lunes, 1 de febrero de 2021

LA VIDA LÓGICA DEL ALMA 15 (LA MUERTE DEL SIGNIFICADO)


 Esto no es algo que tengan que entrar en trance e intuir, es más fácil que eso, porque tiene lógica, no se les está pidiendo que sean dotados en el arte de la intuición suprema, ni iluminados, ni seres de una trascendencia espiritual única, ni iniciados en ninguna doctrina oculta, que eso sí que sería difícil, porque si no cumplen con la condición ¡se joden! Esto les dice simplemente, estoy aquí, y se ve, ¿entienden?, sino preguntan, ¡es facilísimo! Claro que lo que dice es complejo porque rompe el sentido común, pero se entiende. Luego puedes estar o no de acuerdo, esto es otra cosa. Dime.


Comentario del público.


Aqui siempre hay que aprovechar. Dale. Dilo, dilo sin miedo.


Comentario del público.


¡Ah si! ¡Claaro! Muy importante. Ese es un artículo muy antiguo que simplemente le cambié la fecha tres meses atrás y si, era el último. Ventajas del Blogger.


Comentario del público.


Si tú has publicado algo y le has puesto 2/12/2006, dice que editar, y le cambias la fecha y le pones 28/02/2012, pasa a ser como el último publicado. Je je je. Y asi. Y está bien porque yo se que miles de cosas que he puesto muchos no las han visto, ya quedaron atrás, basta con cambiarles la fecha a la actual y les doy otra oportunidad. Este ya llevaba mucho tiempo.


Comentario del público.


Eso espero, sería ideal. Porque en aquél momento no había curso de Giegerich, en aquél momento no había quien le pudiera decir. El cómo del discurso psicológico. Aquí hemos leído otra parte de ese capítulo, aquí hemos leído el qué, o el quién del discurso psicológico. Fue donde hablamos de la serpiente y todo eso. En este capítulo también está el ¿cómo? Aquí no lo he leído pero está ahí, bueno, un trozo del artículo del que habla Giegerich. ¿Y qué pasa con eso? ¿Dónde está la dificultad? Si la hay.


Comentario del público.


No. No. Pero espera. No importa. Esto ya es importantísimo. Que tú no creas y que lo que me vas a contar luego es más importante, esto ya es importante, ¡importantísimo! Pero ¡decisivo! Porque es lo que pasa, lo que está siendo difícil entender a Giegerich, entender cualquier cosa, sin darte cuenta, así planteado, se vuelve una cuestión personal. Es Giegerich, o X, o tal escuela, o Juan de los Palotes, o tal movimiento, quisiera poner un cartel para que no entre gente. Pero nadie quiere poner un cartel.


Comentario del público.


¿De qué? Si. Por ejemplo Einstein nunca puso un cartel diciendo, prohibido leer la teoría de la relatividad, nunca.


Comentario del público.


Bueno pero eso tampoco importa. Pero eso tampoco importa. Solo importa a quien tenga interés en ello. Otra cosa es que no tenga nada que ver con la verdad. Es como de repente, si, pero esta teoría se venderá o no se venderá, pero ese tipo de planteos nos saca absolutamente de la perspectiva, ¿es verdad o no es verdad?, al margen de que luego tenga venta en distintos sentidos o no tenga venta.


Comentario del público.


No. No se trata de nada, de nada.


Comentario del público.


Cuidado, que ha sido uno de los más grandes de la historia del pensamiento. Asi como Aristóteles en su tiempo lo fue, Hegel en su tiempo lo fue, abarcó todo, el Occidente, filósofos de todos los centros vivos que vivían, todos se volvieron hegelianos, fue la corriente dominante. O sea, barrió, barrió. Porque claro, apasionó. Y todo el mundo el mundo se volvió hegeliano, todo el mundo. No todo el mundo, muchos vieron lo que él decía. Otros lo cambiaron hacia la derecha, otros hacia la izquierda. Pero se transformó en el punto de partida de todo el pensamiento. Y lo ha sido, y lo es. No fue alguien que estuvo ignorado y la filosofía siguió su curso. No. Fue lo más imprtante que había ocurrido en el siglo XIX. Y sigue siendo. Lo más importante. Y ocurrió de todo. Y toda la filosofía posterior surge de Hegel. De estar en contra de él, de estar a favor de él, de querer eludir sus cuestiones, de querer rebatirlo, pero ha surgido siempre, en respuesta a. Por lo tanto, ojo eh, porque Hegel, sí vendió y mucho, durante su vida, fue el más importante de los filósofos, estuvo en el candelero de la cultura, se originó, escribieron miles de cosas, y si fuera hoy hubiera salido en todas las televisiones, hubiera tenido todos los premios Pulitzer imaginables.


Comentario del público.


Pero bueno, hay margen de esto porque, bueno, pero hay este tema,...si pero,...paremos porque nos vamos a otro lado, paremos porque nos vamos a otro lado. Pero aquí hay un error...espera, tú tranquila que tenemos tiempo, no nos vamos a morir. ¡Jo! ¡Jo! Creo que es un error hablar del pensamiento hegeliano si no lo conocemos, o si tenemos una vaga idea como un cuadro, como una pintura de algo. No podemos entenderlo, hay que haber entrado en él.


Solo puedo decir que todo el siglo XX está condicionado por el pensamiento hegeliano, ¡lo sepa o no lo sepa! Como podemos decir que todos los climas del planeta Tierra...es otra comparación...están condicionados por el agujero de la capa de ozono, ¡lo sepan o no lo sepan las culturas que habitan en esos lugares! El que no lo sepan no quiere decir que no están afectados, están afectados pero no lo saben.


Bien. El que un pensador, un científico, un teórico, de nuestro tiempo, sepa o no que está afectado porque existió Hegel y dijo lo que dijo, no importa, ¡porque está afectado! No se puede pensar como occidental sin haber incorporado ya lo que este hombre avanzó, no por ser él, sino porque mostró algo que existía, no importa que se llamara Hegel, si se hubiera llamado Pérez daba lo mismo. Lo importante no era él, lo importante es lo que vio. Que estaba ahí, ¿no? Fue importante, el positivismo surge como reacción a Hegel. ¡El positivismo es la ciencia! ¡Y quien va a decir que el siglo XX no se caracteriza por el avance científico! ¡Ha pegado un salto! Ha potenciado a la humanidad a niveles asombrosos. Por lo tanto es impepinable. Si, es que es, es importante, no importa que yo no lo sabía, y digo claro, pero yo no lo sabia, pero bueno que vas tú a decir, es como si dices, el oxígeno es importante, ¡ah pero yo no sabía que respirábamos oxígeno! ¡esto del oxígeno es banal, yo respiro aire!, pero resulta que eso que tú llamas aire es oxígeno. Dejemos a Hegel en paz, Hegel es muy difícil, es muy profundo y muy amplio y abarca todo.


Pero está el otro tema, que sí es importante. Es cierto que esta visión directamente no es empírica, es decir, no se puede validar por su utilidad ni por sus efectos prácticos. Lo cual implica la otra cosa, la visión científica se valida por su utilidad y por su efecto práctico. Bien, la pregunta que está todo el tiempo en este pensamiento es, ¿Qué tiene que ver la verdad con la utilidad y las consecuencias prácticas? Y si empiezan a pensar en esto se van a dar cuenta de que lo que valida la ciencia, que es una empresa muy audaz del espíritu occidental, no es que sea la verdad sino que produce resultados que aumentan nuestro dominio y es muy elogioso. Pero de ahí a creer, por lo tanto, en que la visión científica aprehende la verdad del universo, ¡es un error!, porque no es la verdad del universo. Es un medio que nos da formas de manejar que producen resultados asombrosos.


Pero queda otro tema y es ¿pero cuál es la verdad de las cosas? ¿Se puede uno acercar a la pregunta por la verdad de las cosas determinando, llamaré verdad a lo que me de resultados que yo pueda ver y que me sirvan? Porque si hacemos esto hemos acabado directamente en la primacía de lo que ya hoy existe, que es el mundo tecnológico. Lo único que se aceptará es lo que produzca unos resultados asombrosos, tecnológicos, predecibles, que nos dé mayor dominio y control, ¡el pensamiento del control! El pensamiento que domina, que puede ser eficaz en cualquier circunstancia y producir el resultado que de antemano deseamos, o desea el que manda. Que es lo que hay. Sería la eliminación de todos los otros planteos. Ciertamente occidente ha avanzado mucho en esa dirección, esto es el olvido, o la pérdida de importancia, o...como el quedarse sonámbulo, aturdido, ante otro tema, que es ¡el tema de la verdad! ¿Qué es que sea la verdad de las cosas? Si es que hay tal verdad de las cosas. ¿Se entiende?


No se puede, claro que a Giegerich, ya lo dice él además, lo hemos leído todo el tiempo, para él la psicología como él la entiende, es absoluta negatividad. Con eso está diciendo, jamás podrá acercarse nadie a la comprensión de este mundo con métodos positivos, positivistas, científicos, empíricos, que miden hechos, que quieren hacer experimentos, que creen que su objeto está afuera de la mente que lo pone a prueba. Y que por lo tanto, como mira uno a un conejo y lo pone a prueba, uno pone la psique allá al frente como un objeto. No, dice, imposible. Porque desde su entendimiento el alma no es un objeto que se pueda poner sino que es la lógica que hace posible toda aproximación a cualquier objeto. Por lo tanto nunca será una rata, pero cuando uno mira a una rata para extraer conclusiones, está atrapado en un entramado lógico que no percibe. Y que nunca, se puede discutir, se puede hacer inteligente, pero nunca se puede poner ahí al frente y experimentarlo, porque para ponerlo allá al frente, ¿dónde estás tú cuando te pones al frente? ¿desde dónde estás pensando? Para ponerlo al frente ya tienes que estar en otro entramado. ¿Se entiende esto?


Por lo tanto la única forma de entrar en el terreno del alma es, renunciar a ponerlo al frente e interiorizar en cualquier problema que te estés planteando. No exteriorizarlo, sino entrar dentro, ¿entrar dentro de qué?, de su lógica. No dentro de una supuesta emoción tuya, que sería ya personal, ni dentro de tus recuerdos porque es dentro tuyo, sino ¡dentro del problema mismo! ¡dentro del pensamiento ante el cual aparece el problema mismo! Al margen de que sea tuyo, o de Juan, o de Pedro. Por lo tanto, este ir dentro de, evita, es imposible de aprehender con un método experimental exterior, es lo opuesto. La definición que da Giegerich de psicología es absolutamente coherente y hay que ir construyéndola, es ¡la disciplina de la interioridad!


Claro que hay que definir qué es interioridad. Lo aclara, él lo aclara, interioridad no quiere decir el adentro de ningún cuarto, estudiar lo que hay dentro de este cuarto no tiene nada que ver con interioridad, ¡porque es una interioridad exterior! El dice, el estudio de la interioridad absoluta, no la interioridad relativa a un exterior. Es muy lógico, pero esto se puede entender. Lo que pasa es que esto no se puede fotografiar. El pensamiento científico usual, sobretodo el sentido común, que es mucho peor que el pensamiento científico, cree que piensa cuando reproduce y lo pone en imágenes o fotos adelante, y cree que ha entendido porque ha mirado exteriormente y se ha convencido. A eso se llama representar, es el pensamiento representativo, colocas fotos de las cosas, ya lo entiendo porque lo veo, no entra en la lógica de la situación. ¿Se entiende esto?


Gran parte del pensamiento llamado científico es representativo. O es nominativo, define algo y solo acepta lo que encaja con la definición y lo demás lo deja fuera, y lo define en términos de resultados visibles, es decir, de manipulación. No digo que sea inútil, ¡es que es utilísimo!, pero no tiene nada que ver con la verdad. Que es lo que, a Giegerich no le interesa la utilización de nada, ¡le interesa la verdad!, ¡pum! Por lo tanto ni el sentido común usual ni el pensamiento científico usual, te interesan en entrar dentro de la lógica de las cosas, no son pensamientos de la interioridad sino que se quedan en el exterior. ¿Se entiende esto? En cierto sentido son pensamientos manipuladores, uno para hacer fácil la vida y otro para dominarla y ponerla al servicio. Tienen que ver con la muerte de la naturaleza, también. Esto que nos parece tan natural, algo no es válido si no produce resultados, es lo que manda. No lo entiendan como un delito, sino como un avance inevitable, es lo que ha hecho que la naturaleza dejara de ser algo vivo, con realidad propia, y se haya transformado en la fuente de recursos para que nosotros explotemos y vivamos mejor. Y avancemos y nos desarrollemos, ¿qué es la naturaleza?, recursos, carbón, energía, esto, no hay nada más que esto, alimento, cemento, combustible, eso es la naturaleza. Recursos. No lo fue, no siempre lo fue, pero el que tenemos adelante, si que lo fue. En el momento en que dejó de ser sagrada de por sí, se abrió la veda y se tardó mil y pico de años en hacer consciente que ya no era sagrada y que estaba abierta la veda, se podía usar, y ya vivimos en una época en que ¡está claro! Lo natural es ir a disposición, ofrece recursos que nosotros procesamos, incluso sustituímos por otros mejores. Y que tenemos que cuidar, por utilidad, por necesidades egóicas de supervivencia, no por la verdad de las cosas. A todos nos preocupa que no desaparezca la naturaleza, ¿pero porqué?, porque queremos ...comida. Sigue siendo interesado. Curiosamente para Giegerich y desde su visión, la psico-logía, el logos de la psique, no tiene ningún interés, alarma que es una metáfora, le interesa tres pepinos que sobrevivamos o no. Y a la verdad también, no le interesa que sobrevivamos, algo no es verdadero porque nos va a llevar a sobrevivir. No. ¡Algo es verdadero porque es la verdad de las cosas! ¿Se entiende esto?


¡No tiene nada que ver! El no está tratando de resolver los problemas del mundo, ello no sería ser psicólogo, sería ser político en todo caso. O misionero, o visionario, o tener un interés, pero en el momento en que tienes un interés invertido personalmente ¡ya no estás en traje de fiesta! Se te ha borrado la otra dimensión, la otra dimensión solo aparece cuando desaparecen los intereses y se deja que la cosa se muestre tal como es. Pero en cuanto aparece ese que dice ¿y yo qué uso le hago?, ¿de qué me sirve?, ¡no me sirve de consuelo!, ¡plif!, se borró, hay otro. ¿Entienden esto? Por lo tanto, volvamos a ello, cada vez que el planteo es egóico la psicología desaparece y por supuesto el alma se ha vuelto invisible. Cada vez que calculamos con un ábaco la fisica cuántica es inaccesible, no porque el ábaco sea malo, es buenísimo, aquí nadie insulta el ábaco, pero no es suficiente para la fisica atómica. Ya no es nada más que eso, no es moral la diferencia, es simplemente imposible, no es el instrumento adecuado, los intereses, las ideologías, las expectativas, ¡no llevan nunca a la verdad!, quieren conseguir lo que quieren conseguir, sólo puede haber descubrimiento de la verdad cuando se abandona todo querer personal. ¿Lo entienden a esto?


Piensen, no sé, en un ejemplo simple, si van al médico ¿qué quieren que el médico les diga?, ¿la verdad que hay o lo que ustedes quieren oir aunque no sea verdad?, ¿qué quieren?, ¿o preferirían que les mienta?, sabiendo que es otra cosa, aunque diga lo que sea que me haga feliz. La verdad de lo que hay. ¿Creen entonces que lo importante en un médico es que se preocupe porque ustedes estén contentos o se preocupe por hacer frente a la verdad? ¿Cuál será el mejor médico?, ¿el que me diga lo que yo quiero oir o el que tenga el suficiente desapego para hacerse cargo de lo que hay más allá de mi interés personal?


Pues es lo mismo. Si uno quiere comprender la dimensión del alma, tiene que ser ¡lo que es!, lo que está pasando más allá de que me guste o no me guste. Pero si yo quiero algo que me guste y que vaya a donde yo pienso que tienen que ir las cosas, mejor que no me meta en el terreno de la verdad pues no estoy para ello. ¡No yo! Sino ese estilo de pensamiento. ¿Se entiende esto? Una cosa es ideología y otra cosa es amor por el conocimiento. Y acá, gracias a la pregunta de la Montse queda abierto algo que Giegerich ya ha tratado en otros artículos, que es, la diferencia que hay, y que por supuesto ya lo decía Heidegger y muchos grandes pensadores, la diferencia que hay entre el conocimiento científico, el dominio tecnológico, y el amor por la verdad. ¡Son cosas distintas! Lo cual nos llevaría a preguntarnos qué es la verdad y para eso tendríamos que ir a lo que decidimos dejar de lado para entrar aquí, ¿no?, me refiero al mito de Acteón y Artemisa, que es el mito del encuentro con la verdad. Voy a seguir...


Yo creo que este artículo es maravilloso, de hecho ha provocado cantidad de ¡uuuuf! y además en el 2006 creo ¿no? No, 2004. Es bastante nuevo dentro de lo que cabe, cuatro años tiene, cuatro años y pico. Se lo publicó y hubo una cantidad de respuestas de gente a la que le interesa estos temas, no de la gente que quiere vender más y ser más famosa y de ganar más, sino realmente de la gente que cree que es importante ¡porque es importante! Importa, ¡nada más! Como cuando alguien te propaga la teoría de la relatividad y es probable que el vecino de al lado no se entere pero un físico sí se enterará, pero no porque el vecino de al lado no pudiera enterarse sino que ese tipo de lenguaje le era inaccesible, eh, es lo mismo. Es un artículo que ha provocado porque pone, en esencia toda la sustancia de Giegerich está aquí. Con todo el cuestionamiento y lo urticante que trató.


En la última, estuvimos viendo que, para Giegerich, el hecho de estar “adentro de”, “contenido en”, la naturaleza como una madre viviente, ¡se ha acabado hace tiempo! Para la estructura colectiva de la humanidad, Eso no quiere decir que para una persona en concreto el anhelo no sea fuerte y poderoso, pero precisamente, que haya tal anhelo significa que se parte ya de una pérdida. En este sentido, en las culturas más arcaicas, ¡no había tal anhelo porque no había tal pérdida!, ni siquiera se podía pensar, ¿se entiende esto? Bueno. Termino el último párrafo...


...claramente la encastración del hombre en la naturaleza se ha acabado, pero puesto que el significado del significado no es otra cosa sino la adentridad...


...el significado de sentirse adentro de una totalidad que le da sentido...


...es obvio porqué los últimos siglos tuvieron que experimentar una falta de sentido, un sentimiento de alienación y de nihilismo, como Jung afirmó, “el alma se ha vuelto solidaria, está extra ecclesiam...”


...¿extra ecclesiam?, o sea que ya no está, no es hija de la madre iglesia que la acuna y que le dice, tranquila, estás contenida y tienes sentido. Eso no significa que una persona concreta pueda vivir esa experiencia, pero la experiencia de esa persona en concreto no modifica la historia en la que nos hallamos metidos nosotros, lo que hay ahora, donde está la acción ahora, no. Giegerich no se refiere a la acción política ni a la acción económica sino a la acción psicológica. Donde está el paso evolutivo de conciencia en este momento de la historia, ya no está en las personas que se sienten contenidas en la iglesia. O en el musulmanismo, o en el tibetanismo, o en la religión que sea. Tienen todo el derecho de vivir lo que quieran, pero la acción está en otra parte, eso, al margen, ¿se entiende? Como lo que está en acción en este momento sobre el clima del planeta tiene que ver con el agujero de la capa de ozono, me interese o no, tengo todo el derecho del mundo de no interesarme, pero allí se sigue modificando e incidiendo en el número de cánceres que hay en todos los seres vivos del planeta, ¿se entiende esto?, es decir, lo que hay ¡está más allá de que me guste o no me guste!, me interese o no, eso no quiere decir que tenga obligación de estar al tanto o no, de lo que hay, ¡para nada! Puedo ir a vivir a una montaña y sentirme feliz y tengo derecho a eso, pero eso no cambia a lo que hay y lo que mueve al mundo en este momento. Tienes derecho a participar en cualquier comunidad religiosa pero eso no cambia que la acción que marca el proceso evolutivo de la humanidad está más allá de dónde tú estás, y tú no accedes, no pasa nada, tú tranquilo, tú a tu globo, tienes todo el derecho del mundo a vivir tu globo, simplemente ¡este no es tu tema!, ¡ya está! La cuestión es para los que nos interesamos por el tema, es, ¿bueno, qué está pasando?, ¿no?, al margen de la gente que tiene esta religión, al margen de la gente, ¿dónde?, ¿qué está pasando en este momento?, ¿se entiende esto? Ya. Entonces dice...


...Jung dijo “el alma está extra ecclesiam y en un estado de no salvación”...el alma de modo semejante es extra natura. Con esta visión hemos regresado en nuestra discusión al inicial diagnóstico de Jung, además de ofrecer un matiz ulterior a cuando Jung dijo “no, evidentemente ya no tenemos ningún mito”...


...bueno, hasta ahí habíamos llegado, sigo...


Dos líneas básicas de reacción al final de la adentridad


En vista de este cambio fundamental...


...que vuelvo a insistir, no tiene porque enterarse Juan de los Palotes que ha habido un cambio fundamental, Juancito de los Palotes tiene todo el derecho, salvable, respetable, legítimo, de vivir como que no ha pasado nada, y que estamos en el mejor de los mundos posibles, ¡y esto no cambia las cosas, eh!, eso siempre tiene que estar claro...


En vista de este cambio fundamental que ha ocurrido...


...lo sepamos o no lo sepamos, nos guste o no nos guste, lo creamos o no lo creamos, lo estudiemos o no lo estudiemos, ¡porque está ahí para ser visto! ¿Se entiende? Es como, ha ocurrido el capitalismo, ¿Si o no? ¡Ya está! Pero uno puede pensar, eso a mi no me interesa, yo no se, no me importa, no se ni siquiera qué es el capitalismo, ¡no me importa!, Bueno, ¡tú vive!, ¡puedes ser feliz! No tienes porque saber qué es el capitalismo, ¡pero ha ocurrido! Y tú vives como vives porque ha ocurrido el capitalismo, eh. ¡Ha ocurrido la reforma! ¡Han ocurrido las situaciones bárbaras! ¡Ha ocurrido el cristianismo en la historia de la humanidad! Ah, pero yo no se qué es el cristianismo, ¡Ah bien, perfecto! Pero ha ocurrido. Cuando dices, hay un tema pero no se, tienes toda la libertad de alejarte del tema, pero eso no invalida el tema. ¿Entienden esto, no? Ya. Quiero decir que ya se que no tienen porqué interesarse por esto, sobretodo si eso les va a significar vivir muy mal, ¡dedíquense a vivir bien! Y esto no los pone en cuestión, se puede vivir bien lejos de la verdad. Otra de las frases claves de Giegerich que no es metáfora, es literal en Giegerich, es...


...el alma...


...que es una metáfora...


...el “alma” es el órgano de la verdad...


...por lo tanto vivir lejos de la verdad y vivir sin alma es lo mismo, es lo mismo, pero se puede, ¡claro que se puede!, se puede vivir muy lejos de la verdad, muy, muy, muy, y perfectamente, eh...


...ahí se planteó otro problema entonces, dice...


...en vista de este cambio fundamental, dos posiciones fundamentales y opuestas, son posibles...


...piénsenlo bien a esto, eh, porque aquí se van a mover algunas cosas...


...uno puede, o bien...


...una alternativa...


...aferrarse y defender la verdad del pasado en contra de la situación real producida por los desarrollos históricos...


...esa es una...


...o, dos, admitir la nueva situación en la que la historia nos ha colocado y permitirse aprender de la situación acerca de cómo tener que pensarla...


¿Comprenden la diferencia?


...ambas reacciones nos involucran, nos envuelven en una dialéctica al permitirse ser ubicado en la situación real, la segunda opción deja, abandona la definición previa de adentridad, es decir, el estatus del niño que mira hacia arriba en el sentido de estar contenido en la naturaleza, mientras que de hecho continua la adentridad real, que ahora resulta que es adentridad en, justamente, la situación de carencia de significado.


¿Se entiende esto?


Entonces ahora se ha entrado en otra cosa, se ha entrado en una idea completamente distinta.


De acuerdo a esta posición la historia es por así decirlo, la retorta alquímica del alma. Y colectivamente somos la materia prima en esta retorta herméticamente sellada y nos vemos transportados a través de una fase histórica del opus alquímica hacia la otra. Cada vez encontrándonos en una situación del mundo enteramente nueva.


¿Captan lo que dice? ¿Lo vuelvo a leer? Je je je...dice...o sea, dos posiciones, ¿se acuerdan cuáles son las dos posiciones?


Una, adherirse a la verdad fue el modo antiguo de sentirse dentro, la verdadera adentridad posible...


...y por lo tanto la naturaleza sigue viva, los dioses siguen vivos, y si hoy no se vive es por culpa de los hombres porque es la única y verdadera y posible adentridad, en tratar de aferrarse y defender la verdad del pasado, ¡en contra!, es decir, vivir lo que toca vivir como algo equivocado, porque uno está agarrado a lo que se vivió como lo único que se debía vivir, ¿se entiende? Entonces, esa es una, defender la verdad del pasado en contra de la situación real producida por los desarrollos históricos...


...o admitir la nueva situación en que la historia nos ha colocado y dejarse enseñar por ella. Ambas reacciones nos involucran en una dialéctica. Al dejarse colocar en la situación real...


...la segunda opción es la que acepta ¡que lo que hay es lo que hay! ¡No importa que no me guste! ¡Es lo que hay! Y tengo que aprender de lo que hay. La otra dice, ¡No me gusta y yo se que no es lo que tendría que haber, lo que tendría que haber es lo que hubo, y yo esto no lo quiero vivir! Vivo lo que me toca como un error porque estoy agarrado a lo que ya conozco. La otra es, lo que me toca es lo que me toca, por lo tanto de esto tengo que aprender. Esto está para enseñarme cosas. ¿Se entiende la diferencia? Es completamente distinta y no se puede tener una situación y la otra. Entonces dice él...


De acuerdo a esta segunda posición la historia es la retorta...


...la retorta es la vasija en la que operaban los alquimistas las transmutaciones de la materia que siendo una cosa sólida, densa, visible, tangible, a través de procesos dentro de la botella cerrada herméticamente, se procesaba esa materia, moría, fermentaba, se destilaba y se obtenía la esencia más valiosa, indestructible, el oro alquímico que no es el oro vulgar. Pero no era de, tirar a la calle la materia que no me gusta, si es una mierda no me gusta, no me voy a ocupar de esto, esto nunca lo hizo el alquimista. El alquimista decía, lo que se desprecia, lo que se tira a la calle, lo que parece una mierda es lo que contiene, ¡lo más valioso!, pero hay que trabajarlo. Hay que acogerlo plenamente y hay que someterlo y entrar en el proceso. ¿Se entiende esto? Y parte de la alquimia porque la alquimia fue lo que Jung consideró la base de su pensamiento psicológico, siempre que se hable de alquimia en psicología estamos en la tradición junguiana. Y Giegerich recoge, como lo había hecho Hillman en su momento, toda esta imaginería. Por supuesto para Giegerich la alquimia está muerta literalmente, es una fase histórica y ya lo va a hablar, pero como imagen, no como entendimiento, como imagen sigue siendo una imagen eficaz de la psicología. No literalmente, es decir, Giegerich no tiene en su casa un hornillo donde ver...¡no! evidentemente no, tampoco lo tenía Jung, que quede claro, ¿no?. Dice...


...de acuerdo a esta posición la historia es la retorta alquímica del alma...


...recuerden que el alma no tiene nada de personal ni de egóico, que es un proceso lógico que lleva y que condiciona el estatus de la conciencia humana, eso es el alma, ¡el proceso!, y mucho más colectivo, alejado de la voluntad del individuo, que tiene su propia autonomía, que tiene sus propias leyes, que tiene su propio saber, que está más allá de las decisiones individuales, más bien el individuo depende de eso, lo sepa o no lo sepa, que todo aquello del individuo, ¿captan, no? Dice...


...de acuerdo a esa posición la historia es, por así decirlo, la retorta alquímica del alma, y nosotros colectivamente somos la materia prima en esta retorta herméticamente cerrada...


...los alquimistas insistieron mucho, es bueno conocer esto, eh, en que si tú, el alquimista, el material que ponía en la retorta, la retorta estaba abierta, de ahí viene hermética, la palabra herméticamente cerrada viene de la alquimia, nunca se había usado antes, cuando compran un café herméticamente cerrado, ¡eso viene de la alquimia! ¡Con el sello de Hermes! La doctrina se Hermes era la alquimia. El arte hermético por excelencia es la alquimia, y el alquimista insistía, si no se cierra entonces se escapa el espíritu de la materia. Se contamina, la operación tiene que llevarse en un entorno completamente cerrado para que no entre nada ajeno ni escape nada que pertenece a la materia. Cuando se meten cosas que no corresponden se destruye la obra. Entonces él dice...


...la historia es la retorta...o sea la vasija alquímica...del alma y nosotros...fíjense, nosotros no somos los alquimistas, nosotros somos ¡la materia!, lo que está siendo transformado, pero él dice, no nosotros como individuos, ¡el hombre en cada uno de nosotros! no nosotros concretamente. Nosotros nos moriremos, ¡aquello que sigue! ¿Se entiende esto?...


...de acuerdo a esa posición la historia es la retorta alquímica del alma y colectivamente nosotros somos la materia prima en esta retorta herméticamente sellada...


...lo cual quiere decir, no hay escapada fuera de la historia, está cerrada la vasija y herméticamente, la ilusión de estar fuera de la historia no deja de ser una ilusión e incluso histórica. No podemos salirnos de ahí, no podemos escaparnos del momento que nos toca colectivamente, vivir. No podemos ser romanos, los romanos (se entiende de los antiguos, no), no podemos ser celtas, no podemos ser los neoplatónicos originales, no podemos ser Zaratrusta en lo alto de la montaña. ¡Porque somos occidentales de la época medial, hasta el tuétano! No estamos fuera de la historia que nos toca vivir, somos, aunque no lo admitamos, nosotros mismos esa historia.

¿Entienden?


Así que no hay escapatoria de esta vasija herméticamente cerrada. No hay agujero para escaparse de ello. Entonces dice...


...nosotros somos la materia prima en esta retorta herméticamente sellada y somos transportados de una fase del opus alquímico de la historia, a la otra, encontrándonos en cada ocasión en una situación del mundo enteramente nueva.


Por supuesto que para entender esto hay que saber cosas previas. Yo siempre lo advierto, eh. No puedes caer, nacido ayer, a leer a Giegerich. Porque fíjense todo lo que presupone, presupone a Hillman, presupone a Jung, conocimientos de la alquimia y su significado psicológicamente, presupone cuestionamiento de la cultura occidental, eeeh, presupone mucha cosas. ¿No? Pero bueno, vamos aclarando algunos presupuestos, que algunos ya los saben porque han hecho cursos conmigo. El alquimista, los alquimistas, a grosso modo, habían descrito las fases por las que el material alquímico, al ser procesado de distintas maneras pasaba inevitablemente y se transformaba, desde el estado brutal, tosco, pegajoso, pútrido, fétido y aparentemente muerto, de la materia prima arrojada allí, hasta el estado translúcido, cristalino, absolutamente indestructible y sutil. De tal manera se podrían reproducir sin acabarse nunca, del resultado de la obra alquímica, el lapis filosófico, la piedra filosofal, o como lo quieran llamar, ¿no? La panacea universal, el elixir de la eterna juventud, ¡como le quieran llamar! Pero no salía de otro lugar esa piedra filosofal que no fuera de la materia prima, pero los alquimistas estaban de acuerdo en que había básicamente una serie de pasos inevitables.


Al principio la materia se pudría, se moría, se pudría y se fermentaba y apestaba, y se volvía absolutamente negra, esto lo saben, ¿no? “Opus Nigrum”, la “Obra en Negro”.


Luego, si se continuaba el proceso, esa materia cambiaba completamente de forma. Se transformaba hasta tal punto que ya no era nada de lo que había sido antes. Y se volvía un material completamente blanco. La “Obra Alba” o Albedo, alba quiere decir blanco, en latín. Si, ¿se entiende esto? Por lo tanto no se puede estar en el blanco sin pasar por el negro, pero cuando lo que era el negro, ya no lo es, es blanco, ¡ha muerto el negro para que viva el blanco! La ilusión de una continuidad es una ilusión absurda. Si algo continuara de lo negro a lo blanco entonces no sería un Albedo. Cada fase implica por tanto la emergencia de un estado completamente novedoso. Ha muerto lo que hubo. Nace nuevamente lo que no hubo entonces. Claro que nace porque hubo lo que hubo, pero ya no es lo que hubo, lo nacido no es la vuelta a lo ya vivido. ¿Se entiende esto? En la alquimia.


Negro, Blanco y Rojo. Con a veces un intervalo entre el blanco y el rojo, que es el amarillo. Los colores que toma la Obra en cada una de sus fases que implica una transición ¡absoluta! Y están, no se puede estar en Albedo y Nigredo a la vez. ¡Si se está en la Nigredo, no se está en la Albedo! Cuando se está en la Albedo, no se está en la Nigredo. No se puede decir, bueno, pero desde un ángulo es Nigredo y desde el otro es Albedo, porque todo, no, no, no, no, no. ¡No! Total, la transición es ¡Total! ¿Comprenden esto? Esto es muy importante en Giegerich, porque también, dice...


...la materia prima de esta retorta sellada herméticamente es transportada de una fase de la historia del Opus Alquímico, a la otra, encontrándonos en cada vez (en cada fase) en una situación del mundo enteramente nueva...


¿Qué ha cambiado en una fase? El mundo ya no es lo que era. No. Es otro mundo, un mundo ¡inimaginable anteriormente! Por eso la fantasía de ciencia ficción de que uno viaja al pasado ¡es tan absurda! Si uno viaja al pasado es peor aún que viajar a otro planeta, no entendería nada. Y si traes a uno del pasado aquí, es peor que irse a otro planeta, no entendería nada. Para empezar, la luz, ya se vuelve loco, no queremos, que no, es todo igual, solamente que hay unos cambios externos, ¡no!, ¡sería morir! ¿entienden esto? Imposible ese salto de una continuidad que pasa de un tiempo a otro, como si el tiempo estuviera afuera, solo afuera. Dice asi...


Cuando se extraña, se siente nostalgia al añorar el significado, la primera opción...


¿Cuál era la primera opción? La primera opción era la que decía, el tiempo en que nos toca vivir es un tiempo equivocado porque nosotros sabemos lo que era y lo que es y lo que fue, eh. Dice...


...al añorar el significado, la primera opción defiende seguramente el antiguo sentido de adentridad, la adentridad en la situación previa, pero por lo mismo tiene que renunciar a lo que de hecho más desea, es decir, a la adentridad como una realidad presente, que sin embargo hoy sería únicamente la adentridad en una situación completamente nueva psicológicamente, es decir, la adentridad en el estar “extra ecclesiam” y “extra natura” y no en la adentridad de antiguo...


¿Comprenden? Por lo tanto al añorar la adentridad antigua y defenderla, se encuentra teniendo que vivir en un mundo en el que no se siente dentro. Tratando de defender el dentro vive con total fuera del mundo que le toca vivir. El otro tiene que soltar esta noción de adentridad que era sentirse tan bien, mmh, mmh, mmh, el bebé de la mamá. La madre naturaleza me cuida, mmmh. No. Pero eso ya no. Pero está adentro del tiempo que está viviendo. Es un adentro inhóspito en ese sentido, pero que abre a unas dimensiones que el otro adentro no se podía ni imaginar. ¿Captan lo que está diciendo Giegerich? Es muy importante. Entonces dice asi...


...la primera opción defiende el antiguo sentido de adentridad (es decir la adentridad en la situación anterior) pero por ello mismo tiene que renunciar a lo que realmente más desea que es la adentridad en la realidad efectiva, la que empero, hoy sería la adentridad en una situación psicológica completamente de nuevo de tener que vivir “extra ecclesiam et natura” y no en la adentridad de tiempos antiguos. En cualquiera de los dos modos, o el uno o el otro, una pérdida resulta inevitable...


Si te quedas aferrado a lo antiguo hay la pérdida de que no vives, no estás dentro del tiempo, si, estás dentro pero de mal grado y a pesar tuyo, negándolo, no te sientes dentro, no formas parte del tiempo del que formas parte a pesar tuyo, y ahí hay una pérdida. En la otra, hay una pérdida en ese sentido infantil de que estabas unido en el tejido de la naturaleza, etc. Bien, sea lo que sea, la pérdida es inevitable. Y esta es la característica de la modernidad, la pérdida. Esto es lo que tantos han intentado evitar, y aquí, autocrítica también, ¿no?, incluido Corbin. Intentar evitar, negar, sanar, y hacer como que desaparezca este sentimiento de pérdida, pero con ello, inadvertidamente, se lo está reconociendo. Y cuando Corbin escribe, está en la web que he publicado, y que se llama “Cómo evitar el nihilismo” o no se qué, el politeísmo na na na, cómo antídoto contra el nihilismo, hay que leerlo, para esto lo he puesto en la web, muy bien, este antídoto contra el nihilismo, es, absolutamente nihilista. ¿Porqué? Porque cree que uno puede elegir el tiempo que le toca vivir y corregirlo y no que tiene que aprender de lo que toca. Cree en última instancia que lo que los humanos decidamos que tiene que ser, es lo que cuenta, y no lo que está siendo, no aprendemos de esto, nos acercamos a lo que es con el juicio, ¿entienden la idea? Eso es característico del nihilismo. Ese hombre ya está solo, aunque lo quiera negar. El hombre de antaño no tenía que hacer esto, era parte del mundo, no tenía que tomar decisiones, los dioses lo hacían. Este hombre moderno que quiere rescatar este sentimiento y que se enfada con su época para retornar a aquello, es inevitablemente moderno. No se si, lo va a decir él mejor que yo. Esto a mucha gente no le va a gustar, porque aah, ya se ve que a pesar de tus intentos, hay algo en ti más allá del intento, algo que incluso hace posible el intento, que es lo que no ha llegado a tu conciencia, ¿no? Que no está asumido, pero está ahí, y que es lo que inmediatamente te desciende a ti, al otro lugar. Dice...


...en tanto la primera opción...


...aqui está, la primera, digamos conservadora, eh, para poner un nombre...


...intenta dictar qué tipo de adentridad tiene que ser en función de lo que quiere, tiene que comprenderse que es una revuelta egóica en contra del proceso alquímico del alma, el intento de tener que permanecer exento del intento de tener que pasar por las transformaciones de la vida lógica del alma, de estadio en estadio. Insiste en tener significado, es decir, en el estatus de adentridad, mientras se coloca a sí mismo imaginalmente y se contiene fuera del contenimiento en la vasija alquímica de la historia.


¿Comprenden? El aclara que se coloca y se contiene ¡imaginalmente afuera!, porque aunque se imagine que esté fuera, está adentro igual, solo que no lo advierte. No puede salirse de la historia, la vasija está cerrada, pero bueno, imaginariamente uno está afuera decretando este momento, ¡yo no!, ¡yo no!, pero vale, está ahí. ¿Comprenden lo que está diciendo? Es el resultado de un deseo, de un anhelo, no de un, independientemente de tus deseos y de tus anhelos. Para Giegerich el alma es objetiva, en esto es más fiel a Jung que todos los psicólogos que han seguido a Jung, ¡el más fiel!, incluso para cargarse a Jung por fidelidad a Jung. Jung tuvo la intuición de que el alma es objetiva, de que eso llamado alma no tiene nada que ver con el arbitrio de los individuos subjetivos. Que no tiene nada que ver con lo que tú quieras, lo que tú desees, no, ¡es a pesar de tí! También fue Jung el que intuyó que el alma nos contiene en lugar de estar contenida con nosotros. El que lleva realmente eso al extremo, a hacerlo consciente y a pensarlo ahí, y no quedarse en una vaga cosa poética que luego no tiene nada que ver con que, cómo lo vivimos, ¡es Giegerich!, es el único que realmente se lo toma en serio. Y el alma, que es lo objetivo para Giegerich, no tiene nada que ver con las posiciones voluntarias de cada uno de estos, que es lo que él llama, egóicos, no en un sentido negativo, no es negativo que sea egóico, pero no tiene nada que ver con el alma, el alma es lo otro del ego, je je je, y mientras yo creo que lo que debe ser importante es lo que yo decreto, a pesar de lo que yo creo y decreto, ¡está ocurriendo! No se si lo captan. Cuando digo que está ocurriendo no me refiero a los periódicos, sería positivismo, buscar en el exterior, no, ¡está ocurriendo en el alma de las cosas! Que, ¿se entiende? Y esto es grandioso, cuando uno lo llega a ver, es grandioso, porque te das cuenta que toda la gente que protesta contra esto, protestan defendiendo lo que ellos van a hacer, lo que ellos quieren hacer, y que proponiendo una nueva, y que decidiendo de tal manera, y que analizando de tal manera, y que no quedándose en la literalidad del texto sagrado, porque si uno busca cómo, ellos creen que si uno hace las cosas de una manera u otra, el alma va a cambiar, como si el alma no fuera objetiva. No, es una cuestión de decisión, nos reunimos el congreso de los humanos y decidimos que el alma tiene que ir por ahí, y el alma va por ahí. No.


Giegerich llega al fondo. No, eso no quiere decir que esta objetividad esté desunida de la subjetividad, es una relación dialéctica, pero no causal. No causal. Tu subjetividad incluso es como es porque está contenida en esa objetividad. Y tu subjetividad y nuestra subjetividad, es la que puede hacer que se vuelva anímica esa objetividad que opera en cuanto no es acogida, como algo sin alma, y a pesar de todo es el alma de las cosas. Y entonces aparece una fuerza brutal porque no se le ha dado el estatus de alma que efectivamente tiene. Y mientras tú te vivas como separado de eso y te creas lleno de alma, imaginalmente te has colocado fuera de la historia, pero está a merced de esa historia que al no dejar que te entre, tú permaneces rígido, hostil, creyendo que tú tienes alma y el mundo no la tiene, pero tú eres la escoria que está abandonada por el mundo, no digo el mundo, los periódicos evidentemente, porque es lo que está en marcha. ¿Captan la diferencia, no?


Comentario del público.


¿Eh? Bueno, ya va bien marearse, porque cuando uno no está mareado de tantas certezas falsas, el mareo es un comienzo de buena salud. Si. Je je je. El decir, ya no sé, bueno chico, ya lo dijo Sócrates, cuando no sabes empezamos a saber. Pero mientra creas que todo lo sabes porque es muy claro, ya sabemos lo que es real y lo que no es real, lo que es importante, como las cosas son, ummm, vamos por mal camino. Porque todo ese saber es bien dudable. Sigue. Te has dado cuenta de lo importante que es lo que está diciendo. Ya. Dice...


...o sea, que la primera opción...


...en la cual yo pondría todas las tradiciones religiosas, que no se aceptan como tradiciones, porque como tradiciones, claro que tienen un lugar importantísimo, pero que uno no la quiere aceptar como tradición sino como verdad actual, pensando que la verdad en otra fase sigue siendo la verdad en esta fase, que ya no es la otra, y que por lo tanto hay algo que permanece sin modificación a través de las fases. Quiero decir, hay algo que no se somete a la alquimia, como si la vasija estuviera abierta por lo tanto, eh. Bueno, esto son críticas que ha recibido Giegerich y yo las entiendo. Toda la tradición esotérica, evidentemente, que se vincula a un pasado y a una sabiduría que permanece intocada a través de los siglos, y claro con esto ¡yuuup! Todas las tradiciones religiosas especialmente fundamentalistas, y que Giegerich está diciendo que ha muerto el tiempo de la religión, nos guste o no nos guste, no está diciendo que las personas concretas tengan el derecho, y claro que lo tienen, de tener la convicción religiosa que quieran, pero que esto ya no es lo que mueve al mundo sino una elección individual, punto. Es como elegir qué jersey voy a llevar, tengo el derecho de elegirlo, ¿no?, tengo el derecho de elegir y respetar la elección del otro respecto a qué religión practica, pero ya no tengo el derecho de discutir la verdad de la religión, porque en la religión ya no hay verdad. ¡Esto es muy fuerte! Lo cual no quiere decir que ya no se pueda vivir bien, pero se vive lejos del alma de los tiempos. ¿Entiendes lo que está diciendo?


Te imaginarás, todos los cuáqueros y demás. Un pensamiento como el de Giegerich es, fffffff, demasiado, ¡le han acusado de ser el Anticristo! Claro, cuando realmente es en Giegerich donde el mensaje de Cristo adquiere un nuevo significado inaudito, porque muestra que en la historia de Occidente ¡se está haciendo carne el logos! ¡pero esto ningún cristiano lo quiere ver! Lo que implicaba esa temible promesa, que implicó que la carne sin logos tenía que ser destruida, y la naturaleza desacralizada, y que el logos sin carne no era operativo, y que el proceso que rige los últimos miles de años de la historia, es un proceso que cada vez en el colectivo, en la conciencia, el logos y la carne se transforman mútuamente para que surja algo, que no es ni carne ni logos. Es carne logicizada y logos materializado. Claro. Y esto está pasando nos guste o no. Y yo puedo decir, no quiero, no quiero, pero es el tiempo que me toca vivir, es lo que está en obra, y cuando lo vivo como algo tan horrible, voy porque lo vivo con una mirada, con unos valores de una época que ya no son los que hay. Pero de una época que además posibilitó esta. ¿Se entiende lo que quiere decir? Bueno, voy a volver para leer. Es fuerte esto. Dice...


...insiste en tener sentido en un estado de adentridad pero se ubica y se contiene imaginalmente fuera de estar contenido en la vasija alquímica de la historia, desde fuera de la vasija...


...es un tema muy giegeriano, dentro de la vasija, fuera de la vasija, para Giegerich cuando se entra en la vasija alquímica, no hay fuera, no hay, incluso la idea de fuera tiene que ser interiorizada hasta tal punto que es un dentro que no tiene fuera, salvo un fuera dentro de sí, pero no un fuera fuera. Y es así. Si cuando entras en la discusión lógica ya no hay exterioridad posible que pueda rebatirlo, solo entrando en la lógica y en la interioridad de esa lógica. ¡Fuerte! Y no hay opción, quiero decir. En fin. Dice...


...desde fuera de la vasija, la primera posición...


...aquí volvemos al esoterismo, las tradiciones religiosas, los fundamentalismos, gente como Corbin también, hay que ponerlo ahí...


Comentario del público.


No, la simbología no, porque la simbología que estudia los símbolos como algo que ha estado vivo, que expresó una verdad que pasó por ahí, es interesante.


Comentario del público.


No, no todos. No, pero no todos. El mismo Jung, el mismo Jung, ya veremos, tiene una dualidad.


Comentario del público.


¿Corben? Ah no, ya sé, Guénon, Guénon, oye te lo acabo de decir, escúchame, René Guénon. Y sigue hablando y se lo digo, Guénon. Así somos. Bueno, sigo. Dice...


...desde fuera de esta vasija. Pero también están fuera de la vasija los positivistas, los literalistas...


...el tecnólogo de hoy que ni siquiera cree que haya un proceso alquímico en la historia, ¡cuidado!, por muy distinto que parezca están todos ellos fuera de la vasija, el político de turno que decreta lo que conviene y lo que no conviene. Todos estos están fuera de la vasija. Que no advierten que hay un proceso y que somos materia procesada, no sujetos procesadores además je je je. O sea, no sólo los espiritualistas que añoran el retorno a, sino incluso estos futuristas que olvidan leer la historia, creen que la historia es un cúmulo de datos, creen en una historia puramente exterior sin percibir que la historia es la retorta alquímica y un proceso viviente, ¡cuidado! Giegerich no es ni lo uno ni lo otro, es mucho más sutil, no es ni el retrógado que propone el retorno a, ni el científico crudo que dice, tiremos el pasado por la borda, la tecnología es, ¡no!, porque para Giegerich la tecnología no es la tecnología, es el cumplimiento de una demanda del alma de que el logos se haga carne, eso ningún científico te lo va a aceptar. La tecnología es una forma de religión aunque no se sepa que es religión, es la religión que corresponde a un estadio, ¡no es la verdad!, es la verdad de hoy como la religión fue la verdad de la Edad Media, en ese sentido si, pero no es la verdad porque cala en la esencia de lo real, ¡no!


Entonces cuando Giegerich mira lo que es la tecnología no ve lo que un tecnólogo, ve un proceso por el cual el alma se está haciendo, el logos se está encarnando y la carne está siendo transformada en materia lógica, ¡ojo! Ve por lo tanto un ritual impresionante y abrumador, porque además está en marcha hacia..., y hay un punto en que Giegerich, no lo vamos a alcanzar a ver, tiene algo de, de anticipador, y es ¡ufff! Lo que anticipa, Je je je, claro, porque no sólo diagnostica el pasado y determina el presente a través de este rayo laser, sino que en cierto modo y con mucha...podría no ser, pero sí que se puede anticipar hacia dónde va, ¿no? Y no tiene nada que ver con lo que han imaginado ni los espiritualistas antiguos, ni los cientificistas de hoy, eh, nada que ver. Va a un...


Comentario del público.


Si, si, pero lo importante es esto, que el alma no depende de las lecturas. Es el ego el que tiene opción de leer así o leer asá. En el alma lo único que cuenta es lo que ha hecho historia. Por eso cuando Giegerich, en otro artículo que no veremos, va a analizar del fenómeno del cristianismo, es muy importante como el del capitalismo, te guste o no están ahí, él va a decir, no me importa lo que las distintas variantes determinan como se ha de leer en el texto, lo que contará es ¿cuál se ha hecho histórico? Claro, el que operó, el que produjo alquimia, más allá de que el individuo diga, bueno pero esto lo entenderé asi, yo, tú entiéndolo como quieras pero ¿qué está operando? Volvemos a que el alma no tiene nada que ver con las elecciones del yo particular de un grupo o de cada persona. Es, a pesar tuyo. Voy a seguir porque esto es muy apasionante, ¿qué hora es? ¿Cuánto tenemos? Oh, ¡qué poquito he leído hoy! ¡qué horror! Bueno, voy a tener que correr. Pero bueno, es un tema que, eeeeh. Dice...


...la primera posición, desde fuera de la vasija puede prescribir y exigir el estatus que piensa que tendría que ser y criticar y condenar lo que piensa que es intolerable en la situación que está siendo. Es en este sentido que por ejemplo Jung, como ya vimos, declaró que el significado mítico era indispensable y que la falta de sentido era la causa insoportable de enfermedad psíquica...


...recuerdan que citó que Jung dijo que la falta de sentido produce una enfermedad psíquica terrible y que el significado es indispensable en este sentido, en el sentido que lo que decreta que está pasando es una enfermedad y que hay que ir en contra de lo que está pasando, y que el significado no es que sea verdad, sería la cura para el mal. Dice...


...desde fuera de la vasija prescribe y exige el estatus que piensa que tiene que ser, y critica y condena lo que piensa que es intolerable acerca de la situación que ya es. En este sentido es en que Jung, ya vimos que declaraba que el significado mítico es indispensable y la falta de sentido es la causa insoportable de la enfermedad psíquica. Cuando uno está extra ecclesiam, dijo Jung como un verdadero alarmista...


...fíjense Jung cuando se quería poner alarmista las cosas que decía, en general todos los que se adhieren a la antigua opción, se acercan al presente con gritos de alarma y nos asustan mucho. Recuerden en la Edad Media, cuando las danzas de la muerte y cuando se aterrorizaba a las poblaciónes en épocas de peste, ¡ha llegado el fin del tiempo! ¡son las llamas del infierno, arrepentíos! Y el terror hacía que la gente en masa comprara excomuniones y todo eso, verdad. Siempre, siempre, el presente es visto como el horror y se exagera para sostener una posición, eh. Entonces él, hace notar que el mismo Jung, dice...


...”cuando uno está fuera de la iglesia”, decía Jung como un verdadero alarmista (y lo cita a Jung) “entonces las cosas se vuelven realmente terribles (esto lo dijo Jung, eh) “y uno se ve enfrentado con todos los demonios del infierno, ante tí bosteza el vacío, la nada, y uno huye de ello con horror“ Esto dijo Jung, ahora seguimos con Giegerich...amenazar con los horrores del vacío es una de las estrategias usuales en aquellos que insisten en el significado.


Otra estrategia favorita para el mismo propósito consiste en identificar el cambio ocurrido en términos de una psicología de la culpa, el cambio es visto como una caída, como una decadencia, como un error, como una enfermedad, se debe a nuestra culpa, a nuestra desmesura, a nuestro descuido y a nuestro olvido. “Es todo culpa nuestra, el Oeste ha dilapidado su herencia espiritual (decía Jung) hemos sido demasiado racionalistas o demasiado patriarcales o demasiado unilaterales, de modo que (dice esta concepción) tenemos que mirarnos y volvernos hacia el ignorado inconsciente como la fuente verdadera del significado”


Esta estrategia opera con una escisión estructuralmente neurótica entre el alma y el ego, el alma y el intelecto racional. Sigue la figura de ideas que dice en latin, “omne bonum a deu, omni malum ad homine”...es decir, “todos los bienes provienen de dios, todos los males provienen del hombre”, si algo va mal es culpa nuestra, si algo va bien es gracias a dios, esto es muy antiguo, ya los cristianos decían esto, los neoplatónicos también, es decir, todo lo bonito viene de arriba y todo lo malo es producto de la materia, y entonces se separaba, si hay algo imperfecto no es lo que emana sino el receptáculo que es malo, y luego, todo lo que, bueno es lo mismo...esta estrategia que se opera en esta escisión neurótica entre el alma y el yo, el alma y el intelecto racional, sigue la idea de que todo lo bueno viene de dios, todo lo malo del hombre. Incluso si el mismo Jung, ocasionalmente, estaba dispuesto a afirmar que (y cita a Jung otra vez) “estoy convencido de que el empobrecimiento creciente de los simbolos tiene un significado”...


...(esto lo dijo Jung, eh) Aunque haya dicho algo así, es que ya anuncia la segunda posición, porque si crees que el empobrecimiento de los símbolos no es un error sino que indica algo, ya lo está anunciando, ya no lo diagnostica como malo, ¿no?...


...a pesar de esto, a pesar de este tipo de casos que implicaría que el empobrecimiento de los símbolos es un desarrollo necesario o en la historia de la alquimia del alma, y por lo tanto en la historia del alma misma, y no nuestro hacer producto nuestro...


Como ven hay aquí una noción de la historia que hace del hombre el protagonista absoluto de la historia, y hay otra noción de la historia en que los seres humanos estamos comprometidos con la historia, pero la historia no es sólo consecuencia de nuestras decisiones. Curioso esto, pero es así. Cuando se piensa que la caída de símbolos y todo eso bla bla bla, es producto de la decadencia de la humanidad, es culpa de nosotros los seres humanos, nosotros que nos alejamos, por lo tanto nosotros hemos sido decisivos en la historia y nosotros podemos cambiar la historia, la historia al fin y al cabo es una cuestión de conciliarnos entre nosotros.


Giegerich no piensa así, indudablemente no piensa así. Giegerich cree que la historia está más allá de nosotros. No quiere decir que no tengamos que ver con la historia, no, no la decidimos. Vaya, yo creía que yo estaba mal pero cuando oigo a algunos me consuelo, mal de otros consuelo de tontos. Je je je, porque ¡wow!, miren lo que me pone eso, a mil eh, en tu mente, come hierbas, no se qué, je je je.


Comentario del público.


Aaah, ¿cómo?, bueno, yo llevo tres meses y te cuento que es peor. Bueno, no empecemos. Dice...¿entienden lo que está diciendo,¿no?...


...incluso si Jung ocasionalmente estaba listo para afirmar que “estoy convencido que el creciente empobrecimiento de los simbolos tiene un significado”, lo que implicaría que hay un desarrollo necesario en la historia de la alquimia del alma, y por lo tanto del alma, y no nuestro hacer, sin embargo su posición dominante era la de que, era nuestra culpa.


Nuestra culpa, o sea una psicología de la culpa. Sigo.


El problema de este enfoque...


...prepárense...


...es que representa la misma arrogancia del ego que pretende denunciar y que la sumisión humilde al inconsciente es sólo una conducta empírica, una actitud elegida, voluntaria, y acted out (actual, representada) que oculta la pomposidad lógica interior en la propia insistencia en ser algo mayor de lo que uno es en verdad...


¡uff! ¡que crudo! Pero bueno, hay algo de eso. O sea, todos esos que dicen, ¡humillaos, volved a los dioses, empequeñeced, porque el ser humano ha cometido un error! Lo que no se dan cuenta, eso que denuncian, la hibris de la propia decisión, de querer hacer la historia por decretos, y aunque lo que dicen es ¡humillaos!, la lógica de la que operan es la lógica de la pomposidad de quien se cree en posición de diagnosticar lo que debe ser. O sea, no se practica en la manera de pensar la humildad que se predica como contenido del pensamiento. El contenido del pensamiento es ser humilde pero la forma del pensamiento no tiene humildad alguna. ¡Es fuerte esto! Dice...


...de ahí que la humilde sumisión al inconsciente por ejemplo, es sólo una conducta empírica es decir de hecho, no una necesidad la lógica del pensamiento, no, algo que se elige que de hecho no puede volverse humilde, pero es una actitud externa, actuada, que oculta la pomposidad lógica interior de la propia insistencia en ser algo mayor de lo que uno es, es la insistencia en ser un actor en el drama divino. Los hijos del Sol, el Padre, como los indios pueblo, o el anciano hijo de la Madre...


...son todas frases de Jung, el anciano hijo de la Madre...


...o el anciano sabio, el viejo sabio, que siempre ha sido y siempre será, como el mismo Jung. Es la insistencia en una vestidura metafísica o mítica que nos dé un estatus superior.


Comentario del público.


Pero es verdad. Por eso es fuerte, je je je, si, si. Si pero es verdad.


La primera opción por lo tanto, la interpretación negativa del cambio fundamental del mito y la metafísica, hacia la humanidad no resulta operativa.


¿Porqué? Porque se auto contradice. Porque lo que dice, es lo que niega al decir.


Así que en parte hemos conseguido que mucho se aclare. Tenemos que volvernos ahora a la segunda opción, es decir, a dejarnos ser ubicados por el proceso del alma en la situación que está siendo . Tiene que enseñarnos cómo interpretar nuestro proceso.


O sea la segunda opción dice...


...estar colocado más allá donde tú quieres estar en...


...no digo tú como personal, eh, no es yo, ¡todos nosotros!, el ser humano, no yo. El momento que nos toca vivir a cada uno, no a mi ni a ti. No es ni mío ni tuyo. Nosotros le pertenecemos, nos guste o no. Entonces, aceptar que estamos en el tiempo, en la fase que nos toca, no en la que queremos, en la que nos toca. Y que es una fase de un proceso del alma y que es el alma, en su fase, en su proceso, la que tiene que enseñarnos a interpretar la situación en la que nos hallamos. ¿Se entiende o no? No es tan difícil, será que yo me detengo mucho en cada palabra. Además si lo leo de un tirón resulta más fácil. ¡A ver, de un tirón!


La primera opción, una interpretación negativa del cambio fundamental del mito y la metafisica, en la humanidad no funciona, con ello hemos aclarado mucho. Tenemos que volvernos a la segunda opción, es decir, a los procesos del alma en la situación que es, tiene que enseñarnos el alma cómo interpretar nuestra situación. Simple. No hay mucho más. Y de ahí se abre el siguiente parágrafo que es.


La idea de Jung sobre la muerte de los símbolos


Ven cómo él muestra que en Jung había una contradicción. En Jung no, claro que predominó la actitud de rescatar el pasado, eh. Pero hubo momentos en que el mismo Jung decretó que los símbolos morían y que respondían a una necesidad. Así que en Jung se encuentra todo, esta es la grandeza de Giegerich, de romper la interpretación monolítica, yo siempre he dicho que Jung era una obra en construcción toda su vida, no un sistema acabado. El Opus, como si fuera una gran roca, es mentira, no hay tal Opus, hay una serie de visiones que se van negando, se van cambiando, mientras el hombre estuvo vivo fue descubriendo cosas, no está terminado, se terminó porque se murió pero el pensamiento en si no es un sistema acabado. Sí es cierto que hubo insistencia en una fase de estas, pero eso no acalla que en otros momentos destacó otra fase.


Comentario del público.


No, un pensador raramente es consciente de sus contradicciones, porque las contradicciones se ponen de manifiesto en la historia. Ni tú mismo sabes la implicación de todo lo que ves, la implicación de toda esa visión se pone de manifiesto en la historia. Ni Platón podía preveer lo que el platonismo contenía. Son los siglos de despliegue, no el leerse un libro solamente, no, no. Es la realidad la que pone a prueba el pensamiento de Giegerich. Ahí tienen la retorta alquímica de la realidad. O sea que ni un pensador puede darse cuenta de todo lo que contiene su pensamiento porque se desarrolla en la historia, y da, por eso mismo, cuando interpretamos el modus cristiano, que el logos se haga carne, quien lo escribe puede no tener conciencia de lo que está diciendo, porque lo que está diciendo no es lo que quiere decir sino lo que la historia pone de manifiesto. La historia no es algo accidental, es el taller donde se vuelve explícito y adquiere sentido el enunciado y a lo que sin él, la encarnación del tiempo es pura abstracción. ¿Se entiende esto?


Por eso mismo es que no se puede anticipar el futuro. No es mecánico, no está preconfigurado, es creativo. Es, arrastra un herencia sin duda, pero las formas que toma son novedosas. No se puede decir de antemano, va a ir por aquí, por aquí y por aquí. Porque te sorprende, ni uno mismo puede llegar a abarcar las ramificaciones, la conciencia de un momento dado llega hasta donde llega ese momento. Pero no puede llegar más allá del estado actual de conciencia. Pero el estado actual de conciencia ya es superado por otro. No puede ver su propia superación, digamos desde la Nigredo no puede anticipar la Albedo. ¡Claro que desde la Albedo puedes hablar de la Nigredo! Pero no de la Rubedo. Y si la anticipas, lo que anticipas, no es, porque estás en un estadio y todo lo que imaginas pertenece a este estadio, el otro es la muerte de éste, por lo tanto es inimaginable. Quiere decir que no lo van a ver, por inimaginable, como tal. ¿Se entiende esto?


Por eso para atrás se pueden leer las cosas, para alante es difícil pero sobretodo hay que aceptar según Giegericha, que el presente nos enseñe. Hay que aceptar. Esto se parece mucho a la lucha antigua entre padres e hijos, fíjense por donde Giegerich, perdón, Hillman, que se identifica con el púber, con el niño poético, con la parte fresca en uno que quiere jugar, que no se aferra a...y que juega a la polémica con Giegerich, como lo he leído aquí en este curso, no me lo invento, a identificar a Giegerich con el principio saturnino de la forma, del análisis, de la exigencia, devora a sus hijos, Saturno, etc,...según cómo lo mire, eso está en él, porque es el pensamiento de Giegerich que ya se acordaba cuando éramos jóvenes, no sé si, ahora ya es, yo creo que si, pero ya en mi época mis padres que veían todo avance como era lógico, mis padres eran muy mayores, como abuelos, todo avance como una decadencia y nosotros nos reíamos,...¡rock! ¡qué ruido!...y nosotros todo el día, el rock, ¡si!, claro, lógicamente, si, ¡apague ese ruido, ese ruido!, y entonces tú los veías viejos porque su idea de música se había quedado tan estática en unos boleros y unos tangos, que no es que no fuera música, ellos no podían captar la música, se habían quedado en un ideario antiguo, es cierto, esa era la idea. Y efectivamente así fue, el rock no era un capricho, eran los años cincuenta y sigue vivo en el dos mil y pico, o sea, era como una fuerza mayor. No era un capricho, es que no lo era. Pero bueno, los viejos, porque se habían quedado viejos ellos, no porque lo fueran, no. La vejez del pensamiento vé todo desarrollo como una decadencia. En este sentido el joven ¡es Giegerich! ¡No Hillman! ¿Eh?


Comentario del público.


Si, si, si. Y aquí, si lo miras desde aquí el viejo Hillman a pesar de que juegue con el púber. Porque se adhiere a los antiguos dioses y decreta que estamos en una época que tiene que ser cambiada, que es una época decadente y hay que volver a los antiguos dioses, y hay que dar valor y belleza y justicia y hermosura a un mundo que ha perdido el alma y tenemos que luchar para que retorne el alma al mundo, como que sola no retorna, je je je,...¡tenemos que!, ¡eh!,...y entonces somos actores en el drama divino de la historia,no actores, ¡somos protagonistas, eh!...No, es que para Giegerich ni siquiera en ese drama el hombre es ya un actor, ni siquiera ya es un drama, eh, ha cambiado el sentido. Y en cambio Giegerich es el que...acojamos lo que toca, es interesante, es fascinante, si te abres. Y en lugar de criticarlo porque no es lo que hubo, te sorprendes de adónde te lleva. Entonces aquí, el joven, el fresco, ¡es Giegerich!, y el carca, el viejo, ¡es Hillman! Si, todo depende de cómo mires y desde dónde mires. En cambio Hillman, en la carta que vimos, no tenía ningún reparo en decir, veo en Giegerich una cosa saturnina, cortante, aah, tan racional, tan logos que manda, aah...mientras él,...yo juego en el Dionisio que desaparece, la retórica, el Eros, y logos, y si, que pipipin...y de repente hace ¡flup!...y cuando miras, si, pero entre las dos posiciones, Hillman representa la adherencia a lo que fue. Giegerich representa la humildad de querer aprender, de dejarse enseñar, de lo que está siendo. Y por lo tanto el reconocimiento de que ya no sabemos lo que tiene que ser. Hay un, no como individuos, eh, sino colectivamente. Bueno, no me va a dar tiempo, ¿qué hora es? He de empezar con algo nuevo, pero sólo me quedan veinte minutos.


Ah si, voy a comentar algo. Adelantar algo.Tiene tela esto, y no vamos a poder ver todo, se nos va a acabar el seminario antes.

La pasión de Giegerich, de la psicología como él la ve, no está en las decisiones de las personas ni siquiera está en la cuestión personal, en este sentido para Giegerich el individuo como categoría psicológica está obsoleto. Se pasó la época, la del individuo, hubo un tiempo, el tiempo en que se creía que tu realización realiza el cosmos. Tú, sé tu mismo y el mundo está siendo a sí mismo, eso fue un tiempo, un tiempo que pasó, y era un tiempo muy antiguo porque la conciencia del individuo como vimos en la clase pasada, viene desde hace ya cuatrocientos años, fue la Modernidad la que descubrió el valor del individuo, no nosotros, nosotros ahora, a pesar de que nos querramos valorar, estamos en un tiempo que va hacia otro lugar, ¿no? Para Giegerich, donde está la acción, digamos así, ya no es en el individuo y en su conciencia de ser individuo, ni mucho menos, está en otro terreno. Eso no quiere decir que es separado completamente, sino que hay una relación dialéctica. Pero cada vez que se pone el énfasis en la realización individual se está en un ámbito que hace imposible la percepción de la dinámica del alma. Cada vez que la gente insiste en lo que podemos hacer para que el alma vuelva al mundo, lo que debemos hacer, cómo tenemos que interpretar, ¿desde dónde?, ¿qué nuevo matiz?, ¡nosotros crearemos!, en este mismo momento estamos poniendo de manifiesto que no confiamos en el proceso. Y que creemos que sabemos lo que tenemos que hacer para que sea ¡lo que pensamos que tiene que ser! ¿Se entiende esto?


Aunque lo que pensemos sea ¡ser humildes!, pero estamos decidiendo lo que se tiene que ser para llegar a ser humildes, es decir, la humildad está al final pero no en la manera de hacer. Es lo de siempre, es lo de siempre. Por ello esa actitud de, que más adelante veremos, ¿no?, de postergar el futuro, es una especie continua de demora que el efecto que tiene es colocarnos siempre en una actitud pasiva, porque esperamos que ocurra y por lo tanto, de hecho lo que hacemos es abandonarnos a la espera. No es afrontar colectivamente, no individualmente, el tiempo que está siendo vivido como un tiempo de acción y no como un tiempo de aguarde de una eventual acción. Lo importante no es lo que haremos sino lo que se está haciendo mientras nosotros esperamos a que se haga lo que se haga. Se entiende todo esto ¿no?


Ahora bien, ¿dónde está esa acción? Voy a sintetizarlo. No está en los periódicos, no está en la política exterior, no está en la tecnología exterior, no está. Todo eso es exotérico, no sería psicología, no tiene nada que ver con la intención. Donde está la acción es en la conciencia. No en la conciencia individual, ya no existe más la conciencia individual, ¿se entiende esto? No en la conciencia de Pedro o en la conciencia de Luis, no, esas conciencias ya no nos interesan, es la conciencia del ego de Pedro, ¡no! En la captación que hay de lo que sea real en un momento dado. Que no es nunca elección de un grupo. Sino que es proceso inevitable de una transformación histórica. Donde está ocurriendo la historia es en el nivel de la vida lógica del alma.


En esa continua retorta llena de pasión y de fuego que está cambiando la percepción del mundo y la percepción del hombre en él. Que está dentro y sin embargo está fuera. Que en realidad nos tiene a todos, nos contiene, como el alma objetivo, no es una cuestión subjetiva pero toda subjetividad se encuentra atrapada en ella, de la que no hay salida porque no hay fuera de esa conciencia. Incluso cuando dices fuera este fuera está visto desde esa conciencia y por eso aparece como fuera. Cuando te imaginas un fuera que no es reflexionado sigue siendo una colocación de un sujeto que se imagina un objeto independiente de un sujeto, eso sólo es posible desde una colocación del entendimiento. Todo, por lo tanto, está contenido en una estructura viva que se mueve, lo que era lógico en un momento ha dejado de ser en otro. Es ahí donde está ocurriendo la transformación.


Cuando Giegerich ya habla de que nace el hombre, deja de ser el niño. No es una cuestión de que, ¡tenemos que crecer!, ¡nosotros lo haremos! No, no. Es una inevitable consecuencia muy a pesar nuestro de revolución de la conciencia, por la cual ya no hay dioses. Por supuesto que individualmente uno puede tener sus dioses, como su religión, pero en el hecho de que ya no hay dioses como agentes, implica algo terrible para lo cual, aunque el alma colectiva de la humanidad lo sabe, ¡los hombres concretos no queremos saberlo!, porque implica una terrible responsabilidad y es que ya no tenemos adónde apelar, porque está en nosotros. A través de nosotros y más allá de nosotros no hay papá ni mamá que vayan sacando las castañas del fuego. El hombre ya no es más la criatura contenida en unos poderes que decidirán para bien o para mal, ¡está solo!, no solo con su pequeñez, pero con un enorme poder. Pero solo. Y ese es el estadio en que está la conciencia colectiva aunque la conciencia en cada cual de nosotros y la industria en esta época se obstine en acunarnos en un estado infantil todavía, que nos mantiene alejados empíricamente de donde ya está el alma activamente. Es traer a casa la conciencia de lo que ya hay, no provocar nada nuevo. ¿Se entiende lo que está diciendo?


Hay una magia, no magia, hay algo apasionante que está vivo, que está en acción todo el tiempo pero que a su vez puede ser ¡aaahg!, claro, claro. Pero esto no ha sido la decisión ni de Juan ni de Pedro, ha sido un proceso que ha tomado miles de años en gestarse y que está en acción en este preciso momento. Y que está obligándonos a pesar nuestro a tener que entrar en fases y en etapas que más allá de nuestro entendimiento personal, que tú lo entiendas o no lo entiendas, que a tí te guste o no, forma parte de la dinámica del alma. Si lo quieren mirar míticamente es el proceso por el cual se está produciendo la encarnación del espíritu, pero la encarnación del espíritu se está produciendo en el alma. Ya lo sabía, estaba contenido en las primeras ideas cristianas, es del alma que nacerá este hijo. Pero ya no será como el hombre que es pequeño ante dios, y que hay un dios y un hombre, sino que será este nuevo ser, y previendo lo que sea, acabas de intuir, sobretodo cuando lo miras con los ojos...de la antigüedad, porque ya no hay dios fuera, no es ni un dios ni un hombre frente a un dios. Sigue siendo un hombre evidentemente pero ya no tiene un dios fuera, que ya no está separado de aquello, que puede en su conciencia subjetiva estar separado, pero que lo que opera es un daimon poderosísimo. Lo cual implica una enorme responsabilidad, que en última instancia puede llevar al fin de la humanidad. Y si, se puede acercar, se puede acercar el fin de la naturaleza, cosa que al alma le interesa un pepino. Pueden pensar como egos o como no-egos, pero que lo que mueve por lo tanto no serán nuestras decisiones individuales, y sin embargo nuestra comprensión de lo que hay, no puede cambiar lo que hay, pero sí puede darle el alma, no darle, otorgarle, reconocerle, intuir, apreciar el alma, lo que de otra manera puede parecer brutal e inanimado. ¿Se entiende esto?


Sí que asusta. Cuando los gnósticos, que es la base de la alquímia según el mismo Jung, le envían al hombre, de regalo divino, los dioses, el vaso hermético...así lo cuenta la tradición alquímica, el vaso hermético fue un regalo de los dioses al hombre...que fue el regalo de la femineidad, lo que más adelante será el cáliz, el divino cáliz de...fíjense que ahí ese vaso que lo contiene todo, ese vaso transparente dentro del cual luego el alquimista, se va a transformar en la retorta de todas las operaciones, y que el vaso es perfecto justamente en tanto que es transparente, la única condición del vaso es ser contenedor, claro para imaginárselo tiene que tener forma pero el vaso ideal no tiene forma sino que es puro contenedor que ¡no tapa! y que sólo sirve para recibir algo. La forma ideal del vaso sería su carencia de forma, su absoluta receptividad negaría que tenga forma, no es otra cosa que ¡la conciencia!


Claro que tarda la humanidad en darse cuenta de que este vaso está virgen en la cual se encarnará el espíritu, no es una persona aunque en un momento tuvo que ser vivida personalmente, el momento mítico de la humanidad, donde el ser humano veía, pero no veía un rayo y un dios, el rayo era una persona...nosotros ya no podemos ver así, sabemos que es una descarga eléctrica y que jugamos e imaginamos a una persona, pero a pesar de que querramos o no, sabemos que es eléctrico, no hay nada que hacer. El hombre primitivo que es mucho antes de Homero, que ya no era mítico sino teológico, no veía un rayo y una persona, no, ¡el rayo era personal!, era la expresión de la persona. Es cierto que este vaso hermético es vivido originalmente como una diosa que desciende, pero cuando se llega a una visión más religiosa y metafísica, deja de ser una persona para traducirse en un símbolo, la búsqueda del cáliz. Pero cuando ya se ha llegado a una edad metafísica, ese, esa pura receptividad no es sino la conciencia, o el alma ¡que lo contiene todo! Nada existe si no es porque está contenido en el alma, nada es real si no está contenido en el alma. Es el alma la que hace la realidad de las cosas, cuando hablas de que el mundo es mundo, es porque es mundo para el alma, es mundo para una lógica que lo percibe. Es mundo para un entendimiento, no hay un entendimiento fuera del mundo y un mundo fuera del entendimiento. ¡Se hacen a sí mismos! Es ahí donde está la acción. Y eso quiere decir, está en nosotros, si, pero fuera de nosotros, nosotros estamos dentro de esa acción. Y esa acción está operativa aquí y ahora mismo. Es probable que alguien que tenga veinte años aún no lo pueda ver pero los que tenemos una cierta edad hemos visto lo que ha cambiado en cincuenta años el mundo, y es impresionante cuando recuerdas lo que fue, ¡ha cambiado mucho!


¿Y qué es lo que ha cambiado? ¿el fuera?, no, no sólo ha cambiado el fuera, ha cambiado la manera de definirse la humanidad. Esto que mencioné en la última clase, hombre, mujer, padre, madre, raza, todas estas ideas que parecían tan autónomas, se han relativizado un punto. Eso no es ni bueno ni malo, se puede hacer una valoración ante lo que ocurre, porque esta valoración dependerá de, a qué partido te afilies, pero lo que parecía tan sólido e inamovible, en pocos años se ha relativizado. Y al volverse relativas las ideas, no es que la realidad haya perdido sentido, se ha diversificado, se ha pluralizado, se ha liberalizado también. Esto no sólo pasa en el término de la propia vida, la propia vida es la que pasa pero esto sigue en marcha. Y ahí está la acción y no en otra parte, y todo lo que llamamos política, economía, ciencia, religión, etc, son expresiones, síntomas y manifestaciones de esta vida que está ahí. ¿Se comprende esto? Y que está ahí y está allí y está...bueno, voy a leer un poquito más...


...la idea de Jung de la muerte de los símbolos...


...bueno, otra cosa importante, importantísima, dice...


Como modelo para la línea general de tal interpretación...la segunda...podemos apoyarnos en una concepción de Jung muy diferente sin embargo, que parece más bien aislada en su obra y no haber tenido consecuencias para su pensamiento ulterior...


...o sea, no sea que predominó pero está en Jung...


...en su enfoque de los símbolos que se encuentra en la sección “definiciones de tipos psicológicos”...


...”tipos psicológicos” se tradujo en su momento en... en dos volúmenes y en el segundo al final venían las definiciones, que era super interesante, era más interesante que la obra en realidad, donde venía qué entendía por alma, por símbolo, por tipo, por intuición, por pensamiento, por yo, era como un diccionario, ¡sombra!, una definición, ¡alma!, uuum. Si, fundamental, “tipos psicológicos” es una obra importante...


...en la sección “definiciones de sus tipos psicológicos” Jung escribe...


...lo cita..yo voy a traducir la traducción que hace Jung, eeeh, Giegerich, que es la traducción que hace Giegerich del original alemán, eh, dice, escribe Jung...


En tanto un símbolo sea una cosa viviente, es una expresión para algo que no puede caracterizarse de otro modo mejor. El símbolo está vivo sólo en tanto está preñado de significado. Pero una vez que su significado ha nacido de él, una vez que se ha encontrado una expresión que formula la cosa buscada, esperada o adivinada, aún mejor que el símbolo hasta allí aceptado, entonces el símbolo ha muerto. Es decir, sólo posee significación histórica. Podríamos continuar hablando de él como un símbolo bajo el supuesto tácito de que estamos hablando de él como era antes de que hubiera nacido de él la mejor expresión. Para toda interpretación esotérica el símbolo está muerto porque el esoterismo ya ha dado, de manera muy ostensible, una expresión mejor, por lo cual se vuelve meramente el símbolo, en un signo convencional para asociaciones que ya son más conocidas y más completamente, en otro contexto. Sólo desde el punto de vista exotérico...dice Jung... el símbolo es una cosa viviente”.


O sea que una vez que yo se, o en el colectivo ya sabemos, que esto quiere decir todo aquello que sabemos, esto está sólo como un testimonio de lo que fue. Cuando está vivo, ¡aaahhh!, no se puede decir lo que quiere decir, está tan vivo, tan evocativo, que es intraducible. Pero cuando ya se ha traducido, porque dió de sí, eh, no porque yo saqué del símbolo, no, no, el símbolo mismo ¡parió! históricamente su significado, ha quedado como una cáscara que tiene valor histórico...


Comentario del público.


...si, si, en este mismo artículo es cuando Jung habla de las diferencias que hay entre símbolos, lo puse en el artículo “símbolo”...distingue entre símbolo y signo...y dice, un signo es algo que ya sabemos lo que quiere decir, en cambio un símbolo es la mejor expresión para lo que quiere decir, porque aunque yo lo quisiera decir, nunca estará mejor que en el símbolo. Ahora, cuando ¡ya! puedes decirlo de otra manera, el símbolo se ha vuelto un signo de aquello que ya dices de otra forma. Eh, y así. Volvemos ahora a Giegerich.


Aquí, por lo que respecta al significado de un símbolo, Jung opera con la imagen de la preñez y del nacimiento. Y por lo que toca a la interpretación del símbolo, con las ideas de las perspectivas exotérica y esotérica. El símbolo es sólo la forma embriónica e inacabada de un significado dado. En tanto el símbolo está vivo su significado aún no ha nacido, no ha visto plenamente la luz del día. El nacimiento del significado a la vez significa la muerte de su forma embriónica anterior, es decir, la muerte de la forma del símbolo, y significa que su significado ha recibido una expresión mejor. La muerte de un símbolo en tanto que equivale al nacimiento de una formulación mejor de aquello de lo que habla, no significa que deba enfocarse como una catástrofe intolerable, es una transformación que con certeza va acompañada de una pérdida, pero que en última instancia es una ganancia, un progreso. Así como en el caso de la preñez biológica, al nacimiento.


Está claro que cuando nace el niño no es una pérdida, una desgracia, pero algo se ha perdido, el estado de preñez, pero nada más, pero el niño ha nacido, que es una ganancia y no una pérdida. ¿Se entiende lo que está diciendo? Porque el mismo Jung hizo esta imagen. En cambio otros dicen ¡noo! porque es una pérdida, que era mucho mejor el estado del símbolo, ooh, que pena, que es una decadencia, que el símbolo muera. Bueno, dependerá. Entonces dice...


Así es precisamente el destino del significado, nacer a partir de su forma de mera preñez original, es decir, nacer de su estado de implícito y hacerse explícito, o lo que Hegel llama, “en sí”, y que en alemán se dice......”ser en sí”...pero todavía no ser, dirá Hegel “para sí”, por ejemplo, un niño “en si” es un hombre, pero todavía no es un hombre “para sí” y “por sí mismo”


Pero lo es en sí, en si es su potencial. Si, pero cuando se ha vuelto actual ya no es más potencial. En si, es una cosa, pero para si, o por si, es otra cosa. Esto ya en terminología hegeliana, eh.


El movimiento de la mente que interpreta, en cambio, es el opuesto del movimiento del significado. En tanto que el significado aún está oculto en el vientre del símbolo...o sea, mientras que el significado está aún oculto en el vientre del símbolo...la mente lo ve o adivina desde fuera, esto es lo que Jung llama el punto de vista exotérico de la mente. El nacimiento del significado a partir del símbolo va de la mano con la iniciación de la mente en el significado, de modo que entiende el significado “desde dentro mismo” y es plenamente consciente de él. El significado se ha vuelto así explícito, comprendido conceptualmente, es decir, la perspectiva esotérica, lo cual sin embargo equivale naturalmente a la pérdida de su mística. Se ha vuelto por lo tanto des-mitologizado y des-sacralizado y ahora es meramente un contenido común de la conciencia. Como diría Jung, se ha vuelto un signo convencional y ya no es un símbolo. De modo que tenemos que entender que la adentridad en el significado, es decir, cuando el símbolo viviente aún está meramente preñado por su significado, es un punto de vista y un punto de vista exotérico son descripciones de la misma situación, desde lados opuestos.


O sea, cuando el símbolo está vivo, la percepción es exotérica, es decir, se lo ve cómo es y eso basta. Cuando ha parido, hay una total comprensión, está integrado en uno, lo dice, y entonces el símbolo como tal ya no lo es, ya es un signo. Es una cáscara. ¿Se entiende lo que está diciendo? Y es muy cierto, esto también va a ser un ataque poderoso al tradicional esoterismo. Este pasaje, no, perdón.


De modo que tenemos que entender que este pasaje acerca de los símbolos es uno de los raros momentos en que Jung se eleva a un verdadero pensamiento dialéctico en términos de una superación hegeliana. Jung habló aquí de la historia o el destino del significado de los símbolos individuales. En el caso de la muerte de un símbolo individual a través de la transición de la conciencia de un punto de vista exotérico a uno esotérico, podría ocurrir que esta pérdida fuera compensada por la emergencia de un nuevo símbolo, que está preñado con un significado diferente de modo que aparezca una nueva fascinación. Esto es lo que de hecho ha ocurrido en la historia muchas veces, ha habido numerosos periodos de crisis cultural en que los viejos dioses o símbolos habían perdido su convicción y los nuevos todavía no habían fascinado a la gente, pero iban emergiendo lentamente. Estos tiempos de transición fueron tiempos de sufrimiento empírico...


...empírico quiere decir, de hecho, no lógico eh, no necesario pero de hecho...


...fueron tiempos de sufrimiento empírico y temporal por la pérdida de significado, mientras que la adentridad lógica fundamental continuaba incluso a lo largo del periodo de su ausencia empírica.


¿Entienden lo que dice, no?


Este tipo de cambio y de problema podría compararse a la inquietud durante una mudanza, cuando uno ya no está en la casa antigua y todavía no se ha mudado a la casa nueva.


Pero todavía uno siente que hay casa, ¿no? Eso es cuando muere un símbolo concreto, pero una cosa muy distinta es cuando muere la etapa simbólica, cuando muere el modo simbólico de conciencia, ¡no, un símbolo! pero el modo simbólico aún existe, sino cuando desaparece, ya en la transición de un opus, de una fase de la obra a fase. ¿Se entiende lo que estoy diciendo? Dice...


...pero ahora, cuando transferimos lo que Jung dice acerca del símbolo individual, a nuestro tema, la cuestión del significado en la existencia humana como un todo, nos vemos enfrentados a una ruptura histórica de un carácter y orden de magnitud enteramente diferente. El cambio ya no es comparable a una mudanza que, al no ser más que un cambio de lugar o de entorno, no afecta directa o esencialmente a la identidad de la persona que se muda. Ahora, es más como la transformación en la pubertad, cuando hay un cambio fundamental en la identidad y la re-definición de la persona misma, de niño a hombre o mujer, respectivamente. La casa puede quedarse igual, lo que aquí por así decirlo es reconstruido, es la persona misma dentro de la casa, de repente se despierta en la misma casa que no ha cambiado pero ya no es la misma persona...


...¿entienden la diferencia que hay?, eso es, cuando un símbolo muere y nace otro, pero en cambio el salto de una etapa de conciencia a otra, es más como el cambio que ocurre en uno y no en el afuera de uno...


...la noción de cambio se ha sublimado, se ha reflexionado, se ha reflejado, se ha interiorizado en sí misma. El cambio aquí ya no significa loco-moción...(loco=lugar, moción=movimiento)...o sujeto-substancia que permanece intacto...


...como cuando yo me voy de una casa a otra, yo estoy intacto, cambia la casa...


...sino que ahora aquí el cambio significa transformación interna, alquímica por tanto, de esta substancia o del sujeto mismo. La noción, la idea, ya no es actuada exteriormente, ya no es revisada en el nivel conceptual sino que es...interiorizada, o como dirían los junguianos, integrada en la conciencia. El movimiento ha traído a casa completamente aquello que previamente sólo se movía alrededor.


Esta idea de traer a casa también es muy hegeliana, eh. No hay otra manera de decirlo. Así, uno, la conciencia colectiva llega a afrontar lo que estaba ahí pero no se reconocía, llega a casa, ¿no?


Pues el símbolo del que estamos hablando ahora es el significado como tal, Significado con una S mayúscula.


Recuerden que estamos hablando del significado de la vida, no del significado de un símbolo, en este artículo, eh.


El símbolo del que hablamos aquí es el significado como tal, con S mayúscula. Es el mito, es la vida simbólica, es lo imaginal, es la religión, son las grandes narrativas. Y no, este mito, o esta religión, o esta gran narrativa, o este significado, sino el mito y la religión pura y simplemente. Es el Significado en su conjunto por lo tanto. Y el significado con minúsculas que ha nacido a partir de este símbolo...es decir, el Significado con mayúsculas...es el Hombre mismo, es la conciencia como tal. Es la existencia humana a gran escala.


Esto que estáis oyendo es muy fuerte, eh, yo ya lo anticipé. O sea, finalmente, un símbolo puede morir y nacer otro, pero el nivel de conciencia simbólica sigue, pero cuando muere este plano de conciencia lo que hasta entonces fue un símbolo, ha dado su fruto y produce una transición, ¿no? Se cambia. Esa transición que ha generado la muerte del símbolo, que se ha realizado en la conciencia mítica y simbólica, que ya no puede volver a ser más, ¡es el Hombre! ¡es la conciencia humana! O sea que en el momento en que podemos ser conscientes de la conciencia, ¡los símbolos han muerto, como tales! Y ha nacido la conciencia. Y cuando podían estar vivos los dioses, lo que no había era conciencia de la conciencia. Todo estaba alli, y era, era así, no es que estaban equivocados y nosotros estamos mejor. Era así. Todo tenía su propia vida, su propio qué, y uno no era más que un espectador pasivo ante un mundo lleno de presencias vivas. No había conciencia de lo que había allí, lo que había allí, aquello era todo, ¡no había ni sujeto! Por eso uno era un niño en el tejido de la historia. Pero en el momento que surge la conciencia de que hay conciencia, los dioses ya han muerto. Los mitos sólo son cuentos, son bonitas historias para contar, pero ya no están vivos. ¿Comprenden lo que está diciendo?, es muy poderoso lo que está diciendo. Por eso cuando una conciencia que inevitablemente ya ha nacido, adopta la posición de que, vamos a volver a los mitos y vamos a tratar de vivir como siii Afrodita está a la vuelta de la esquina y Zeus en el rayo que veeo, y en el atardecer veo a Febo que se poone. Puedo en el contenido de mi conciencia mencionar a los dioses pero mi conciencia es una conciencia que nace, que vive, porque los dioses han muerto. Y ahora los dioses de esa conciencia son bienes de consumo, ya no son dioses, son elecciones, decoraciones de la casa en que vivo, son elecciones para hacer mi vida más placentera. Ya no son los dioses vivientes, porque cuando los dioses vivían no había conciencia de la conciencia, no había el vaso hermético, estaba todo fuera. Es que no había ni fuera, porque tan sólo se puede hablar de fuera cuando hay dentro. En el momento en que surgió la conciencia de la interioridad y por lo tanto la conciencia de la conciencia, ya estaban muertos los dioses. ¡Ese fue el surgimiento de la conciencia! ¿Comprenden lo que está diciendo?


Esto por supuesto que lo dice Jung, no lo dice sólo Giegerich. Jung dice...es posible la psicología sólo a partir de la muerte de los dioses, de hecho la psicología es donde ahora...dice Jung...viven los dioses...y Zeus ya no habita más en el olimpo sino en la consulta de los médicos, es decir, hoy en día los dioses sólo viven en la psique. Dice Jung...es decir, ya no son los dioses que vivían en todas partes, viven en la psique...es decir, es la psique lo que vive, psique llama,¿no? Bueno, esto es lo que está diciendo Giegerich. Ahora ya termino en este párrafo, eh. Dice...


El significado que ha nacido de este símbolo del Sentido con grandes mayúsculas, es el Hombre mismo o la Conciencia como tal, la existencia humana a gran escala, porque la conciencia que ha nacido de ellos, los mitos como tales, las religiones, los significados superiores a gran escala, ahora sólo poseen un significado histórico, existen aún, pero en el plural y encogidos en el estado reducido de bienes de consumo, es decir, significados muertos. Si, sin embargo, todavía son usados hoy para mantener en la conciencia en su fascinación y para crear así una nueva mística secundaria, un nuevo aura, un nuevo sentido de adentridad, pueden funcionar de este modo porque ahora tienen el estatus de drogas espirituales usadas para aturdir a la conciencia o para provocarle subidones.


¿Entienden lo que está diciendo? Este fue el misticismo de mi generación. Mi generación, estamos hablando de los años sesenta, los que teníamos veinte años en los años sesenta. Y entonces nosotros vivíamos la experiencia espiritual ¡tomándonos una droga!, LSD. Ya lo dice todo. El hecho de que tomaras LSD para vivir la espiritualidad te habla de qué entendíamos por espiritualidad, ¿qué era el espíritu? Lo que era en aquél momento era algo que uno se administraba. A pesar de que estaba investido, en mi época era, uf, era trascendente, era, auuu, bueno, esto era lo que uno se contaba, por supuesto que no cambiaba el mundo. Era el consumo un acto de elección personal de enriquecer tu propia experiencia de la vida, ¡con un subidón!, ¡nada más que eso! Por mucho que luego hablaras de la experiencia de lo divino, de cómo había enriquecido...hombre, evidentemente, la tristeza de la generación de los sesenta es que, ¡no cambió el mundo!, ¡para nada!, je je je, siguió su curso, siguió el curso del proceso inevitable de la retorta alquímica del mundo. Y lo que, una generación se colocara y todo esto, bueno, ha originado, posters con el Che Guevara, canciones de los Beatles que se reeditan todavía, el mito de Elvis Presley que está vivo según cuentan por ahí, y bueno, artículos para que El Corte Inglés venda, y cosas para que se pongan los niños en las camisetas, y si, bienes de consumo.


Y esto es lo que con tanta agudeza está denunciando Giegerich que tuvo veinte años en los años sesenta. Y que fue de esos que en los años sesenta cuando tenían veinte años, experimentaban a dios, porque en los años sesenta hubo muchos otros que a los veinte años ya eran oficinistas toda su vida y lo fueron. Que conste que no todos los del sesenta fueron los del sesenta. Pero no importa. Entonces dice así. Es muy fuerte, vuelvo a leer esto último, eh...


...porque la conciencia ha nacido de ellos, los mitos como tales, la religión en su conjunto, el significado superior a gran escala, ahora sólo poseen significación histórica.


Tienen sentido pero como algo histórico,¿entienden, no? Aún existen, pero en plural. Mientras que antes era “el sentido” ahora son uno de los muchos sentidos con los que se vivió.


Existen en plural y se ven encogidos en el estadio reducido de bienes de consumo, es decir, significados muertos. Si, sin embargo, todavía son usados hoy para mantener la conciencia en su fascinación y para crear así una mística secundaria, un aura, un nuevo sentido de adentridad, pueden funcionar de este modo porque ahora tienen el estatus de drogas espirituales usadas para aturdir la conciencia o para proporcionarle sus subidones. El mito, la religión, las grandes narrativas, como formas constituyentes de la conciencia, tienen que estar muertas.


Como formas, no como contenidos, eh.


Los mitos como contenidos hoy se consumen más que nunca. Pero como estilo de reflexión tienen que haber muerto, porque el nacimiento de su significado, que no es otro que el Hombre, hombre con mayúsculas, equivale al hecho de que la interpretación que el hombre hace de este significado, es decir, su interpretación de sí mismo, se ha vuelto ahora esotérica, en el sentido de Jung, el hombre ahora entiende y se ve a sí mismo desde dentro de su conciencia y por lo tanto, como conciencia, como lenguaje y como el proceso de interpretación de la formación de símbolos. Hasta el límite en que esta interpretación ha dejado afuera el punto de vista exotérico. Los contenidos de la conciencia ahora ya no pueden ser tomados ingenuamente de manera literal, y creídos como objetos por sí.


Es decir, los antiguos símbolos, las imágenes míticos, las concepciones religiosas.


Ya no pueden ser tomados como fenómenos epifánicos primordiales. Sólo pueden y deben verse como productos de la mente humana.


Que es lo que son, claro.


Como signos convencionales y ya no símbolos en el elevado sentido junguiano. De hecho, como significadores, finalmente como letras, como escritura, como lenguaje, que deben ser leídos e interpretados pero ya no pueden ser creídos ni a los que uno puede entregarse ni a los que uno pueda ya en-vol-ver-se.


Colorin colorado, hasta aquí hemos llegado.


Transcrito del audio de 2h 7m 44s por Ferran Ausiró.
































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