gata del rey. Thor la captó con la mano por debajo de la panza de la gata, e intentó con todo su poder despegarla del suelo, pero la gata sólo arqueó la espalda, manteniendo su cabeza y su cola, firmes sobre el suelo. En un segundo intento volvió a fallar, aunque esta vez se las arregló para, por lo menos, sacar una pata de la gata, del suelo. Al siguiente dia, cuando Loki lo había llevado ya, a los límites de su reino para despedirle, le reveló a Thor la razón de su fracaso para tratar de hacer una tarea aparentemente tan simple, había truco de por medio. Lo que Thor había sido engañado, en ver como un gato, en realidad era una pequeña sección de la serpiente de Midgard, la serpiente que rodea el universo entero. Utgardaloki y los otros gigantes, en su palacio, habían estado llenos de miedo porque podían ver la serpiente y testimoniar cuán cerca había estado realmente Thor, de llegar a despegarla de la Tierra, rompiendo casi, el ciclo urobórico, lo cual hubiera tenido consecuencias catastróficas...



...esta es la historia, vamos a ver ahora el decurso que hace Giegerich...



El gato que no es un gato...uno puede interpretar esa historia en términos de lo que significa dentro de la mitología germánica, pero en nuestro contexto quiero leerlo como una alegoría de cómo acercarse a la obra de los pensadores, incluyendo los poetas y otros artistas...cuando encontramos tal obra, la pregunta es, ¿la leemos con la mentalidad del sentido común del hombre de todos dias?, ¿o la leemos como, o mejor dicho, como el Thor de este cuento?, ¿quién está leyendo en nosotros?, ¿el ego en mi o Thor en mi? Pero aquí uno podría preguntarse, ¿no es acaso precisamente Thor el que despliega la perspectiva del sentido común?, de modo que la diferencia que acabo de hacer entre él y el ego,¿es nula y vacía? Después de todo, él no es capaz de ver a través...esto es una pulla a Hillman, que hablaba siempre a través de las cosas, ¿no?...después de todo Thor no es capaz de ver a través del gato, de ver a través, hacia la realidad más típica de la serpiente de Midgard. ¿Esto no es acaso una señal de la mentalidad de sentido común del ego? Pensar de esta manera...dice Giegerich...sería un error, el fracaso de Thor es simultáneamente, su marca de distinción sobre el hombre común de cada dia. El hecho de que Thor fallara en despegar el “gato”...pues sabemos que no era un gato, era la serpiente que rodeaba el mundo...el fallo de Thor en despegar el gato muestra que Thor tuvo un verdadero y real acceso al nivel arquetípico, en efecto, Thor estuvo en contacto, no solo mentalmente, con la serpiente de Midgard...hay que aclarar que el reino de Midgard es el reino de todos los dias, y el reino de Utgard es reino trascendente del más allá, por eso Thor, que es el dios de la fuerza de Midgard, había ido a Utgard, y en Utgard, lo que vio como una gata, era la serpiente que mantiene unido al reino de Mitgard. El reino de Mitgard es el reino del hombre de la vida cotidiana. El reino de Utgard en cambio es el reino del más allá. Thor, de Midgard, había estado en Utgard, y lo que en Utgard le había parecido como un gato, era realmente la serpiente que mantiene unido a Midgard, ¿se entiende? El hecho de que Thor fallara en despegar al “gato”, muestra que había tenido un verdadero y real acceso al nivel arquetipal, de hecho estuvo en contacto, no sólo con la mente, con la serpiente de Midgard, había sido capaz explícitamente, de ver lo correcto desde el comienzo, si hubiera sido capaz de ver explícitamente a través de la serpiente desde el comienzo, probablemente no habría intentado despegar el gato en primer lugar, por lo tanto, se hubiera perdido la posibilidad de un contacto genuino con el nivel arquetípico. Su acto de “ver a través” hubiera sido tan solo un sustituto fácil, meramente intelectual y académico, de tener una relación comprometida con la dimensión arquetipal. Pero tal como fue, él no se dio cuenta de antemano con qué estaba tratando, y por lo tanto tuvo que usar toda su fortaleza. Fue precisamente, de su fallo, lo que le obligó a darse cuenta que aquello con lo que estaba luchando, debía ser algo más que un mero gato empírico. En cambio de un ver inmediato y previo a la experiencia, un ver este nivel arquetipal en su aventura, su toma de conciencia le viene indirectamente después del hecho, como una inferencia a partir de su propio fallo.



¿Se entiende lo que está diciendo? Lo que es lógicamente una inferencia después del fallo, se describe en el relato de manera narrativa, como la explicación que Loki le da a Thor a la mañana siguiente. O sea, en el relato no se dice, que la explicación es a posteriori, pero se cuenta que Thor lo supo al dia siguiente, cuando Loki se lo contó. Es la manera que tiene el cuento de decir que la conciencia vino después del hecho del intento. ¿Se entiende, no? Y es así, evidentemente.



...en este sentido, su fallo es el testimonio de la naturaleza arquetipal de su experiencia...



...Y esto se conecta con el tema del sacrificio, que vimos en aquella clase donde tú preguntabas, acerca de la importancia de matar o no matar para ser Alma, que yo no se si la tendrán presente pero deberían tenerla, en la que yo insistí, que la diferencia entre Giegerich y Hillman, que, desde la perspectiva hillmaniana, el reino de la psique basta en ser una contemplación, mientras que para Giegerich, lo importante del Alma es que es real, y que es real quiere decir que opera en la realidad, no se puede ver como algo separado de lo real, si crees que se la puede ver más allá de la realidad, lo que está haciendo sin darte cuenta es transformar a la realidad en algo que es un hecho, y que no tiene Alma, el Alma se ve pero no está en la realidad, ¿se entiende?, no se dice, Hillman jamás dijo eso, está implícito en su pensamiento, si tú dices, el Alma se puede percibir con la mente, separada de la acción, lo que estás diciendo es que hay un reino de la acción, puro, crudo y duro, ¡y un Alma!, ¡y un reino anímico que se puede ver! Por lo tanto está viviendo en un mundo escindido, que automáticamente acepta que hay una realidad literal sin Alma, y una realidad del Alma despegada de la experiencia literal. Esto es lo que Giegerich denuncia todo el tiempo, ¡el Alma es real!, esta separación entre una realidad sin Alma y un Alma sin realidad y ese intento por que se las vea separadas, de unirlo, nunca da realidad al mundo porque se lo des-realiza cada vez más, y el Alma parece colgada en un mundo platónico y la realidad física, empírica, parece desanimada y cruda, y el psicólogo lo que intenta, por lo tanto, es unir algo, porque en su mirada, en su comprensión, sin darse cuenta, ya parte de una separación.



Y por lo tanto, tratando de unir algo que tu visión acepta como separado, lo que tú llamas un acto de unión, comete todo el tiempo, a pesar tuyo, asegurar la separación. ¿Se entiende esto? Mientras lo que piensas, el contenido de...no tú eh, de ese pensamiento...el contenido de ese movimiento, de esa posición psicológica, que es, quiero unir alma y cuerpo, desde donde mira para poder ver eso, ya produce una escisión. No es que estén separadas, es que se ven separadas, porque la colocación del sujeto es, hay un hecho físico, crudo, muerto, y una imagen que da vida, y el intento es hacer que la imagen anime el hecho. Es un buen intento, es un intento elogioso, es un buen intento traer los dioses a este mundo, pero si tú quieres traer, tú no, la filosofía que practicas, la visión que practicas, no tú, intenta trae dioses a este mundo, es porque parte automáticamente, aunque no lo confiese, de una experiencia de este mundo desdivinizado, y de una experiencia de unos dioses separados del mundo. Sólo así se puede querer unir algo. Se puede querer unir algo porque se lo experimenta como separado. Por tanto, es un tipo de conciencia que concibe una realidad práctica, cadavérica, y que tiene que animarla apelando a los dioses. Pero antes de apelar a los dioses ya está marcada por la experiencia de que hay un mundo muerto. ¿Verdad? Es una conciencia por lo tanto, una colocación que parte, de un mundo muerto. Y además no le gusta ese mundo muerto, por eso intenta reavivarlo, re-encantarlo, pero todo intento de re-encantamiento, se hace sosteniendo la visión que tiene la experiencia de un mundo material, muerto. ¿Se entiende? Todo lo que se haga desde ahí, por muy bienintencionado que sea, precede con un punto de vista que parte y reconoce que hay un mundo muerto. Que hay un mundo sin Alma y que hay un Alma sin mundo.



Esta mirada para Giegerich, ya es no-psicológica. ¿Cómo con una mirada no psicológica que experimenta un Alma sin mundo y un mundo sin Alma, vas a acceder a la psicología? Esta sería la gran pregunta. Lo que cuestiona Giegerich, aparentemente el Giegerich más crudo, lo que hace Giegerich es poner de manifiesto, la crudeza, en este visión aparentemente poética, pero que consiste en tener que poetizar una realidad primariamente experimentada como cadavérica. En cambio lo que propone Giegerich es, ¡no hay realidad cadavérica!, ¡el Alma es lo real!, no hay nada real que no sea Alma. ¡Y no hay Alma que no sea real! En el momento que llamamos Alma a unos dioses que ya no son reales, y realidad, a un mundo desanimado, es que nosotros hemos perdido el órgano que permite reconocer el Alma en la realidad. Y nos hemos quedado colgados de una forma de Alma que ya no está viva, que es la de los antiguos dioses, que nos lleva a experimentar un mundo, que está muerto. Pero el problema no es que este mundo esté muerto y que el Alma se quedó con los dioses antiguos, el problema es que nosotros hemos quedado anclados en una visión que no reconoce el Alma en lo real, sino que identifica el Alma con una cáscara dónde estuvo en un tiempo, y ya no está. Y esto nos condena a tener que experimentar a la realidad de nuestro tiempo como una realidad sin Alma, que no se parece a esos dioses, y lo que queremos hacer es traer esos dioses a este mundo, en lugar de descubrir cómo está presente el Alma, ¡no esos dioses!, el Alma, hoy, en este mundo. ¿Entienden la diferencia que hay?, ¿entienden lo urticante de ello?, por lo menos hay, se podría decir, es cierto que hay un intento de re-encantar el mundo, pero para re-encantarlo, hay una experiencia de des-encantamiento, una experiencia que curiosamente no se acepta como experiencia de Alma. No se acepta que el des-encantamiento del mundo, que quiere decir, el momento histórico en que el mundo ya no está habitado ni por duendes ni por dioses griegos, es una etapa del Alma, sino que se lo vive como una pérdida del Alma, ¿pero es una pérdida del Alma, o es una incapacidad por parte nuestra, de aceptar que el Alma ya no tiene la forma que tenía? Es decir, y es una obstinación por parte nuestra, de decir, que si el mundo tiene Alma, tiene que ser el Alma que tenía entonces, la de los dioses griegos. Que para colmo, según dirá Giegerich, ¿pero qué tipo de visión animada es esta?, que sólo puede ser vivida por quien tiene una titulación académica universitaria ¡y en filología clásica! ¿Porque quienes pueden hablar de Afrodita y de Hades, sino, los estudiosos de la mitología clásica? O sea, que ninguna persona de los millones que habitan hoy, conocen a Afrodita ni a Eros, si tú le dices, mira, el poder de Afrodita, y el poder de,...bla, bla, bla, a cualquiera en la calle, ¡no saben quién es!, porque para conocerlo te tienes que ir a estudiar historia o mitología. Esto quiere decir, ¡que no están vivos! Si estuvieran vivos no necesitarías ir a estudiarlos. Estarían presentes. Los griegos, en la época mítica que, no es la de Homero eh, la de Homero ya es la época filosófica, miles de años antes de Homero, cuando los mitos no eran literatura, sino cuando era la experiencia viviente diaria, ¡no tenían que estudiar mitología! Los dioses estaban presentes, el dia que tenemos que buscarlos en un diccionario, ya no están más presentes. ¿Se entiende?



La pregunta es, ¿pero qué está presente hoy? Esa mirada que dice, hay que ir a buscar a los dioses porque lo que se presenta hoy sin esos dioses es materia muerta, pone de manifiesto que la muerte, está en la mirada. Mirada que ve muerte por un lado y dioses por otro, que es incapaz de ver el Alma, en la vida, tal como se presenta. Y al no ver el Alma que espera ver, a esta vida, tal como se presenta, le llama muerte. Le llama materia sin vida, es decir, aquí no hay Alma, decreta adónde tiene que estar el Alma. ¿Se entiende?, dicen, aquí no hay Alma, el Alma estaba allí.



En lo que insiste Giegerich es en decir, ¿quienes somos nosotros para decretar la forma que el Alma debe tener? ¿No debiéramos nosotros aprender del Alma? ¿No debiéramos por lo tanto ser nosotros los que aprenden de la realidad, en lugar de ser quienes decretan lo que debe o no debe ser real? ¿Comprenden el cambio que hay? Los griegos no decretaban que debían haber dioses, hablo de los griegos de la época mítica, en la época en la que para el ser humano, existir era un modo mítico, ya no lo es más, nos guste o no nos guste. Ya no es ésta la manera en que, más allá de que querramos o no, es como es el mundo, cada uno de nosotros se encuentra con un mundo ¡que no es mítico!, luego la voluntad de cada uno ¡puede inventarse un mito!, pero un mito que se inventa ya no es un mito. Porque el mito, en la época de los mitos, no era personal ni individual, la gente no tenía mitos individuales, la característica del mito es que es de la historia colectiva. El hecho de que en un momento uno hable de mitos individuales, significa que ya no se está más en la época del mito. La esencia del mito no es que sea una historia que eligen las personas, sino que es la historia comunitaria. ¿Entienden? No tienen autores los mitos, en la época que el mito vive.



Ahora, cuando una persona dice, yo estoy buscando mi mito, acorde con mi vida, la palabra mito perdió su significado original, ¿se entiende?, se está usando,...es como el burgués gentilhombre, que se siente maravillosamente especial porque ha descubierto el hablar en prosa, ¡bueno!, una impostación, ¿no?, ¡mi mito!, porque ya no es...el tema sería, más allá del mito que tú busques para tí, ¿qué es lo que sé, se está viviendo en el tiempo que es para tí, todo el mundo en el que tú perteneces, la ha tocado vivir. No te pertenece querer elegir, poder decidir, desaparece de la vista, porque el que quiere elegir y puede elegir y puede decidir, es el juan de todos los días que decide acerca de su vida, pero más allá de ese yo de cada dia, de cada uno de nosotros, que puede o no puede hacer lo que puede o no puede hacer, ahí, nos toca más allá de nuestra decisión, ¿se entiende?



¡Hay lo que hay, me guste o no me guste! Me entere o no me entere, cada uno de nosotros está en un momento de la historia, pero no es un momento elegido. Puedo ignorarlo sin ninguna duda, puedo ignorarlo, pero lo ignore yo o no lo ignore yo, me rodea y me contiene, me lleva como el mar lleva a la espuma, es como una puede ignorar que está en el mar, pero es llevada por el mar. Yo puedo ignorar la historia y la sociedad a la que pertenezco, pero eso no quita que pertenezca a esa historia y a esa sociedad. ¿Se entiende?



Ahora los agarrará la crisis hasta a los que dicen, yo no me entero para nada, pero no es una cuestión de que te enteres o no, ¡está ahí!, ¡y llegará! Todo depende de cuánta sensibilidad haya en tí para registrar lo que hay o lo que no hay. ¿Se entiende lo que estoy diciendo?

Hace poco un astrólogo, que malinterpreta estos temas, como la mayoría de la gente, que cree que esto es una cuestión de querer o no, de ideología o no ideología, y que por lo tanto, Giegerich es algo que se toma o se deja, porque su visión me gusta o no me gusta, ¿se entiende lo que estoy diciendo? Es cuestión de que, ¿qué psicología compramos que nos venga mejor para vender la visión que nos viene mejor, verdad? Una especie de cosa así. Lo que yo encuentro realmente detestable, encuentro casi pornográfico, ¿me comprenden?, encuentro enfermizo, y por cierto, sintomático del Nihilismo, que es lo que esas personas no quieren aceptar, y sin embargo, de lo cual son la expresión más rampante, ¿se entiende?, es parecido a lo de recién, la psicología arquetipal no quiere aceptar un mundo sin Alma pero, ¡parte de eso!, y por lo tanto, cada vez que hace algo lo hace desde un punto de partida que lleva a matar a la realidad, involuntariamente, con buenos propósitos se consiguen pocas cosas. No importan los buenos propósitos, lo importante es, ¿desde dónde, desde qué perspectiva, surgen esos buenos propósitos? ¿Cuál es la visión que hace que aparezcan estos buenos propósitos? Esa visión no se elige, esa visión se padece.



Bueno, decía que hace dias, que un astrólogo hace poco me decía respecto a Giegerich, que creo que no le entendía, cuestionando un poco esta visión,...bueno, Giegerich insiste mucho en la tecnología, es cierto, Giegerich insiste mucho que vivimos en un mundo determinado por la tecnología, nos guste o no nos guste, que por lo tanto, cerrar los ojos ante esto es cerrar los ojos ante lo que forma nuestra cotidianeidad, nos guste o no nos guste. ¡Estamos rodeados de aparatejos todo el tiempo! Cada vez somos más esclavos de los aparatejos y no nos damos cuenta, además creemos que nosotros usamos los aparatejos, sin descubrir que entregamos energía de manera compulsiva a los aparatejos. ¡Impresionante, es un rito!, es casi la religión de hoy, hoy en día la palabra religión no tiene el significado de antaño de creencias subjetivas, no, tiene el mismo significado de antaño que es, ¡la devoción que ocupa más tiempo!, y si durante el Renacimiento todas las familias de Occidente dedicaban siete horas al día a leer la Biblia, hoy todas las familias de Occidente dedican siete horas o más ¡a mirar la tele! No importa que no lo vivan como religioso, eso es cuestión del ego, lo importante es que el tiempo consagrado más allá de toda decisión habla de una devoción ¡que el Alma tiene en ellos!, a pesar de que no sea lo que ellos digan. ¿Ven la diferencia que hay entre lo que está pasando más allá de lo que uno se da cuenta?



Pues esta astrólogo me decía, bueno, la tecnología, hay lugares en ese planeta que parece que Giegerich no lo tome en cuenta, donde Internet no existe. Y yo le dije, oye, es como si me dijeras que hay lugares en ese planeta donde no hay industria muy desarrollada, por supuesto que hay lugares donde no hay industria, pero no hay lugar en ese planeta que no esté contaminado por la actividad industrial. Y que poco importa que una población en Amazonas ignore o no, que hay actividad industrial en este mundo, ¡se encuentran afectados por ello! Porque el tema no es que el ego de las personas reconozca que está afectado, el tema es que está afectado lo sepan o no. Y sus aguas están contaminadas lo sepan o no. Y la lluvia que cae está contaminada lo sepan o no. No importa que esa gente practique o no Internet, es una cuestión de ego. Que ellos piensen en verdad no cuenta, lo que cuenta es que el mundo está tecnificado y que son victimas de este mundo, lo sepan o no. ¿Se entiende lo que quiero decir?



Aunque me diga, hay gente que no sabe, hay gente que vive como si, ¡no importa el cómo se vive!, no importa la pretensión que uno tenga, no importa lo que uno sepa o lo que uno ignore, ¡importa la verdad de lo que pasa, se la sepa o se la ignore! ¿Se entiende? Ahí tenía un caso claro de falacia antropológica, si la gente no lo sabe entonces no existe, y si hay un grupo de indígenas que viven en el Amazonas como si el mundo no estuviera contaminado, ¡el mundo no está contaminado!, pues no, el mundo está contaminado, además ya no hay tribus que no sepan, porque está viviendo las consecuencias de manera terrible, el agua contaminada, las enfermedades, la desaparición de las especies. Esto, creernos que ellos están en el Paraíso es propio de, justamente, las poblaciones altamente industrializadas, que tienen la fantasía del Paraíso del Amazonas. El que vive en el Paraíso del Amazonas no vive en un Paraíso, esto te lo puedo asegurar. Esta también es la fantasía de una estructura lógica post-industrial, que se llena con contenidos no industriales, piensa en temas no industriales, como el Amazonas, las selvas vírgenes, pero con una estructura lógica totalmente post-industrial. ¿Se entiende esto?, esto es un acto de, no, no egóico, el ego aquí no interviene, eh, pero es una incoherencia, es una incoherencia, es como una neurosis, es, una mentira. No una mentira del ego, es un desacuerdo de el mundo en el que uno se mueve con el mundo en el que el Alma, incluído el Alma en uno, habita. ¿Se entiende esto?



Entonces uno ve lo que ve y se cuenta lo que se cuenta, pero uno habita en un estilo de vida que no coincide con lo que uno ve y lo que uno se cuenta, y para colmo, el estilo de vida en que se vive, no depende de las elecciones de uno. Esto es lo que cuesta aceptar sobretodo a la posición nihilista dónde no hay nada, no hay nada, y todo lo hacemos nosotros y somos libres de crear, no hay verdad ni mentira, todo es posible. Es la posición nihilista, no hay nada, todo es creación, todo, porque todo depende que uno se lo crea o no. Claro, para esa posición, el aceptar de que hay, más allá de que te guste o no te guste, lo que hay, y estás condicionado y ese condicionamiento no se puede cambiar, ¡es como un bajón!, porque implica aceptar un criterio superior a tu voluntad.



Como ven, las posiciones aparentemente más liberales, llamémoslas, medio hippies, o esotéricas, o new age, o junguianas tradicionales, son las que han hecho un culto de la libertad del ser humano, para crear incondicionadamente, porque no reconocen ¡nada! más allá del sujeto, y por lo tanto no creen en una realidad más allá del sujeto. ¿Se entiende? Curiosamente porque, pareciera ser que es por un lado, una rebelión contra la excesiva subjetividad, pero en el fondo es la caída en la más absoluta subjetividad, ¡no hay parámetros! Esto es lo que anunció Nietzsche, no hay Dios, porque Dios murió, no es porque no exista, todo está permitido, ahora todo vale, ¿pero vale todo? Es curioso que lo que la gente más detesta, como contenido, a Nietzsche, son los que más lo practican.



Volvemos a lo mismo, lo que se predica no coincide con la estructura de pensamiento en la que se habita. Se habita en una estructura que dice, todo vale, y a todo se le puede dar el significado que se le quiera dar, ¡pero no se acepta como tema! Como tema se acepta la devoción a lo importante, a lo verdadero, pero de una lógica que dice, será verdadero lo que yo quiera que sea verdad, será bello lo que yo decrete, yo, mi estilo de pensamiento, no yo como individuo. Mi escuela, mi secta, mi grupo, mi línea de acción, mi filosofía, mis...correligionarios, eh. Cuando digo yo, me refiero a ese, eh, a una posición ante la vida, que crea la verdad. Es curioso pero los que más aparentemente más quieren respetar algo, son los que se mueven en una lógica de que, el sentido se produce, la belleza se crea, y la verdad se propone, ¿se entiende?, no es que, la verdad se impone, que la verdad no depende si tú quieres o no, sino que depende de lo que hay. Parece que esto, parece que costara mucho, ¿no?, dice, ¡yo hago verdad!, ¡la verdad será lo que yo quiera!



¡Pues no!, ¡No será lo que tú quieras! No lo es. Parece que desde esa filosofía aparentemente más espiritual, dual, porque se aceptan cosas, se esconde una verdad terriblemente egóica, terriblemente egóica, el vacío de la modernidad. Se habla de dioses desde una posición en la que no hay Dios, ante el cual dar cuenta, sólo está lo que yo pueda creer. Lo que yo quiere decir, mi línea de pensamiento, eh. Cuando digo yo no piensen en mi persona en concreto, no hablo de eso. ¿Se entiende esto?



¡Increible! Ante esto Giegerich ya lo ha puesto, es el retorno, es como un despertar, ¿no?, es como la salida del pozo dice, es como un despertar. Aún en la ilusión de que la verdad se crea, te ves, colectivamente, atrapado en la verdad del Alma, ¡que no depende de ti!



Y la verdad del Alma y la verdad de la historia se parecen mucho. La historia existe no solo como suma de hechos externos, no en ese sentido. La historia existe como proceso viviente de despliegue de la lógica del Alma, dentro de la cual estás instalado, lo sepas o no lo sepas. ¿Se entiende esto? Bueno, voy a leer un poquito más...he dado una buena vuelta...háganme preguntas cuando esto no suene, ¿no?,...no voy a volver, no lo voy a repetir, no, es el momento de afrontarlo, dice...



...dentro de la estructura del sentido común un gato no puede ser otra cosa que un gato...así es, ¿verdad?, ¡un gato es un gato, y no me vengas con cuentos!, esto es lo que se llama una persona realista, ¡un gato es un gato!, ¡y lo demás son pollas en vinagre!, ese es el mundo de Midgard, en el mundo de Midgard los gatos son gatos y no otra cosa, no podría de ninguna manera haber un fallo en levantar un gato, y mucho menos en Thor, el dios de la fuerza, en el mundo de Midgard sería absurdo que Thor no pudiera levantar una gato, porque un gato es un gato y nada más que un gato,...la cosa crucial acerca de la visión que el ego tiene de la vida, es que el problema de no ser capaz de ver a través, ni siquiera puede surgir para él, el ego nunca se ve engañado por tomar un gato por lo que realmente es la serpiente de Midgard, porque para el ego el gato es de verdad y en verdad, un gato, no es nada sino un gato, porque tal cosa como una serpiente de Midgard es un absurdo, para empezar,...¿se entiende esto?...bajo tales circunstancias uno ni siquiera tiene que ser Thor, y ni siquiera tiene que ser tan fuerte como Thor, a fin de ser capaz de levantar un gato del suelo, cualquiera en Midgard puede hacer esto...para la mentalidad del hombre de todos los dias, esto es asi, porque él, por defecto, habita en Midgard, en el mundo ordinario, cotidiano, diario, el lugar de morada de los humanos, y no importa cuán lejos puede viajar, por muy lejos que viaje sigue habitando Midgard. ¿Se entiende esto?, si.



Y se puede ir a la Luna, pero es la Luna vivida desde Midgard. Puede descubrir otros mundos, otros planetas, pero son siempre, extensión de la perspectiva de Midgard. El espacio físico se puede recorrer, no importa, Midgard no cambia en el espacio físico. ¿Se entiende lo que está diciendo? En Midgard las cosas se ven limitadas a su positividad, es decir, a lo que son positiva o literalmente.



Vamos a hacer una aclaración, la palabra positivo, que nos lleva al tema del negativo,...abrevio mucho eh, tiene tela,...¿Uds han oído hablar de positivismo? ¿Qué creen que es el positivismo?...no, no es un examen eh, no tienen que acertar porque no hay premio, je je je,...sólo tienen que ser honestos y decir lo que piensan, no hay error, no hay acierto, no hay nada.



-(Comentario del público)



¿De qué? No. El positivismo es un movimiento filosófico muy importante del siglo XIX, que por cierto hoy en dia se ha transformado en la visión vigente en Midgard, y en Midgard ya la filosofía no se ve como filosofía, ya no hay filosofía en Midgard, sólo hay hechos. Esta es la característica de Midgard, porque la filosofía ya no se reconoce, ya no se ve filosofía, se ven hechos, hechos, sin darse cuenta de que esos hechos son una filosofía. Pero para poder ver la filosofía que hace que los hechos aparezcan, hay que estar en otro lugar, je je je, porque en Midgard sólo se ve esto. El tema es este.



En el siglo XVIII, XIX, en el siglo XIX. En el siglo XIX, que es 1.800, viene el iluminismo, la revolución francesa, la confianza en la capacidad del hombre de razonar, el derribar antiguos mitos, la caída de aquél mundo natural habitado por dioses, por demonios, también la caída en la creencia en las brujas, las quemas de personas porque no practicaban una religión, la caída de la inquisición, todo esto, corresponde al llamado “dominio de la diosa razón”, que no es algo sólo negativo, eh, ni mucho menos, ni mucho menos. Pero que es un proceso que nadie elige, nadie decide, ha llegado la hora de la diosa razón, sino que nos vemos metidos en un tiempo donde esto se impone como la verdad del momento, y es la verdad de un momento que acaba con un tiempo histórico, y origina otro tiempo histórico, del cual en parte vivimos una consecuencia.



En el siglo XVIII, XIX, posiblemente se ha dado el pensamiento filosófico de más alto vuelo en la historia de Occidente, el pensamiento filosófico más riguroso que ha existido, posiblemente en el siglo XIX. Tuvo su expresión en un gran filósofo que ya lo he mencionado, que contiene toda la filosofía anterior, en su propio pensamiento, caso único en la historia, y contiene toda la filosofía ulterior. Por lo tanto, un filósofo imposible de refutar, porque ya contiene en su propio desarrollo, su propia refutación. Imposible de negar, porque su negación ya está contenida como un momento de su propio pensamiento. Lo contiene todo, contiene el realismo, contiene el idealismo, contiene el escepticismo, lo contiene todo junto. Su gran pensamiento es algo viviente que se despliega por momentos que contienen toda la historia. Un pensamiento...si, Hegel, gran pensador.



Después de Hegel, junto con los, mmm, el imperio napoleónico, no de Napoleón I, sino del segundo y tercer Napoleón, los primeros movimientos idealistas, y más tarde, la experiencia terrible a comienzos del siglo XX, finales del XIX, de las guerras, llevaron a una decepción y un desencanto con todo el mundo de la razón, se llamó la razón especulativa.



Y surgió como una reacción, una línea de pensamiento que dijo, basta de especulación, queremos ir a los hechos mismos. Y surge un movimiento filosófico cuyo lema es, la verdad está en los hechos mismos. Y a la pregunta de ¿qué sea un hecho?, responderá, un hecho es lo que determina la ciencia empírica. Este movimiento filosófico dice, los hechos reales son los hechos positivos. ¿Y qué es un hecho positivo?, un hecho positivo es un hecho que se pueda demostrar en un laboratorio, un hecho que se pueda probar con un experimento científico. Por lo tanto, la realidad está formada por hechos científicos. Augusto Compte, si señor, Augusto Compte es el fundador del positivismo. Una doctrina filosófica que atribuye por lo tanto, que la filosofía ha muerto, porque el único modo de conocimiento es el científico. El siglo XIX.



-(Comentario del público)



Pero no solo por los sentidos, tus sentidos pueden ser una alucinación, y eso no se puede reproducir en un laboratorio. O sea, no son los sentidos empíricos de una persona,...ni siquiera los sentidos, porque los aparatos científicos pueden llegar a detectar lo que los sentidos limitados de un individuo, no pueden percibir. En realidad se trata de la experiencia repetible inter-subjetivamente. Si una experiencia por los sentidos la tiene un sujeto pero no la tiene ningún otro sujeto posible, no tiene ningún valor, y vale como una alucinación. No es un hecho positivo, un hecho positivo es aquello que se pueda reproducir en un laboratorio, por cualquier sujeto, válido para todos, no sólo para Pepe, si vale sólo para Pepe, pero José no lo puede reproducir, ni María, ni Luis, ni nadie, no vale. Un hecho es científico si cualquier sujeto, usando el método, llega al mismo resultado. Y es un avance, vamos a decir que la revolución científica representa un avance, con el positivismo, que considera a los hechos reales como positivos. Y positivos quiere decir, empíricamente demostrables por las ciencias de la naturaleza. ¿Se entiende esto?



El positivismo es muy limitado, ya está caduco, pero, el sentido común de nuestro tiempo es, positivista, tan positivista que agregan la palabra científico como si fuera un valor, ¿no?, incluso sin saber lo que es la ciencia, pero la gente dice, esto está ¡científicamente probado! Es como si en la Edad Media dijéramos, esto está garantizado porque está en las Escrituras. Bueno, es otorgarle valor, la gente no sabe lo que quiere decir científico, la gente dice, ¡debe ser verdad porque es científico! ¡Y entran en trance!, no tienen ni puta idea, ni siquiera han estudiado ciencia, nada saben de la ciencia, pero, palabra ciencia, ¡palabra de Dios!



La superstición y la vulgaridad es la misma, solo que el sello, hoy en dia, no viene dado por la teología, porque murió la teología, queda como actividad académica, pero ya no mueve pasiones en el mundo, como las movió. Durante la Edad Media la teología no era una ocupación especial, era lo que presidia los temas de vida o muerte de la mayoría de la humanidad. Entonces vivía la teología, pero se murió.



Pero aparece otro tema, que marca el s.XX, que es la tecnología y la ciencia. Y nos guste o no nos guste, eso es lo que va a misa, y no lo que yo diga o no diga. Incluso en mi casa yo puedo decir lo que yo digo, pero en la casa en la que yo habito, en la casa psíquica en la que yo habito, aunque yo decrete que no me gusta la ciencia, en esa casa va a misa la ciencia. Y te puedo asegurar, en cuánto me sale un síntoma raro, yo puedo decir lo que quiera, pero, algo que hay en mi, me lleva a la última tecnología. ¡A la última tecnología, te lo aseguro!...Je je je...y no me voy a cruzar el océano en una carabela como la de Colón, sino en el último barco de diseño aerodinámico. No me tomo, no me voy a Madrid, en una, de caballos, me voy en lo más moderno, el AVE, claro, el AVE. Yo puedo decir, eso no me gusta, encantemos el mundo, si, pero lo que hay en mi, ¡coge el AVE!



Y luego yo en casa puedo tener un altarcito con budas, y puedo ser ecológico, y como, de hecho, pago a Greenpeace, y todo eso, salvar las especies de la naturaleza, ¡pero cojo el AVE! Con todo lo que implica el AVE, el AVE no es solo un aparato, el AVE no es solo un objeto, el AVE es la manifestación de una línea de pensamiento y de acción. Yo puedo ignorarlo, y digo ¡ah, un objeto!, pero en el momento que me subo al AVE, no me subo a un objeto, estoy poniendo en práctica la historia de un pensamiento, y de una instalación en la realidad, ¡lo sepa o no lo sepa! El que no lo sepa y tenga altares en mi casita y le rece al dios de la naturaleza, ¡no quita el hecho de lo que se practica en mi vida! Solo que puedo vivir esquizofrénicamente, teniendo un altar para un dios, en mi casa, y una práctica fuera de casa, que no quiero ver. Es decir, me encuentro con un mundo de almas, en los altares, y una realidad cruda, sin alma, cuando subo al AVE.



Y tengo que vivir partido en dos. O dicho de otra manera, un mundo de fines de semana, donde creo en la naturaleza y comulgo con la belleza del cosmos, y un mundo de cinco dias a la semana, en el que tomo el metro, pago mis deudas, cobro mis cheques, hago tratos, que son la otra parte, ¿no? Tengo que vivir esta, esta doblez. ¿Se entiende? La misma doblez que la psicología arquetipal da por supuesto, entre un mundo sin alma por un lado, crudo, duro, seco, ¡que hay que combatir!, y un mundo con alma, hermoso, que hay que tratar de juntar con el otro para lograr algo, ¿no? ¿Se entiende esto, verdad?



Todo esto es lo que Giegerich está poniendo en cuestión, está diciendo, la mentalidad de Nitgard, vaya adónde vaya, lleva siempre, mi planeta, y se puede ir a otros planetas, no va a entrar nunca en Utgard, los otros planetas van a ser otros planetas vistos desde Nitgard, ¿vamos bien, no? Dice...el hombre de todos los días, por defecto, permanece en Nitgard, el mundo común, cotidiano, el lugar de morada de los humanos, y no importa adónde pueda viajar, en Nitgard, las cosas están limitadas a su positividad...por lo tanto, decir que algo es positivo, es decir que es un hecho que puede ser comprobado, contrastado, porque existe ahí “afuera” ¿Si? Lo opuesto de esto, cuando se hablará de negatividad, se hablará de un tipo de realidad que no es un hecho, que pueda existir en un plano verificable inter-subjetivamente. O sea que, negatividad será relativo a positividad, hablar de un mundo negativo quiere decir que hay un tipo de realidad que es real, pero no apresable por los criterios del positivismo. ¿Se entiende?



Dice asi, esto,...en Nitgard las cosas se ven limitadas a su positividad, es decir, a lo que son, positiva o literalmente. Y esto se aplica también a las obras de los grandes pensamientos. Empero, el lector que es capaz de apreciar un pensamiento o un pensador, como un pensador, es decir, el que es capaz de apresar al pensamiento que habita en la obra de un pensador, el lector que es capaz de apreciar un pensador en tanto que pensador,...y no en tanto que Juan Pérez, el amante de tal, el hijo de tal, el discípulo de tal, el padre de tal, el fundador de tal, todo eso, no, sino el pensador en tanto que pensador, y por lo tanto en su relación con el pensamiento, nada más, no,...el lector que es capaz de apreciar al pensador en tanto que pensador, ya no tiene su sitio en Nitgard, ha cruzado la frontera, y por lo tanto, se encuentra ahí “afuera”, en Utgard..recuerden que una de las traducciones de Utgard era “el país de afuera”, ¿fuera de dónde?, fuera de la visión de Mitgard...ha cruzado el límite y por lo tanto se encuentra allá afuera, por así decirlo, y en ese punto probablemente se encuentra también con sus ropas de boda, ya saben lo que quiero decir, con sus ropas de boda para volver a la parábola bíblica que ya hemos discutido, en Utgard un gato es más que un gato, en Utgard un gato abarca también lo que el gato no es, es decir, abarca su negatividad lógica. O sea que en Utgard algo es, no solo lo que es, sino también, su opuesto. Solo en Utgard. En Udgard rige un pensamiento donde una afirmación, sea la que sea, lleva consigo, su negación. ¡Pero solo en Utgard!



Porque en Mitgard una negación es una negación. En Mitgard decir ¡no hay Jung! ¡ni nada de Jung! ¡y Jung por la borda! ¡y Jung lo tiro en el water! ¡y todo lo que dice Jung es una mierda!...eh...en Mitgard decir, no hay Jung, no a la psicología profunda, es decir, sí al positivismo.



En Utgard decir, no a Jung, no a la posicología analítica, no es decirle, sí al positivismo, es decirle, sí a una psicología aún más profunda, que contiene destilado y transformado, a todo Jung. Lo contiene, lo niega, lo ve sus límites, los desarrolla, los supera y los trasciende. En Utgard un no, no es solo un no, es un no y un si. Un si, no es solo un si, es un si y un no. En Utgard un pensamiento no está estático, sino que se desarrolla. ¿Y cómo se desarrolla? Negándose y abarcando esa negación. En Utgard un pensamiento es como Thor, intenta con el gato, fracasa con el gato, y de ese fracaso, aprende que ahí hay más que un gato.



En Mitgard, primero, hay solo gatos, no hay nada que intentar, qué voy a intentar, por lo tanto ya se sabe, los gatos son gatos. Y si no es un gato no lo intento, porque, o es un gato o no es un gato. Y ya está. En Utgard , un gato, si intento, no es un gato, pero el que no es, es que fuera sencillamente un gato, ni que no fuera sencillamente un gato, sino que ahí hay algo más que un gato, y el pensamiento tiene que avanzar, ¿entienden la diferencia? Es decir, son estilos totalmente distintos de pensamiento.



Dice...en Utgard un gato es más que un gato, y comprende también lo que el gato no es...es decir, un gato comprende también, en Utgard, su propia negación lógica...el gato está arraigado en Utgard, en lo que está por debajo del suelo, su cabeza y su cola, continuan mucho más allá de la pequeña línea que es visible por encima del suelo. Es también, el gato, aquello que circunda el mundo entero, así como en los antiguos mitos, el gran padre Océano, circundaba todo lo existente. Al gran padre Océano lo llamaban los griegos antiguos, el origen de los dioses y el origen de todo. Así, no es solo una cosa más en el mundo, no solo una cosa más grande que las otras cosas, sino que es lo absoluto, el Ouroboros...recuerden que el Ouroboros es el que se muerde su propia cola, el Ouroboros es aquello en el que el fin está al comienzo, y en el comienzo está el fin, en el Ouroboros, lo último es lo primero, y lo primero es lo último. Es tan redondo, que no es una línea recta donde hay un principio, y un final fuera, sino que en un redondo, el final es el principio. Por eso, es una imagen, el Ouroboros, que se muerde la cola, no tiene salida fuera de sí mismo. No hay salida fuera del Alma, no para la psicología, en todo caso.



Entonces qué dice, dice que el gato está arraigado en lo que está más allá del suelo, su cabeza y su cola continuan más allá de la línea pequeña que es visible. Y es también, por lo tanto, aquello que contiene el universo entero. No es solo una cosa más en el mundo, lo que contiene el mundo, no es solo una cosa más entre las cosas del mundo, solo que una cosa más grande, que las demás, sino que es, lo absoluto, el Uroboros, lo hondo lógico, y por lo tanto, el horizonte lógico, de toda cosa que haya en el mundo, el horizonte lógico del mundo como tal.



Y volvemos a la distinción, heideggeriana, la distinción entre ente y ser, o entre lo óntico y lo ontológico. La serpiente de Mitgard, no es un ente más en Utgard, entre los entes, sino la capacidad de percibir la totalidad de los entes. La totalidad de los entes no es un ente nuevo, para percibir la totalidad de los entes, se necesita un horizonte distinto que cuando se ve un ente y otro ente. Pero hay que recordar que la totalidad, por ejemplo, la totalidad de lo que está pasando en esta clase no es un alumno más, porque entonces en esta clase seríamos todos los que habemos, doce, mas uno más, no. La totalidad no es uno más, la totalidad es una forma de aprender, que abarca en su conjunto, lo que de otra manera se abarcaría separadamente. ¿Se entiende esto?



Son intentos de mostrar en imágenes algo que no es imaginable, solo es pensable, claro, pero bueno, esto se...la serpiente, por lo tanto, no es una cosa más, como un gato, sino, es aquello con lo cual, toda cosa, tiene relación, las abarca todas, las contiene todas, pero no es una más. ¿Si? Tienen que hacer este esfuerzo para poder entrar ahí, tienen que salir del pensamiento vulgar, cotidiano, donde un gato es solo un gato, y solo hay gatos, y hay sillas, y hay cosas contables pero no hay totalidades. Tienen que poder percibir horizonte, no solo cosas, sino horizonte. El horizonte no es una cosa más entre las cosas, sino es el punto de vista, que ordena todas las cosas. ¿Se entiende?



De tal manera que, como suben en una montaña, ven siempre el mismo paisaje, no es que a cada paso vean una cosa más que no hubieran visto, no, ven todas las que habían visto antes pero desde un horizonte distinto. El ascenso en la montaña no descubre, en este ejemplo, más cosas que las que había, sino, descubre otras perspectivas. Que contienen las mismas cosas, pero las revelan en una línea de horizonte nueva. ¿Si? Cambiar el horizonte no es ver las cosas más, es ver las mismas de antes, pero con otro filo. ¿Se entiende lo que quiero decir, ¿no?



El cambio, por lo tanto, de Mitgard a Utgard, no es que Utgard sea un reino al lado de Mitgard, por lo tanto, me voy de Mitgard, cruzo la frontera, y entro en Utgard, sino que Utgard es una perspectiva tan diferente, que no está al lado de Mitgard, la niega, cuando se está en Mitgard no se ve Utgard, y cuando se está en Utgard no se ve Mitgard. No es como este cuarto y aquella sala, que está al lado, y si yo camino, en un momento salgo de este cuarto y entro en esta sala. No puedo caminar desde Mitgard y entrar en Utgard, porque Utgard no está al lado de Mitgard, está en otro plano, y hay que despegar. Y cuando se ha despegado ya no se está ahí. ¿Se entiende?



Este esfuerzo lo tienen que hacer, poder despegar. Lo que en nosotros no despega, es el hombre cotidiano de Mitgard, que piensa que un gato es un gato. Y luego para compensar esa crudeza, eso que siente como tan vacío, los fines de semana va, y trata de convencerse de que un gato es más que un gato, es Buda, es un jarrón, es un florero, y el mundo es maravilloso. Pero es solo la compensación de la misma perspectiva por la cual está convencido de que un gato es un gato. Lo que se hace es, buscarse un cuarto de al lado, donde practicar lo opuesto, pero no haber cambiado de plano. ¿Se entiende esto?



Por eso, a veces lo que crees, manifiesta lo que inadvertidamente crees, que es lo opuesto de lo que dices, una afirmación contiene su negación. Y a veces, el “yo creo en un mundo especial”, lo que manifiesta es, “vivo en un mundo terriblemente sórdido”, por lo cual tengo que creer en un mundo especial que me haga soportable, vivir en el mismo mundo sórdido en el que vivo. Ese mundo especial no está en otro plano del mundo sórdido, sino que es, el mundo sórdido, los fines de semana. La casita de las afueras. Y tengo la casita de la ciudad, ¡horrible!, pero me voy los fines de semana a la casita de las afueras. No ha habido ningún cambio de horizonte. ¿Se entiende esto? Por eso el uno es la negación del otro, pero están en el mismo plano. Bueno, sigo, un poquito más.



Dice...es todo el estadio de la conciencia, todo el modo de ser en el mundo, la entera lógica u ontología, dentro de la cual, no sólo el gato empírico, el gato de hecho, sino toda la realidad empírica, se ve...vamos a ver...la serpiente urobórica, la serpiente de Mitgard, aquello que no se ve como una cosa más, sino que es, en lo que todas las cosas confluyen, y que rodea al universo de Mitgard, es, el estadio completo de conciencia, el modo íntegro de “ser en el mundo”, la lógica, o sea la estructura del pensamiento, o la ontología entera, dentro de lo cual, no solo el gato empírico, no solo el gato literal, sino, todo lo empírico es percibido, y que constituye por lo tanto, su significación...



Difícil de decir, yo no lo sé decir de otra manera, ¿alguien lo entiende? No se lo voy a pedir que lo explique, pero ¿alguien lo entiende lo que quiere decir esta frase?



Si. Tú crees que si. ¿Tú qué crees? ¿Y tú qué crees? ¿Y tú qué crees? ¿Tú crees que no? ¡Pues yo creo que no! Je je je je...si se transforma en cuestión de “yo creo o no creo”...vamos a ver, voy a leer un poquito más a ver si lo aclaran...dice así... la tarea de todo lector es ser Thor, y tratar con todo su poder, de levantar, lo que al principio parece ser un gato ordinario o común, y experimentar el increíble peso, cuando se lo trata de despegar, hasta que finalmente se da cuenta que en realidad, está tratando con una sección de la serpiente cósmica, con una forma visible, en la cual se vuelve accesible el horizonte de todo lo visible...



...wow qué bonito, qué bonito...eso es lo que les está pidiendo a cada uno de uds, porque se supone que el lector soy yo, pero estoy traduciendo para cada uno de uds, cada uno de uds es el lector...vuelvo a insistir, dice asi...la tarea de cada lector, de cada uno de uds, de cada oyente en estos momentos, es ser Thor, y tratar con todo su poder, de levantar lo que al principio parece un gato común, y experimentar el peso increíble que lo sujeta a tierra, hasta que finalmente se dé cuenta del hecho, de que en realidad está tratando con un trozo de la serpiente cósmica, con una forma visible, en la cual se hace accesible el horizonte invisible que lo contiene todo...o sea que es un gato, pero en ese gato se hace experimentable el horizonte que contiene todo lo que existe, no solo este gato, sino cualquier otra cosa. Y que todo lo que existe, existe en ese horizonte, invisible, pero sin embargo, experimentable en el gato, experimentable, no visible. No lo puedes ver el horizonte, pero desde lo cual se puede ver el gato, se puede ver todo. Y sin embargo no es una cosa más, sino el horizonte que hace visibles todas las cosas de esa dimensión. Pero solo la puedes experimentar cuando tratas con una cosa con toda tu fuerza.



No lo puedes experimentar cuando te encierras en tu cuarto y te imaginas que en cada cosa hay un horizonte que lo contiene todo, no. Solamente tratando con cada cosa con toda tu fuerza, llegas a la experiencia de ese horizonte invisible que contiene todas las cosas. No se trata de un considerar teórico, se trata de entrar en la cosa misma, en el gato, en el síntoma, en el problema, en la circunstancia, en el qué es esto que aparece en tu vida que está requiriendo tu atención. No en lo que me gustaría, no, sino en lo que a cada momento la vida te trae, que no siempre es lo mismo, ni para ti, y por cierto, no es lo común para todos.



Ahora, ¿lo hacemos?, esa es la siguiente pregunta, ¿no?, ¿lo hacemos? O simplemente decimos, un gato es un gato, ¿qué voy a tratar de levantar en un gato si los gatos ya sabemos lo que son? Y yo me dedico a ir al cine, a tomar un curso de esos, a mirar otras cosas, total, cómo me voy a hacer cargo de un gato si ya se sabe que un gato es un gato. Porque hasta que uno no intente levantar el gato con todas sus fuerzas, no va a tener la experiencia de ese horizonte invisible que lo contiene todo.



Claro que podemos, y de hecho lo hacemos, hombre, un gato es un gato, pero es que hay tantas cosas por vivir, cambio el programa de la tele, llamo a un amigo, me voy de viaje, sueño con un proyecto creativo, me pongo a leer, y dejo al gato, porque ya se sabe que el gato es un gato. Eso se puede hacer, eh, eso no es negar al gato, ni ver la negación que el gato contiene, sino dejar al gato al lado, entre otras cosas, viviendo atrapado en un horizonte que nunca descubro.



Y otra cosa es, entrarle al trapo al gato, pero tan a trapo, tan a trapo, que no hay escapatoria posible, de tal manera, que a través del gato, y en el gato mismo, se hace aparente el horizonte que lo contiene todo, y que me había contenido a mi. Pero curiosamente, cuando aparece ese horizonte, aparece también, el otro plano.



Es la única puerta. El otro plano no está en salirse del gato, sino en entrarle a trapo hasta el fondo.



No, te está pìdiendo un hacerte cargo, de hacerte cargo. Entrar, pero entrar, no como ego, no como ego, cuidado, sino como, pensarlo a fondo. Que no entre en el yo, sino que entre en la estructura de entendimiento. No se trata de yo, yo me hago cargo, no, se trata de que el tema que a mi me afronta, lo que en mi hay, que lo pueda comprender, que lo comprenda a fondo, no yo. Otra vez, si entramos en yo y en tú, no salimos de Mitgard, no salimos de Mitgard, y el tema es ¿cómo Mitgard puede ser la puerta a Utgard ? ¿Se entiende esto? Leo un poquito más...Escribe muy bien, pero es difícil de traducir de él, dice así...



...hasta que finalmente se dé cuenta el lector, del hecho de que en realidad está tratando con una sección de la serpiente del mundo, y no solo con un gato, con una forma visible en la cual se hace accesible el horizonte invisible de todas las cosas, si lee de esta manera, es capaz de ver lo que es verdaderamente grande, en lo aparentemente insignificante, es capaz de sentir el “milagro” en lo común, el secreto en lo manifiesto, lo “inconsciente” en lo consciente, o hablando más lógicamente, lo universal en lo singular...



A diferencia de la visión ordinaria, común, donde un gato es sólo un gato, y cuando uno quiere algo mágico, deja el gato y se va a buscar lo mágico en otra cosa dentro de ese horizonte, porque está atrapado en ese horizonte, por lo tanto el gato es muy vulgar, ¡yo quiero magia en mi vida!, voy al cuarto de al lado a buscar magia, me voy de Barcelona a la casita de las afueras, eh, la magia está los fines de semana en la casita de las afueras.



Lo que está proponiendo Giegerich es, es hundir, la magia en lo ordinario. No se trata por tanto de apartar, lo crudo, lo muerto, lo técnico, lo político, para ir a buscar el alma, que es bonito, que templos, y que está en la mitología, sino en descubrir en esto aparentemente tan crudo, la presencia del alma. Esto está pidiendo, intelectualmente, no personalmente, acogerlo todo. Pero no, acogerlo todo de tal manera que la cosa no cuenta, porque cuenta el todo, sino porque se acoge integramente cada cosa, no todas, no te pide acoger toda la humanidad de tal manera que en cinco minutos con Juan, cinco minutos con Pedro, cinco minutos con Pepita, cinco minutos con Luis, y así puedo estar con todos un ratito, sino acoger íntegramente a quien está, y en él, y a través de él, toda la humanidad. ¡Qué diferente es el universal en el singular!



Hay gente que busca la humanidad, estando un ratito con cada ser humano, pero con ninguno del todo. Es tan fácil amar así a la humanidad, es un amar a la humanidad que no me compromete con ninguno, estaría dispuesto a morir por la humanidad pero no sería capaz de morir por nadie, estaría dispuesto a matar por la humanidad pero no sería capaz de matar por nadie.



Y Giegerich sugiere otra cosa, que es, que la única humanidad real, y es humanidad, es la que surge de abarcar hasta el fondo, al singular. ¿Se entiende esto? Hasta el fondo, no literalmente, literalmente el singular es un singular, es, no, si abre el pensamiento en ti, y entra en la lógica del otro, ese sí, ese singular contenía lo universal. De la misma forma que el gato, era un trozo de la serpiente que contiene el mundo. No es que el gato sea una cosa y la serpiente sea otra, ni que el gato sea la serpiente, pero en el gato hay un trozo de la serpiente. Y sólo puedo tocar la serpiente, no cuando trato de abarcarla en la totalidad, sino cuando, en cada cosa particular, llego al trozo de serpiente que hay en ella. Y decimos, no, yo no quiero una cosa, quiero toda la serpiente, no hay toda la serpiente, porque está en cada cosa. ¿Entienden esto?



Por lo pronto no hace falta todavía llegar a elaborarlo del todo, pero sí, intuir, que si estamos hablando de la realidad del alma, es probable que haya más aceptación del alma, en esta mirada, que en las otras miradas que decretan, qué es digno de tener alma y qué no es digno de tener alma. Porque en esta mirada, todo lo que es real, tiene alma. No hay otra realidad que no sea la realidad del alma, de forma que nada puede ser real si no está en el alma. El desafío es, ver el alma en lo real. Porque es tan fácil decretarlo, no me gusta, por lo tanto el alma debe de estar en otra parte. Es tan fácil decir ¡es sólo un gato!, el alma ha de ser algo sublime, no puede ser un gato, la serpiente que contiene el universo tiene que ser algo místico, no puede ser un gato. Lo que está diciendo este hombre, es, está en ésto en particular, y si no está en ésto, no está en ninguna parte. Por lo tanto, no es que haya un gato y una serpiente, sino que hay una mirada, que ve, o sólo un gato, o sólo una serpiente, y hay otra mirada, que ve la serpiente en el gato. El tema no es sólo por lo tanto, ¿qué hay?, sino ¿quién mira? ¿Se entiende esto?



Para Giegerich, finalmente, la clave es el retorno a Hegel, es descubrir que todo lo que aparece como tema, y ha ser vivido como tema, finalmente se transforma en mirada. De tal manera que ese gato, es un gato. Entrándole al trapo al gato, el gato se revela como serpiente, y entonces ya aparece una mirada que reconoce el gato que es serpiente y la serpiente que es gato. Antes no, antes veía sólo gato, y al pelear con el gato se ha abierto la percepción, y ahora ya no hablas de que hay un gato o una serpiente, sino un modo de ver, que ve el gato en la serpiente y la serpiente en el gato.



Lo que era simplemente cosa, se ha vuelto conciencia. Bueno, esta es la gran frase de Hegel, Hegel llegó a decir, que el despliegue de la conciencia absoluta, que no es personal, el despliegue del espíritu cósmico, que se manifiesta en la historia, progresivamente, consiste en que la sustancia se vuelve sujeto. Y esto, lo que aparece como un tema, si uno le entra a fondo, deja de ser un tema para llegar a una transformación de la conciencia. Pero la transformación de la conciencia sólo opera mordiendo hasta el final el tema en cuestión. No es tal que diga, ah, es sólo un tema, voy a otro tema, es un tema entre otros temas, yo quiero el tema absoluto, no un tema relativo. No se trata de minimizar el tema, de desplazarlo para otro tema, de mirar para otro lado, tocando más temas, sino de ver el todo en este tema en concreto.



De ahí el porque de la crítica tan fuerte de Giegerich a la movilidad de Hillman, cuando decide salir de la consulta para ir al alma del mundo, el gran cambio en los 80, Hillman cierra su consulta y dice, a partir de ahora no hago más terapia del individuo y hago terapia del mundo, y diagnostico los edificios, diagnostico. Pero si tú tienes que ir a buscar un mundo que está afuera, quiere decir que no has descubierto que en la pequeña cosa, si entras a fondo, está el mundo, sino que vives atrapado en tre dos literalidades, un mundo pequeño en la consulta, y un mundo grande fuera de la consulta. Lo cual pone de manifiesto que no se ha sido capaz de ver lo grande en lo pequeño. El tener que ir a otro sitio para encontrar el mundo, implica que no has sido capaz de encontrar el mundo en lo que tenias delante tuyo. Esta es una de las grandes críticas de Giegerich, no porque no quiera a Hillman, sino porque lo quiere demasiado, no porque lo tire por la borda sino porque lo sigue hasta el final, que el propio Hillman no fue capaz de seguir, en Hillman se abrió un pensamiento que no pudo seguir hasta el final. Y que lo que hace Giegerich es, coger dicho pensamiento y pensarlo hasta el final. ¿Cómo que tienes que ir a buscar un mundo afuera y no seas capaz de percibir, en este pequeño lugar, el mundo entero? ¿Se entiende esto?



Por lo tanto, uno busca objetos distintos porque uno, como sujeto, no es transformado por el objeto en cuestión. Uno, no digo como ego ni como persona concreta, sino aquél que en mí quiere la verdad, no yo, salta de un tema a otro, en lugar de ser capaz de que, el tema le entre, hasta tal punto que, éste que en mí, ve, se transforma en uno que ve más. Y en realidad, éste que en mí ve, dice, este tema ya no, listo para otro tema. No confía en el tema. Otra cosa muy hegeliana es, la verdad se despliega sola, si el tema entra en tí a fondo, el mismo tema te lleva, no eres tú que tengas que elegir. Ahora lo cojo por aquí, ahora desde este otro ángulo, no, no hace falta, el mismo tema se irá desplegando, te llevará a tí por él, te enseñará. Por eso no hace falta retórica, no hace falta adornos, lo que hace falta es atender con pasión a la materia en cuestión, y dejar que la materia se transforme en tí. ¿Se entiende esto? ¿Qué hora es?...Los voy a aprovechar, si me dejan, porque luego tenemos dos semanas que no nos vemos, ¿no? Dice:



Si el lector lee de esta manera, será capaz de ver lo que verdaderamente hay de grande, en lo aparentemente insignificante, de sentir el milagro en lo vulgar, el secreto en lo manifiesto, lo inconsciente en lo consciente, o, más lógicamente, lo universal en el singular. Podríamos describir estos dos tipos de lectura en otros términos. Para el lector que es Thor en Utgard, toda la orientación es vertical, está intentando de elevar el gato y aunque falle, se da cuenta de que está arraigado en una profundidad invisible e inconmovible. El lector que permanece en Mitgard, en cambio, y en cuya visión el trabajo que ha de leer pertenece a Mitgard, tiene en cambio una mirada horizontal, puesto que es capaz de elevar el gato de antemano sin demasiado problema, su atención probablemente se alejará del gato, hacia otras cosas y otras tareas.



Es horizontal. Un gato, ¿qué se puede hacer con un gato?, sólo es un gato. Este es el de Mitgard. El de Utgard, coge el gato y todo lo que hay detrás, y ahí va a descubrir, ¡joder!, todo lo que hay en un gato, jejeje, esto me lo sé yo bien. Toda la cola que trae un gato, ¡si un gato no es más que un gato!, ¡joder!, no veas un gato lo que tiene encima. Siempre y cuando no digas, bah, un gato es un gato, y a otra cosa. Porque entonces, si, a otra cosa, y de la otra cosa, a otra cosa. Pero hombre, éntrale al gato, y verás que el gato no es un gato. El gato es, un mundo. Y es un ejemplo de él, ¿no? Dice:



Si es capaz, el que habita en mí, como es capaz de levantar el gato con la mano, sin demasiado problema, su atención se aleja a otras cosas o tareas. Podría comparar al gato con otros gatos, por ejemplo, que hay en la superficie de la Tierra, o podría pensar sobre lo que uno es capaz de hacer con un gato...



...se está burlando de todos los psicólogos, eh, psicólogos que, en lugar de entrar en el gato, dicen, un gato algo tiene en común con todos los gatos, por lo tanto, me ocuparé del arquetipo del gato, ñe ñe ñe, de este gato se puede ir a la gran generalidad, lo que todos los gatos tienen en común, el gato primordial, el gato esencial, y el gato que allí había, ¡se borró! La incapacidad de atender al fenómeno para saltar a otros conceptos abstractos. O, como dice él, podría pensar acerca de lo que uno puede hacer con este gato, decir, hombre, ¿qué sentido tiene el gato para mi vida?, ¿en qué me voy a ocupar del gato?, ¿en qué me puede enriquecer el gato?, a ver, si me ocupo del gato, ¿qué sentido me dará?, ¿qué aprenderé yo del gato?, ¿cómo conseguiré yo ser mejor gracias al gato? Otras veces no es el gato lo que importa, no se coge al gato, o se lo vincula con otros, o con lo abstracto, o busco un provecho para mi, en el gato. Todo esto son actividades de Mitgard, no de Utgard.



O para él, lo que podría ser la obra del pensador o del poeta, no es más que un “texto”. Si las obras se han estrechado hasta volverse solo textos, como lo han sido en un amplio rango de la crítica literaria, y especialmente en el desconstruccionismo, como característica de finales del siglo XX, uno se enfoca tan solo a aquellos aspectos de las obras que pueden ser, positivizados, y vueltos operacionales. Uno limita su visión al nivel superficial de los signos y sus significados, y por lo tanto, a lo que no es más que un gato y solo un gato, en la obra. La serpiente que contiene al mundo, no tiene ninguna oportunidad, en esta mirada, de emerger. Uno piensa solo en términos de decisión horizontal, entre significadores y significados. La dimensión de la verdad, del rango del valor de la obra y de su absoluta singularidad, se han eliminado completamente.



Bueno, esto es una crítica que yo no lo voy a explicar, porque depende del nivel cultural de cada uno de Uds, ya son lo bastante grandecitos para averiguar lo que sea el deconstruccionismo, búsquenlo un poquito en internet y se enterarán, y quién es Jacques Derrida, y qué ha significado en la crítica literaria, claro, aquí no viene a cuento, pero lo que está haciendo Giegerich, es, como gran psicólogo, meterse con toda la cultura del tiempo, y está objetando esta visión tan común que dice, que una obra es un texto, y que un texto tiene infinitos significados, y que un texto finalmente significa lo que tú seas capaz de hacerle significar. Y esto ha regido la segunda mitad del siglo XX, y todavía hoy, ¿no? Lo simplifico, es más complicado, Giegerich se rebela contra esto, cuando se hace eso, la obra se ha reducido a texto, y el texto se ha reducido a manipulación por parte del intérprete, y se ha perdido la dimensión de Utgard, de la verdad del texto. Es decir, el texto significa, tiene tantos significados como lectores posibles, diría alguien que habita en Mitgard. Lo que dice Giegerich es, más allá de las interpretaciones que extraigan los posibles lectores, está la verdad del texto mismo. ¿Se entiende?



Esto, por supuesto, va contra todo el relativismo, postmodernismo, nihilismo, característico de finales del XX, principios del XXI, y que impregna también a todas las corrientes, esotéricas, new age, místicas, que pretendidamente hablan del absoluto pero desde una lógica absolutamente relativista. O sea que aquí Giegerich se está poniendo curiosamente en contra de toda la tradición cultural vigente en Occidente. Dice:



Alguien que hace de una obra, solo un texto, y el valor del texto se limita a la capacidad del intérprete, ha olvidado que la obra es, ella misma, un pensamiento que está ahí, que está en la obra, que no está en el intérprete, que está en la obra, que la obra “el gato”, no es sino la parte visible de una serpiente cósmica.



El libro, por lo tanto, no es solo un texto para que tú analices, sino que es la parte visible de una verdad invisible que está ahí.



-(Comentarios del público)



Bueno, pero, desde ya Nietzsche, hasta hoy, se cree que el creador, es como un niño, pero bueno, es mentira, el creador es como alguien que tiene el don de producir cosas como auto expresión creativa. Y que por lo tanto, la obra es la expresión de un sujeto creador. Y lo que se hace, a mi me parece asqueroso verlo así, pero sí que se hace, es que quieres entender la obra conociendo la vida del poeta. Y decir, la infancia del poeta, las relaciones que el poeta tenía, la mujer, la amante, para poder descifrar cada trozo del poema como una alusión a su experiencia subjetiva. Yo creo que esto es criminal, yo creo que el poema, habita, si es un gran poema, en su propio espacio, independiente de la vida del poeta. La vida del poeta es un accesorio, no es necesario, el valor está en la vida del poema. Pero no es lo que se hace, hoy en día en las escuelas de literatura y de arte, y en los colegios secundarios, y en las universidades, lo que se les enseña a la gente es deconstruir el texto, reducir el texto al comentario biográfico de su autor, a compararlo con otros textos del mismo estilo, donde el texto en si, no importa, es un pretexto, ¿se entiende? Lo que se hace en las óperas, que yo he protestado, ya sé que en esto parezco un carca, no importa, como dice Giegerich, iré hasta el final, ¿de qué? La obra de un autor tiene que ser respetada, y que a mi no me venga a decir un productor, que la obra de Wagner quiere decir mucho más que lo que Wagner pretendía, y cambiarle el tema, y cambiarle la época, y pasármelo por el culo, para mi eso es nihilismo y una falta de respeto, es no creer en la obra misma. Es creer que a la obra hay que darle significados, hay que ponerle cosas, no, hay que hacer justicia a la obra misma. La misión de un productor, de un cantante, es servir a la obra misma. La obra es lo que importa, y cada uno de ellos es un gran artista en la medida que se retire para que la obra surja, pero cuando cada uno de ellos quiere imponerle algo a la obra, añadirle un significado, hacerle decir cosas, actualizarla, modernizarla, genializarla, es una falta de respeto, porque entonces la obra se ha convertido en un texto cuyo significado está en lo que uno le quiera hacer decir.



Lo que dice Giegerich es al revés, la obra ¡vale! No lo que los productores, los cantantes, quieran hacer con ella, y un verdadero artista en este caso, el cantante, el productor, no son creadores, son de él, su función en este caso es hacer que la obra se haga presente. Pero cuando el actor decide cambiarle la época porque me gusta más esta época, y el productor decide cambiarle el significado, y esta Aida ya no va a ser en los egipcios, va a ser en un cohete inter espacial, y esta Tanhaus ya no es un trovador, es un pintor moderno que se presenta a un concurso, y estos peregrinos no son peregrinos, son pintores con los cuales,...ese señor desprecia la obra, ese señor cree que la obra no tiene nada que decir, ese señor cree que la obra es un texto cuyo significado está en el que el lector le ponga. Bueno, esto es nihilismo, esto es muy común, muy moderno, es en lo que vivimos, que ya nadie se pregunta por la verdad de la obra.



Creemos que el arte y la verdad no tienen nada que ver. En esto insiste mucho Giegerich. El arte es la expresión del genio creador. El arte es lo que intensifica la vida del creador. Ya está. La función del arte es aumentar la experiencia de la vida misma, por lo tanto el arte deja de ser revelación de una verdad para ser expresión de la creatividad. Y pues, ¿qué es la creatividad?, intensificación de vida. Es verdadero lo que dé más vida, no es verdadero lo que cuente algo, sino lo que aumente la intensidad de la experiencia del sujeto. ¿Se entiende esto?



Bueno, Uds pueden creer lo que quieran y pueden pensar lo que quieran, no tienen obligación de predicar ni practicar absolutamente nada. Yo expongo lo que está diciendo Giegerich , que a mi me parece muy sensato.



En la mirada de Utgard, una obra no es solo un texto, sino que es la expresión de una verdad. En la versión de Mitgard, un libro es un conjunto de palabras.



Una sinfonía es un conjunto de sonidos. Son cosas de Mitgard. Y como cosas de Mitgard se pueden vincular con otras cosas de Mitgard. Se puede jugar con ellas. Para Utgard, las palabras, son solo modos, como el gato, en las que se manifiesta algo que no es palabra. Que es una verdad. Como en el gato visto en Utgard, es un modo de aparecerse una sección de la serpiente. Claro que en Mitgard, un gato no puede ser una serpiente.



-(Comentarios del público)



Pregúntale a Benedito qué piensa de ello. Es un productor español que tiene mucho éxito. Se caracteriza por hacer Calisto y Melibea, donde Calisto se masturba públicamente, y esto es genial, ¿no? Y entonces donde Shakespeare no es más que, el texto donde yo puedo meter violaciones, desnudos, lesbianas, baños múltiples de gente, cagaderos, porque es el medio por el cual yo voy a epatar al público, eh. Esto es lo que hay hoy, en el teatro, en el cine, en la ópera, porque el arte, hoy en dia, desgraciadamente, ha perdido toda relación con la verdad. Se pasó la época del arte. Cierto, qué se va a hacer. Esto no quiere decir que ya no vaya a haber arte, si que hay arte, pero ya no es ¡colectivamente! un modo de revelación. El arte es un modo de consumo, o un entretenimiento personal. Hubo un tiempo en que el Alma se expresaba en el arte. Y los griegos construian grandes templos, los grandes templos, no tenían firma, la obra era una obra para la expresión de un pueblo que la vivía. Pero eso ya pasó. Así como hubo un tiempo en que fue la religión, hubo un tiempo en que fue la teología, hubo un tiempo en que fueron los mitos, también hubo un tiempo en que fue el arte, hubo un tiempo en que fue la filosofía. Hoy, ya no lo es. Así que hoy no será filosofía, hoy no será arte. Pero todo esto, ha pasado del reino de Utgard al reino de Mitgard. Yo soy filósofo, a ratos libres, yo compro arte para mi satisfación personal, yo oigo música en mi casa y me deleito, o con otros compinches. Pero esto ya no importa, ya no mueve colectivamente. Yo leo filosofía en mis ratos libres, yo puedo ser mormón y tú puedes ser mahometano, y todos nos entendemos, porque ahora la elección es una cuestión personal. Pero hubo un tiempo que no lo era. Hubo un tiempo en que era, la verdad de la época, para bien o para mal. Hoy ya no, hoy es un objeto de consumo para el ego. Para Mitgard, es un decorado de Mitgard. Las revelaciones de Utgard, ya no vienen a través de estas formas. Esto no quiere decir que estas formas no sirven, son testimonio de lo que pasó. Lo que está pasando hoy, ¡no dice que esté mal! Está pasando bajo otra forma. Estoy exponiendo lo que él dice. Y colorin colorado, hasta aquí hemos llegado. 

Transcrito del audio de 1h 56m 37s por Ferran Ausiró

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